El otoño le siente muy bien al Principado de Asturias. Sobre todo cuando se descubren zonas del interior que nos muestran la naturaleza más auténtica e intocable teñida con los tonos rojizos de la estación. Nos adentramos en el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco, con impresionantes estampas de picos y valles, lagunas y cascadas, viñedos heróicos, rica miel y viejas historias de ‘cunqueirus’, los artesanos de la madera que conocen como pocos el alma de los bosques.
La tierra del oso pardo

El oso pardo es también protagonista principal de la zona y salir en busca de su rastro es una de las actividades más demandadas durante el otoño, siguiendo con la compañía de expertos los senderos interpretativos que nos descubren su hábitat natural. El oso se mueve a lo largo de las estaciones en busca de alimento. Los machos adultos pueden llegar a pesar más de 200 kg y pueden recorrer cada año más de 100 km2, desde las zonas más bajas a las montañas, encontrando refugio en los bosques.

También podemos salir por libre. Hay un paseo circular de 4,3 km y dificultad baja (se puede descargar la app de Asturias Tierra de Osos), que parte del Centro de Interpretación de Muniellos y pasa por el pueblo de Oubachu, y discurre por las zonas donde habita el oso pardo en la actualidad. Y nos podemos mover en coche, por la ruta de la tierra del oso que cuenta con paradas estratégicas en miradores. La carretera que lleva al Puerto El Coniu desde Cangas del Narcea es un ascenso sinuoso entre árboles y con vistas hacia Muniellos. En el km 11 encontrarás un pequeño apartadero con uno de esos paneles que te descubrirán las claves de la importancia de los bosques bien cuidados para el oso pardo y el resto de la fauna que lo habita. En el alto de El Capillo se sitúa una pequeña capilla y área recreativa, equipada con otro panel que muestra la evolución de este paisaje y cómo lo utilizan los osos. Desde aquí se tienen unas vistas increíbles sobre el majestuoso valle de Degaña.
Un paseo de ensueño por el bosque de Muniellos
Para conocer el ‘bosque de los bosques’ se necesita una autorización. La entrada a Muniellos está restringida a 20 personas al día. Así que deambular entre robles centenarios es todo un placer y un privilegio que hay que planear con antelación para no quedarnos con las ganas. La reserva del permiso se hace a través de la web oficial del Principado de Asturias.
Y una vez allí, hay que dirigirse al Centro de Recepción de la Reserva Natural Integral de Muniellos, que se encuentra en Tablizas, a orillas del río, en Cangas del Narcea. El Centro alberga una pequeña exposición permanente integrada por paneles y recursos audiovisuales que informan sobre los valores naturales de Muniellos y que nos ayudará a interpretar la flora, la fauna y el paisaje que nos espera en el bosque.

Caminar entre robles centenarios, algunos con más de siete metros de perímetro, es como entrar en un sueño vegetal. Muniellos es el mayor robledal de España y una de las manchas forestales más importantes y mejor conservada de Europa, donde además de robles hay abedules, hayas, acebos, tejos, avellanos, arces y fresnos, y un sotobosque cubierto de helechos. Conserva abundante fauna, entre la que destacan nutrias, corzos, rebecos, jabalíes y también reptiles, anfibios, y todo tipo de mariposas e insectos.

Del Centro de Interpretación parte una ruta que llega hasta el valle glaciar donde se encuentran las cuatro lagunas: la Peña, Grande, Fonda y La Isla conforman un bello e interesante recorrido que apasiona a los senderistas. El río Muniellos o Tablizas, afluente del Narcea, atraviesa todo el bosque, recogiendo las aguas de los numerosos arroyos que se deslizan torrencialmente a sus lados. Hay que ir preparado porque en esta zona de montaña la lluvia está muy presente y la temperatura en las cumbres está por debajo de los 6 grados, y es frecuente que permanezcan las nieves en las zonas más elevadas.
Junto al majestuoso robledal de Muniellos, esta Reserva de la Biosfera atesora otro bosque único: el hayedo de Monesteriu D’Ermu, el mayor bosque de hayas de Asturias. En su parte más alta se encuentran las Fuentes del Narcea, el nacimiento del famoso río.
Aventuras, tradiciones y el lenguaje de los ‘tixileiros’
Degaña e Ibias son un destino soñado para amantes de la naturaleza, el senderismo y los deportes de aventura. Hay multitud de rutas, se puede hacer descenso de canoas por los ríos Ibias y Navia, pescar y llegar a lugares legendarios de la orografía asturiana como el Pozu de las Mul.leres Muertas o seguir recorrido históricos como la Senda Moura, por el valle de Degaña.

El Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias abarca cerca de 560 km2, que además de naturaleza, conservan viva la tradición pastoril y atesoran muestras del pasado que llamarán tu atención, como las pallozas, las construcciones típicas de las brañas asturianas donde ganado y ganaderos convivían en perfecta armonía y que se recrea al detalle en el Centro de la Palloza de Ibias.

Otra muestra de la arquitectura tradicional son los talameiros y cortinos, construcciones de planta circular en mampostería sin cubierta que servían para proteger a las colmenas frente a los ataques de oso. La miel se sigue produciendo en la zona como hace siglos y manteniendo su fama y calidad. Y si quieres ver cómo se produce la miel y sentirte apicultor por un día, aquí puedes hacerlo, es una de las actividades que organizan desde el Rincón Cunqueiro.

Otros pueblos que merece la pena conocer son Bisuyu, cuna del dramaturgo Alejandro Casona; Ḷḷamas del Mouru, por su famosa cerámica negra; los pueblos emparrados como Riodeporcos, Uria, o Alguerdo en Ibias o visitar la fábrica de maderas Virgen de los Remedios en Pambléi (Cangas del Narcea).

Los pueblos de Trabáu y el Curralín en el municipio de Degaña, y Sisterna y el Bao en el municipio de Ibias componen la denominada ‘Terra dos Cunqueirus’. Los cunqueirus eran los artesanos que hacían vajillas de madera (las tixelas) mediante un primitivo torno de pedal, sin motor, y herramientas de corte.

Estos cunqueirus desarrollaron una jerga gremial propia, el tixileiro, hoy casi olvidada y tenían un conocimiento de la madera inigualable: elaboraban todo tipo de piezas para las casas (cazuelas, jarras, escudellas, artesas…) y utensilios para el campo con la madera cortada a su tiempo, en los días de luna menguante, sobre todo. Antiguamente recorrían cientos de kilómetros vendiendo en mercados y ferias, pero ahora sólo podrás conocerlos visitando La Guarida del Cunqueiru, en Trabáu, donde fabrican además instrumentos musicales, como las panderetas, y las famosas madreñas y quien se anime puede probar cómo funciona el torno del pedal. En Tixileiro, el complejo de hotel-restaurante rural de Sisterna, también exhiben una colección de piezas artesanas de los cunqueirus para rememorar este viejo oficio.
Un paraíso asturiano libre de gluten: Cangas del Narcea
Cangas del Narcea es la capital del concejo del mismo nombre, y una de las villas más grandes del Principado de Asturias. Tienes que pasear tranquilamente por su casco histórico para ir descubriendo casonas, palacios y calles llenas de encanto y siempre muy animadas: la calle Mayor, la de la Fuente, la de Arrastraculos o la plaza de la Oliva con su Basílica de Santa María Magdalena. Cangas del Narcea es también la localidad con más puentes de Asturias, y su puente colgante, construido en 1970 sobre el río Narcea, se ha convertido en todo un símbolo. Entre sus fiestas, destaca la famosa Descarga, cada 16 de julio, vinculada a la tradición de la pólvora y los fuegos de artificio. El día de la Virgen del Carmen, al atardecer, el cielo se llena de pólvora durante más de ocho minutos con el lanzamiento simultáneo de cientos de ‘voladores’, un momento que los cangueses viven con gran emoción.

Otra visita muy recomendable es al Museo del Vino, en el barrio de Santiso, que recrea una gigantesca maniega (cesta) en la que se recogen las historia, la cultura y los conocimientos del único lugar de Asturias en el que se produce vino, el mejor acompañante de los platos de la zona. Y hablando de comida, hay que destacar que esta villa se ha convertido en el primer destino certificado sin gluten de España. Y todo gracias al empeño de los vecinos, una población que curiosamente cuenta con un número elevado de celíacos lo que ha provocado que exista una gran sensibilidad e interés por ofrecer productos libres de gluten en los bares, restaurantes, panaderías, tiendas, hoteles…

En la Sidrería Narcea podrás darte un buen homenaje de cocina tradicional asturiana, con recetas clásicas como la fabada con compango de Cangas y acompañada de sidra o vino, como prefieras. En Casa María Luisa tienen fama sus recetas con trucha y el pote asturiano. En la calle Mayor, el Bar Blanco apuesta por actualizar la cocina asturiana sin perder de vista la tradición, sus tapas han sido premiadas en famosos Concursos y solo por probar el bacalao y sus callos, las croquetas de chosco o un cocido asturiano acompañado con algún vino de Cangas (tiene una de las cartas más completa de vinos locales) ya merece la pena reservar mesa.
Los vinos de Cangas, unos auténticos héroes
El vino en Asturias tenía poco que hacer frente a la sidra, la gran estrella de las bebidas y presente en todas partes. Pero, poco a poco, el vino de Cangas se está haciendo con el lugar que se merece. La producción se reduce a una zona muy definida, alrededor de Cangas de Narcea, al suroeste del Principado.
El cultivo de la vid en Asturias es casi un milagro. Su DOP Cangas forma parte del territorio calificado como Viticultura de Montaña o Vinos Heróicos porque se realiza en un paisaje montañoso, abrupto, en fuerte pendiente, son heroicos también porque este puñado de bodegas ha decidido recuperar los viñedos casi perdidos, que fueron arrancados por las explotaciones mineras. En algunos casos ha sido la séptima generación la que ha devuelto el vino a su tierra. Las principales uvas de la zona son albarín blanco, albarín negro, verdejo negro, carrasquín y mencía.

La historia de sus vinos se remonta a la época romana y toma fuerza alrededor del siglo IX, unida a la existencia de los monasterios, que usaban el vino para la liturgia. Las primeras pistas están en el Monasterio de Courias, hoy convertido en Parador (4*), un precioso edificio conocido como ‘El Escorial asturiano’, por su aspecto imponente que puede recorrerse con una visita guiada por el claustro, la sacristía y la espléndida iglesia renacentista que conserva un Cristo románico del siglo XII.

En la actualidad, ocho bodegas están adscritas a la DOP Cangas y la mayoría pueden visitarse para conocer, con la explicación de sus creadores, cómo se consiguen estos vinos tan particulares: Antón Chicote, Las Danzas, Monasterio de Corias, La Verdea, Vidas, Vitheras, Señorío de Ibias y Dominio de Ibias Clalalet.