Una gran encina nos da la bienvenida a la finca Hábitat Cigüeña Negra, en la Sierra de Gata, al norte de Cáceres. Se llega después de abandonar la carretera y tomar un camino de unos cuatro kilómetros que nos adentra, de lleno, en la dehesa extremeña. Allí, la familia ibicenca Roselló ha hecho realidad su sueño de crear una ganadería extensiva de vacuno y cerdo ibérico para surtir de las mejores carnes a la empresa familiar, Carnes March, creada en 1965 en Ibiza. «Mi padre (Simón Roselló) ama la naturaleza y quería crear sus propias carnes, puso sus ojos en Extremadura por las extensiones que tiene y cuando encontró esta dehesa (hace ya 10 años), se enamoró», nos cuenta Marga Roselló, una de sus hijas que junto a su padre y a su hermano Vicent, se encargan de gestionar lo que es hoy Hábitat Cigüeña Negra, una finca ganadera con un precioso hotel rural de 12 habitaciones y un restaurante asador donde se pueden degustar esas carnes rodeados de un entorno natural impresionante.

También recuperaron el olivar de aceituna manzanilla cacereña, «nuestro ingeniero agrónomo, Iván Payo, se encargó de reconducirlo y ahora se cultiva en ecológico, señala Marga, tenemos ovejas que hacen la labor de limpieza y abono y se ha convertido en una de los más bellos de la zona». Además, han levantado su propia almazara ecológica, «donde se elabora nuestro aceite de oliva virgen extra Cigüeña Negra, con la aceituna recién recogida a mano, está incluida en la ruta del Oleoturismo de Extremadura y también hacemos el servicio de la tradicional maquila: los vecinos que cultivan en ecológico y no tienen almazara traen su aceituna y nosotros les hacemos el aceite».

La familia se ha integrado fácilmente en la zona, «nos sentimos ya de Cáceres», adelanta Marga, como lo ha hecho este nuevo complejo mimetizándose en la naturaleza que lo rodea, «no queríamos hacer algo muy llamativo, aprovechamos el edificio donde estaba la antigua casa de la finca y la hemos remodelado para convertirla en el hotel y restaurante pero respetando mucho la arquitectura de la zona y los materiales de aquí, como la pizarra, la madera y la piedra de granito. El olivar es como un gran jardín que rodea el hotel».
Retwagyu, una raza única nacida en Extremadura

La ganadería de Hábitat Cigüeña Negra se creó con la selección de las vacas retintas, los animales se crían en libertad, podemos verlos pastar y moverse mientras paseamos por la finca que alcanza las 220 hectáreas, y el hito que ha marcado la familia Roselló ha sido la invención de la carne retwagyu, «que nace del cruce de vacas retintas, la madre, con padre wagyu (tienen dos sementales), y el resultado es una carne excelente», apunta Marga mientras nos muestra, frente a los animales, la diferencia de cada raza: «la retinta es de color marrón, con grandes cuernos, y la wagyu es negra, con cuernos pequeños y son muy mansos. Las crías de retwagyu son todas de capa negra, aunque alguna presenta tonalidades marrones», recalca.

En el Asador, la carne retwagyu es la estrella de la carta donde también destaca la Degustación de cortes de sus cerdos ibéricos: solomillo, secreto, lagarto y lágrima (20€/persona), las chuletillas de cordero y la paletilla o pierna de cordero lechal asadas. Como entrantes, hay que probar el surtido de embutidos ibéricos Cigüeña Negra, la tabla de quesos extremeños, la parrillada de verduras con salsa romesco o unas ricas anchoas del Cantábrico con tomate rallado y regadas con el aceite de la finca.

La pieza más demandada es el Tomahawk (29€/persona), «es la parte del lomo alto con el hueso limpio, en forma de hacha, de un peso aproximado de 1,5 kg», detallan. Se sirve solo con un golpe de calor vuelta y vuelta y con un brasero para que cada comensal, en la mesa, lo deje al punto deseado. Es una carne jugosa, bien infiltrada, madurada durante 45 días en cámara Dry Age para conseguir un sabor especial. El resto de cortes nobles, como lomo alto y lomo bajo (28€), solomillo de novilla (22€) y el T Bone de Retwagyu (1,6 kg, 32 €/persona), se preparan en la parrilla Elitxu al punto que desea el cliente, y todas se acompañan de patatas fritas, pimientos verdes o pimientos del piquillo confitados y un surtido de salsas.
Un hotel del que no querrás salir… ni falta que hace

El hotel rural, que abrió sus puertas en el mes de agosto, completa (de momento) el proyecto de Hábitat Cigüeña Negra y está decorado con líneas slow design, materiales naturales, minimalismo, paredes estucadas y un mobiliario que invita al relax. Cuenta con 12 habitaciones y suites, repartidas alrededor del patio porticado presidido por una fuente de siete caños, y cada una lleva el nombre de los árboles y plantas de la dehesa que lo rodea: «encina, alcornoque, acebuche, castaño, roble, fresno, pino, jara, tomillo, lavanda, quejigo y madroño».

La Encina es la más especial para Marga Roselló, y no defrauda: una suite amplia y acogedora, con madera en el suelo y el techo abuhardillado, mobiliario rústico de madera y hierro, fibras naturales, una bañera exenta, chimenea, la terraza y un gran ventanal por el que se cuela el paisaje del olivar. Es una auténtica delicia despertarse con esas vistas, el aire fresco y limpio de la sierra y el canto de los pájaros de fondo.

En Cigüeña Negra hay muchos planes para disfrutar de nuestra escapada sin salir de la finca y recargar pilas. En la zona exterior, la piscina queda perfectamente integrada en el paisaje, una ‘infinity pool’ en la que hacer unos largos y después dejar que la vista se extienda hasta el horizonte, más allá de la charca que cuenta con observatorio de aves y donde, además, se puede practicar la pesca sin muerte. Rodeando el alcornoque centenario, se ha creado la barra 360º forrada de corcho donde apetece tomarse una copa. Y para completar una jornada hedonista inolvidable, reserva un tiempo para desconectar en su hamman, con el circuito de aguas y algún masaje relajante.

Desde el hotel parte una sencilla ruta circular por la finca, de algo más de 7 kilómetros, un precioso paseo para embriagarnos de los aromas del campo, observar al ganado que se mueve libremente y contemplar el vuelo de la multitud de aves que habitan la zona, como águilas, milanos y, con un poco de suerte, la elegante cigüeña negra. Por la noche, los cielos son todo un espectáculo que podemos disfrutar con la ayuda del telescopio situado en el mirador del hotel. Y si quedan ganas de hacer alguna excursión, muy cerca están dos de los pueblos Más Bonitos de España, San Martín de Trevejo (a 13 km) y Robledillo de Gata (a unos 50 km). ¡Ah! y, antes de despedirte de Hábitat Cigüeña Negra, entra en la tienda gourmet para hacer acopio de aceite, los embutidos ibéricos y la carne de retwagyu, quesos extremeños y alguna otra delicatessen que han seleccionado para sus clientes.
Finca Dehesa La Granja-ALMAZARA ECOLÓGICA CIGÜEÑA NEGRA
Carretera EX-205, KM 24, Camino de la Granja a 3.7 km
Valverde del Fresno, Cáceres.