Uno de los hoteles más prestigiosos del mundo está en la cuerda floja. Sus propietarios, las empresas Omega Capital, de Alicia Koplowitz, y la cadena hotelera estadounidense Orient-Express han iniciado, a causa de una baja del 8% de la facturación, una estrategia de reducción de gastos que ha comenzado por el despido unilateral de 17 personas sin ningún tipo de acuerdo.
El hotel Ritz no es sólo uno de los establecimientos hoteleros más prestigiosos del mundo, es un lugar emblemático de la capital, un símbolo de elegancia y de lujo pero, sobre todo, el paradigma del buen gusto. Así te lo comunicaban sus empleados cuando entrabas, ¿qué desea, a dónde va, puedo ayudarle? Así se vivía en el restaurante: ¿prefiere esa mesa junto al jardín?, ¿le llevo un poco de asado del brunch? También se percibía en los desayunos llenos de políticos de renombre o en los banquetes, perfectamente organizados, donde competían la discreción y los detalles: desde decoración personalizada hasta la música perfecta. Todo creaba un clima, una atmosféra, en la que los visitantes y huespédes se sentían como en otra dimensión, en otro lugar: en el mejor lugar…
De buen gusto es tratar bien a los que hacen posible «la excelencia». Me gustaría saber qué opina Alicia Koplowitz de las 17 personas despedidas, entre las que están gente que lleva muchos años arrimando el hombro, también saber hasta qué punto 17 personas menos, de un total de casi trescientas, resuelven los problemas económicos de una empresa. Pero claro, a los hijos los aman quienes los paren, los cuidan, los ayudan a crecer y los convierten en importantes, nunca quienes los encuentran hechos y crecidos… Todas las empresas no son fábricas de chorizos (me van a permitir que me exceda de la información) y aunque lo fueran las hacen personas, personas que cada mañana durante la mayor parte de su vida se levantan con el proposito de hacer bien su trabajo para que todo funcione. También me pregunto qué opinará la Reina de España, que confía el servicio de alojamiento de los Jefes de Estado en el Palacio del Pardo a este hotel, incluyendo cocineros, doncellas, mayordomos, etcétera. Qué pensará la soberana cuando al Señor Obama le atienda un camarero de una subcontrata, como las que se estan utilizando para sustituir a los despedidos, encima pagando más del doble de lo que costaban los anteriores. ¿Cómo garantizar la seguridad que hasta ahora se medía con lupa?
Estamos ante un problema global, el hotel Ritz es la última víctima, pero en el mundo editorial, en el informático, en el empresarial en general nos encontramos siempre con el mismo problema: multinacionales compran empresas locales de las que no saben nada y ponen en ellas directores que ni conocen, ni saben, ni aman… Y el amor, la pasión y la dedicación son tan importantes o más que los master en Oxford, que algunos tampoco los tienen. Cuando despides a una persona que lleva luchando por una empresa veinte años, el resto piensan, y con razón, que no merece la pena seguir luchando. Entonces, los burocratas masterizados, los ejecutivos que han venido de Suiza, Holanda o Estados Unidos (el país es lo de menos), están contentos porque ellos ven números y las personas, sin quererlo, también se convierten en números. A veces merece la pena que un gran coloso como el Ritz muera lentamente, seguramente las cifras cuadrarán para quienes creyeron comprar una fábrica de montaje, pero es una estafa para quienes han trabajado ahí toda su vida, para quienes conocen el nombre y las necesidades de los clientes que viven o visitan el hotel habitualmente, para los que han hecho de ese lugar su familia, e incluso para los que hemos vivido alli momentos memorables de nuestra vida.
Los pasados días 14 y 15 de julio se realizó una huelga en el hotel que fue secundada por más de un 70% de sus trabajadores, dejando muy claro su absoluta falta de sintonía con la actual dirección y el rumbo que está dando a la empresa, especialmente el Director General Anton Küng y la Directora de RRHH, Paloma Arias Perero, quien desde su llegada al hotel parece haberse ganado la enemistad de la gran mayoría del personal.
Vamos a hablar de personas y les voy a dar un nombre: José Criado. Más de veinte años en el hotel Ritz, actual Jefe de Banquetes del mismo, mano derecha en todo lo concerniente a visitas de Estado, tanto las que llegan al hotel como las que se atienden en el Palacio del Pardo. Tiene dos hijos y un equipo de personas a su cargo, muchas de las cuales han despedido, incluso en algunas partidas no ha quedado nadie… No sabe cómo responder a sus subordinados, a los que confían en él, no sabe como pedirles más horas sin cobrar, un esfuerzo extra, que hagan a las doce de la noche paella para treinta y cinco… No sabe como pedirles el más dificil todavía. A él le preguntamos por lo que esta sucediendo, ya que él es testigo directo:
¿Qué esta sucediendo en el hotel Ritz de Madrid?
La Dirección del Hotel ha decido despedir a 17 trabajadores sin causas objetivas ni económicas que lo justifiquen, pretendiendo que trabajadores que llevan 30 años en la empresa se vayan con una indemnización de 20 días por año con un máximo de 12 mensualidades. Esto es de una crueldad sin precedentes en el Hotel y en la hotelería madrileña.
¿Hasta que punto la actual situación puede provocar un descrédito de uno de los hoteles más prestigiosos de España?
Sin duda esta forma de proceder de la Dirección nos acarreará desconfianza y desprestigio puesto que nadie desde la razón puede dar crédito a lo que esta pasando. Se prescinde de trabajadores con una profesionalizada acreditada para sustituirlos por ETTs o por otros que nos cuestan más y su preparación es más bien dudosa.
Desde su punto de vista, como podría resolverse la situación y qué se esta haciendo mal.
Con el dialogo y elaborando un plan de viabilidad y futuro y haciendo participes a los trabajadores y a sus representantes. ¿Qué se está haciendo mal?. No se ha informado de manera previa y las razones y argumentos esgrimidos por la Dirección no son creíbles por nadie.
No es elegante tratar a la gente sin consideración, pero tampoco es legal, hay que tener cuidado con los que siguen prácticando un capitalismo sin corazón: la crisis económica no parece habernos enseñado nada.