El restaurante Huerta Carabaña cuenta con una carta que se cambia todos los días y que dominan las verduras, que se ofrecen junto a tres pescados salvajes y otros tantos platos de carne bien hechos, además de postres exquisitos. Con la posibilidad de medias raciones, comenzamos con un aperitivo que sirve el restaurante a todos los comensales, la Crema de chirivía y las Croquetas de jamón: jugosas y cremosas. Queremos probar todas las verduras y empezamos por las Coles de bruselas con gamba roja y jugo de verduras (20 euros), equilibrio y sabor; seguimos con el Brócoli a la carbonara siciliana (20 euros), un plato que a pesar de que se liga con huevo, es fresco y, a la vez, sabroso. Seguimos con unas Verduras a la brasa con crema de colinabo, chirivía y jugo de pimientos (16 euros) que no se parecen en nada a las verduras a la brasa habituales: hay sofisticación. Me gustan menos las Alcachofas con navajas en su salsa (22 euros), el punto de la alcachofa es casi al dente, pero su textura me resulta algo acorchada; el punto marino de las navajas no lo aprecio en el fondo y encuentro muy desligados los ingredientes.
De segundo tomamos el Pargo Salvaje con crema de coliflor y tartar de tomate rosa (28 euros), el conjunto muy equilibrado, la crema de coliflor perfecta, sin lácteos, exquisita, el punto del pescado algo pasado de cocción, en mi opinión. Excelente el Pichón en Crapoudine con guiso de lentejas (28 euros), muy redondo, el pichón estupendo con sabor, tierno, bien cocinado, rosado, caliente… muy bien hecho (ahora me estoy acordando del pichón de Gastronómika, de los mejores que he probado). Nos traen una tapa de Arroz del Bistro, el restaurante informal del chef que se comunica por la cocina, y nos dan ganas de cruzarla e ir allí…
Pero nos esperan los postres: Peras al vino (6 euros), perfectas, finas, elegantes, con sabor, la fruta en su cocción adecuada y un postre de chocolate con helado, más previsible. El pan blanco e integral correcto, pero se echa de menos que sea algo mejor, más natural, quizá incluso más rústico y con mayor fermentación.
La carta de vinos es móvil, lo que significa que vas a la bodega, los ves, y eliges. También hay vinos por copas.
Me gusta Huerta Carabaña porque ofrece una cocina sana, muy técnica pero a la vez ligera y las verduras, todas ellas de temporada y especialidad del cocinero, son excelentes: tienen textura, color y sabor, y están preparadas con fondos intensos de sabor pero a la vez sin grasa. En mi opinión a la carta le faltan verduras realmente crudas, quizá alguna ensalada y legumbres, además de las servidas como guarnición. El precio medio por ticket es de 45-50 euros, y algunos platos los vemos algo subidos de precio.
Restaurante Huerta Carabaña
Calle de Lagasca, 32
28001 Madrid
Teléfono: 910 83 00 07