Apabullante. Si algo puede definir la muestra, es este adjetivo. Entrando en el Hotel Villamagna de Madrid nos encontramos con Víctor Pascual, presidente de la D.O.C. Rioja, que estaba siendo entrevistado por una radio; un leve saludo con la mano. Una corta y animada conversación con Custodio Zamarra, sumiller del restaurante Zalacaín y una de las mayores autoridades enológicas en nuestro País, y nos adentramos en la mayor exposición jamás vista de vinos de Rioja… ¡Al ataque!
Cerca de trescientas referencias y más de cien bodegas, que desplegaron todos los vinos que han salido de sus instalaciones este año. Desde los «Garantía de Origen» o genéricos hasta los «Grandes Reserva», pasando por Crianzas y Reservas, la cata fue impactante. Colocadas en filas de a cuatro y cubriendo todo el perímetro de la amplia sala, se sucedían las botellas de diferentes etiquetas.
Habiéndonos sido imposible probar todo, no osamos recomendar ninguno de los vinos, ya que sería injusto para el resto. Simplemente decir que La Rioja son muchas Riojas: clásicas, modernas, maderizadas, fructosas, potentes, elegantes, jóvenes, maduras… «Mil y un riojas» decía el subtítulo de esta primera edición del Salón de Novedades de Vinos de Rioja. Cien y un estilos de hacer vino con una misma uva, añadiría yo.
Una gran muestra y unas tendencias claras hacia la excelencia de la fruta en vez de hacia los toques de madera. A fin de cuentas, roble francés lo puede tener cualquiera, pero esas tempranillos, gracianos y mazuelos solo las encuentras en Rioja, y deben ser su elemento diferenciador sin lugar a dudas.