En el mundo de la vida saludable hay que tener claro algunos conceptos básicos; hay nomenclaturas que pueden crear confusión o dar lugar a puntos de partida falsos. Por ejemplo, orgánico=ecológico=biológico. Son sinónimos, y los tres aluden a productos provenientes de la agricultura o ganadería en la que no han intervenido sustancias químicas como fertilizantes, pesticidas, hormonas, antibióticos, herbicidas. Sin embargo, el término «bio» suele utilizarse en algunos alimentos que no son ecológicos, y eso presta a confusión. Hace unos años lo utilizaba una conocidísima marca de yogures como reclamo de que uno de sus productos contenía microorganismos, y que éstos favorecían una función biológica (mover los intestinos). Sin embargo, lo tuvieron que quitar. Por otro lado, hay quienes piensan que «biológico» implica alguna manipulación de laboratorio, cuando en realidad es todo lo contrario. Para evitar estos líos, entre la mayoría de productos sin químicos se está popularizando más el término «ecológico».
Ahora bien, teniendo estos conceptos aclarados, ¿dónde entran los vegetarianos? Como ya hemos comentado en otros artículos anteriores, vegetariano es una opción alimenticia en la que no se come ningún producto de animal sacrificado y si se es vegano, no se come ningún producto de origen animal, sacrificado o no. Dentro de esta restricción, se puede escoger entre llevar una alimentación ecológica o no ecológica. Y por otro lado, puede usted preferir una alimentación ecológica pero omnívora, es decir que consuma carnes, lácteos, huevos, cereales, frutas y verduras pero todo de origen ecológico. Ahí encontramos otra diferencia: ¡ecológico es diferente de vegetariano!
Hace poco emitieron en televisión un documental precisamente sobre estos temas, y se pretendía echar luz sobre lo que era saludable hoy en día y lo que no, aunque en apariencia lo fuera. Por ejemplo un plato de salmón con ensalada parecía un plato de lo más sano, sin embargo contabilizaron los contaminantes del total del plato y lo que en principio era saludable, al final no lo era tanto. Parece que, ante factores como la contaminación ambiental, el estrés, el consumo de medicamentos, la calidad del agua y la falta de ejercicio, la opción más recomendable es cuidar la calidad de nuestra alimentación. O lo que es lo mismo: empezar por consumir ecológico lo más que se pueda.