La etiqueta tiene que ser un sello de garantía y quienes deben de hacer ese seguimiento deben ser las autoridades, y no los consumidores.

Indicios de fraude en algunos aceites de oliva virgen extra

Eva Celada06/12/2010

Las últimas inspecciones realizadas muestran indicios de fraude en algunos aceites de oliva virgen extraLas últimas inspecciones realizadas muestran indicios de fraude en algunos aceites de oliva virgen extra

Desde estas páginas de nutrición y consumo lo decimos con frecuencia: los controles son mínimos y muchas empresas hacen lo que les parece, ¿por desconocimiento? ¿por intereses económicos?…  Según los casos. El aceite de oliva es un bien apreciado y para muchas fámilias caro, por ello resulta fácil modificar sus cualidades en las etiquetas y publicidad, y conseguir así que los consumidores caigan hipnotizados ante las mismas.

El caso del aceite es serio, ya que su consumo regular hace que si no tiene la calidad que debiera pueda ser perjudicial para la salud. Hace varios meses las Consejerías de Salud y Agricultura llevaron a cabo una campaña de inspección sobre el aceite de oliva a través de sus direcciones generales de Consumo y de Industria y Calidad Agroalimentaria. El objetivo era analizar la composición de los aceites producidos en Jaén y Córdoba con etiquetados de virgen y virgen extra. Los resultados iniciales ofrecen un balance preocupante: de las 25 muestras analizadas en el laboratorio de la Consejería de Agricultura de Jaén, 14 contaban con irregularidades en el etiquetado. Las sanciones previstas para estos casos oscilan entre los 5.001 y los 30.000 euros.

El problema de fondo tiene mucho que ver con los precios: los productores no pueden competir con los aceites procedentes de otros países y cruzan «la línea» de la legalidad para sobrevivir. La consejera andaluza de Agricultura y Pesca, Clara Aguilera, niega que exista un fraude generalizado, además declara que los datos publicados por el diario El País: «no están contrastados con la Administración«. Incluso reunida con la Organización Agraria UPA-Andalucía junto a la consejera de la Presidencia, Mar Moreno, ha recalcado que: «esta noticia es falsa absoluta y rotundamente y que, además, sería poco significativo con la globalidad de análisis que se hacen«. Todos los implicados hablan de que no son datos definitivos ni significativos, la pregunta que cabe hacerse desde el punto de vista del usuario, es: si 14 pruebas de 24 no están bien, ¿qué sucede con las personas que consumen unos aceites que no son lo que se indica en la etiqueta?, ¿nadie nos protege? ¿Cuanto tiempo necesitan para dar como oficial algo que se esta produciendo en tiempo real? Y, sobre todo, ¿cuánto tiempo necesitan para tomar las medidas oportunas?

La etiqueta tiene que ser un sello de garantía y quienes deben de hacer ese seguimiento deben ser las autoridades, y no los consumidores.La etiqueta tiene que ser un sello de garantía y quienes deben de hacer ese seguimiento deben ser las autoridades, y no los consumidores.

El sector en general está preocupado con esta noticia, se habla de que en ningún caso es generalizado, tanto desde la UPA-Andalucia como desde la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas Agrarias (Faeca), pero para evitar cualquier sombra de duda lo más importante es que cuanto antes quienes realmente defraudan se descubran y sancionen. Por otra parte, este tipo de rumores benefician expresamente a las grandes empresas aceiteras, que se consideran a nivel generalizado como empresas de confianza, aunque no siempre realicen el aceite de mejor calidad. Faeca considera que esta información «perjudica enormemente la imagen del aceite de oliva y de un sector, en general, del que Andalucía es líder en producción y comercialización a nivel mundial». Otras organizaciones como COAG considera la noticia «muy grave», ya que hay datos de consumo que ponen de manifiesto que en el 56% de las inspecciones existe algún tipo de error o fraude en relación con la comercialización del aceite.

La transparecia que requiere cualquier aceite de calidad es extensiva a su comercialización: es imposible que en los supermercados y grandes superficies los precios del aceite estén por debajo de sus costes de producción, como ya hemos indicado desde conmuchagula.com en otros artículos. En este caso tanto con el aceite de oliva virgen extra como con el de otros productos, la etiqueta tiene que ser un sello de garantía y quienes deben de hacer ese seguimiento deben ser las autoridades, y no los consumidores.