Los pescadores recogen las redes

La almadraba del atún en Mazarrón

Joaquín del Palacio10/06/2013
Los pescadores recogen las redesLos pescadores recogen las redes

La almadraba es un arte de pesca que se ha practicado habitualmente en las costas mediterráneas para la pesquería del atún desde tiempos inmemoriales. Hoy en día solamente queda una en el levante español, en la bahía de Mazarrón, Murcia. Sus orígenes, prerromanos, se pierden en el tiempo, pero hasta nosotros nos ha llegado con el nombre de origen árabe que significa: el lugar donde se golpea o lucha. Sin embargo, actualmente el significado de la R.A.E. abarca tanto a la técnica pesquera como al lugar y al tiempo en que se practica.

Los atunes bajan desde las frías aguas del norte y entran por el estrecho de Gibraltar al Mediterráneo a desovar en primavera; después retornarán, no todos, al océano en verano. Algunos túnidos se quedarán atrapados en los laberínticos sistemas de redes que han colocado estratégicamente los pescadores en una mezcla entre arte y técnica llamada almadraba. Se puede pescar antes del desove, en la que se conoce como pesca de paso o almadraba de ida, o bien después, en la pesca de retorno o almadraba de vuelta. La colocación del complejo sistema de redes se llama calado y se empieza en el mes de marzo: 15 personas en sus barcas colocan las anclas y las boyas y después tenderán las redes. Los trabajos son duros y tardan unos 40 días en instalarlo todo. Luego hay que esperar a que los túnidos vengan y entren.

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Cerca del cabo Tiñoso, en la bahía de Mazarrón, se ubica la única almadraba tradicional del levante. Desde el puerto de la Azohía los pescadores se disponen a trabajar. Empieza el mes de junio y la temporada está siendo buena. Hay días que salen dos o tres veces. Preparan dos grandes barcas y alguna pequeña de apoyo para cerrar bien los laterales y se echan a la mar. Se acercan a la testa, lugar en el quedan atrapados, miran para ver la cantidad de pescado que hay y si les parece adecuado se preparan para la levantá.

En el trayecto de vuelta al puerto se clasifican los ejemplares capturadosEn el trayecto de vuelta al puerto se clasifican los ejemplares capturados

Se sitúan en el lugar exacto y, poco a poco y a mano, los pescadores recogen las redes… Y así acercan lentamente una barca a la otra, mientras el espacio se va reduciendo. Cuando las embarcaciones se van arrimando, los peces aletean y recorren a toda velocidad el cerco, intentando huir. Algunos saltan fuera del agua en un espectáculo único, a veces yerran su saltos y acaban junto a tí en la cubierta. Cuando apenas queda sitio para el agua entre las redes aletean ansiosos, produciendo un chapoteo que resuena pareciendo que el mar hierve mientras recogen y suben con la grúa grandes cestas de melvas, albacoretas, etc. Cada uno de los pescadores hace su función con precisión. Antes de alcanzar de nuevo el puerto la tonelada y media capturada está correctamente seleccionada por tamaño y especie, y puesta en más de 90 cajas que los hombres del mar sagaz y activamente han clasificado.

Algunos «intrusos», como el pez luna, volverán al mar a vivir. Si no anda muy listo volverá a caer alguna vez más, pero no importa, porque para él no era este lugar y su vida será respetada. Sin embargo, algunas otras especies, sobre todo las de tamaño pequeño, un reducido porcentaje de la pesca, sí morirá y no puede ser sacado al puerto, es inevitable. ¡Lo tiran por la borda! Aunque muchas voces están en contra de echar este pescado muerto al mar.

Pescado en el restaurante El PuertoPescado en el restaurante El Puerto

Luego llegará a la lonja y de ahí a las cocinas. Una de las mejores mesas para degustar el pescado local en Mazarrón es el restaurante El Puerto. La verdadera diferencia a la hora de tomar pescado, aparte de la elaboración culinaria, es el tiempo que lleva fuera del agua el pecado. Aquí es tan breve que parece que aún está vivito y coleando, está fresquísimo y muy entero, pues este arte de pesca no machaca al animal.

Por este respeto que tiene este arte de pesca con los propios ejemplares que coge y con las especies no deseadas para su captura, y por dejar en libertad un gran número de túnidos de los grandes bancos, la almadraba es sostenible. Además es respetuosa con la historia y las tradiciones de los pueblos marineros. Sin duda es un ejemplo precioso de aprovechamiento unido a las tradiciones ancestrales que, tristemente, se practica cada día menos y se va perdiendo.