Corren malos tiempos para la hostelería y los negocios que tienen la suerte (o la temeridad, o la valentía o la pasión) de seguir abiertos deben reinventarse, adaptarse y multiplicar la oferta para sobrevivir. Un buen ejemplo de ello es La Cabra, ubicado en la Calle Francisco de Rojas, en el castizo barrio madrileño de Chamberí: buenos desayunos, meriendas, una pequeña terraza, un interior amplio y cuidado, take away, vinoteca, cócteles, afterworks… la oferta es tan amplia que se complica no encontrar en el restaurante lo que buscas.

Para ir por partes e intentar centrarnos y profundizar en alguna, hablaremos de dos de sus propuestas: los desayunos y la carta de su restaurante.
Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos, que los desayunos que ofrecen son de un altísimo nivel. Excelentes dulces elaborados a diario en su obrador se unen a unos espectaculares cruasanes de mantequilla, crujientes, tiernos y sabrosos, un exquisito pan au chocolat, sus muy conseguidas magdalenas o las cookies, que ofrecen de varios sabores. Pero sin lugar a dudas, destacamos por encima de todo su pan de aceite. Una maravilla.

La carta del restaurante es perfecta para picar entre varios, ya que en su propuesta pesan más los platos para compartir que los individuales. Se agradece la posibilidad de pedir medias raciones de un buen número de elaboraciones y de esa forma tener la oportunidad de probar más platos de la carta. Destacamos la Ensaladilla Rusa, que sirven con un crocante y está exquisita, buena temperatura, con su “punch” justo y muy sabrosa; su plato de Zamburiña y salsa Mornay es elegante y delicado, con un buen producto y buena técnica. La ensalada de pulpo y guacamole rompe un poco la línea delicada y sutil de los anteriores platos, ya que es algo tosca la presentación y el exceso de guacamole esconde el pulpo. Muy recomendable también sus piquillos con carrillera de ternera y sus excelentes croquetas de jamón.

En lo referente a vinos, encontramos una amplia bodega con más de 180 referencias que harán las delicias de los más aficionados.
En definitiva, un restaurante con el que nos quedamos con ganas de probar más, y eso es siempre buena señal…
Calle Francisco de Rojas, 2
28010 Madrid