Tres generaciones y un sueño común: el de ofrecer una cocina excelente. Las hermanas Pedrosa y ahora también Alfonso Fierro, hijo de la más cocinera, Pilar, ofecen la cocina más sugerente e innovadora de Palencia: productos castellanos, sin renunciar a otros, traídos directamente de los productores, y ofrecidos con una presentación exquisita…
Nombre: La Estrella del Bajo Carrión
Dirección: Villoldo (Palencia)
Teléfono: 979 82 70 05
Página Web: http://estrellabajocarrion.com/
Tipo de cocina: Castellana creativa
Entorno: Comedor luminoso y acogedor, con una terraza bellísima que no escatima ningún detalle
Servicio: Muy correcto y atento, liderado por Paula y Mercedes, que realiza las labores de sumiller
Accesibilidad: Buena
Ambiente: Turistas, grupos, aficionados a la gastronomía
Aparcacoches: No, pero tiene aparcamiento propio a la entrada
Precio: 40-60 euros según platos, cuenta con una carta informal para la terraza.
Fecha visita: Almuerzo, sábado 4 de agosto de 2012
Cocina:
Comenzamos con un aperitivo que contiene una Tapa de ensaladilla de cangrejo, la versión más palentina de la ensaladilla rusa en plena temporada de cangrejos, con un sabor muy natural, excelente; Chupito de gazpacho de crema de tomate suave, muy refrescante; y una cremosa Croqueta de parmesano y jamón.
Nos cuentan que han contratado a un agricultor local para que les cultive algunas verduras, probamos el tomate, una gran rodaja de Tomate con sal maldon y emulsión de aceite, una auténtica delicia, el tomate en su punto perfecto, el aceite redondeando su acidez. Sin duda, el camino más corto posible para la excelencia.
Continuamos con unas Verduritas salteadas con flor de calabacín. Cada verdura tiene su cocción perfecta y su color exacto, para los amantes del mundo vegetal es una gran experiencia. Seguimos con un fruto, ahora del mar, adquirido directamente a un pescador cántabro, los Maganos o chipironcitos, que realizan asados con ali-oli de su tinta. De nuevo puro producto, tratado con delicadeza y elegancia, producto que sabe a su origen, porque éste se respeta.
Probamos una pequeña porción de tres clásicos de la carta: el Cochinillo ibérico (24 euros) de produción ecológica, cocido a baja temperatura, deshuesado y rustido, con una piel tan crujiente y deliciosa que es imposible no tomarla: una versión del cochinillo asado situada en el siglo XXI, al igual que la Paletilla de cordero entreasada (26 euros), donde la carne resulta tierna y de profundo sabor aromático; y los Pichones estofados (22 euros), una rareza dificil de degustar en los restaurantes españoles, de plena temporada y cocinados de forma extraordinaria.
Ya sin hambre accedemos a tres postres que son versiones, uno del Helado de queso, otro del Tiramisú y otro un clásico: la Espuma de Natillas, que pone en duda qué será mejor, si éstas o las originales. Desde luego, tras un menú de estas características mejor la espuma.
Pan candeal, de semillas y chapata, estos dos últimos realizados de principio a fin en el restaurante. Con el menú tomamos un sobresaliente tinto César Príncipe 2009 D.O. Cigales, muy indicado para terminar de redondear el menú.
Observaciones:
El restaurante cuenta con un excelente hotel, que realiza por temporadas ofertas de fines de semana gastronómicos. También en otoño hay jornadas de setas y caza.
Calificación:
La dificultad es máxima cuando la creatividad intenta abrirse camino en zonas que, o bien no son muy turísticas, o no son tradicionalmente de gastronomía creativa. Por ello las hermanas Pedrosa y ahora también Alfonso Fierro, como nueva generación, tienen un mérito especial.
La de La Estrella del Bajo Carrión es una cocina castellana que sublima el producto, pero que no cae en nacionalismos cortos de miras, y adquieren cada alimento donde su calidad es mejor, ofreciendo sabores del entorno, recuerdos del pasado… pero siempre mirando a la cocina más creativa.
Algunos se sorprenden cuando toman un cochinillo asado, unas alubias de Saldaña, porque les recuerda a su infancia pero están y sientan mejor que en su infancia. No existe vanguardia sin tradición, no existe innovación sin memoria.