La bodeguita

La Habana, una ciudad impactante que engancha

Te lo cuentan y no lo crees. La Habana es una ciudad increíble, llena de atractivos, en especial su arquitectura, su música y lo mejor: los propios cubanos.

Redacción16/03/2017
Calles de la HabanaCalles de la Habana

Uno viaja a la Habana con pretensiones, con informaciones sesgadas basadas en las opiniones de otros visitantes que buscan experiencias diferentes. Pero la Habana es como un espejo en el que nos miramos: no todos vemos lo mismo en la capital de Cuba, hay quienes admiran su bohemia decadencia reflejada en esa arquitectura colonial que se cae a cachos por barrios e incluso en los coches clásicos, iconos de la ciudad que han hecho de la necesidad virtud y reflejan, pese a quien pese, que aquella época colonialista de Estados Unidos debió ser gloriosa, al menos para los norteamericanos.

Incluso la necesidad de los cubanos es un punto atractivo para algunos, ya que le atribuyen cualidades de ingenuidad, honestidad y bondad, sólo acotadas al estrecho cerco que les aprisiona. Con todo ello cada uno vuelve de la Habana diciendo algo diferente, a veces contradictorio e incoherente, pero lo que sí es un hecho cierto es que La Habana engancha, te atrapa y, aunque odies la pobreza con la que maneja su día a día la gente, la ciudad queda impresa en tu memoria para siempre

Con esta premisa quien escribe estas líneas no puede hacer otra cosa que contar lo que vió y vivió. Ya que decir lo que hay que ver es muy presuntuoso, únicamente indicar que lo mejor, con diferencia está en la calle: escuchar la música que sale de cualquier ventana, de cualquier coche, en cualquier esquina…, saborear los múltiples bocados humildes de la cocina tradicional criolla o lo que los puestos de street food, o mejor dicho vendedores ambulantes, te ofrecen con una sonrisa y palabras cariñosas, a la vez que venden desde churros a cocos caramelizados.

Calles en La HabanaCalles en La Habana

La Habana, aprende a caminarla

La Habana se divide en tres zonas: El Centro, el Vedado y la Habana Vieja (una auténtica joya).  Las distancias no son cortas, pero merece la pena caminar por todas y, de paso, ver algunos lugares emblemáticos:

Tres deliciosas plazas

Plaza de la CatedralPlaza de la Catedral

La Plaza de la Catedral, de estilo barroco, incluye la Catedral de San Cristobal de la Habana (s.XVIII), con dos torres desiguales y una fachada barroca diseñada por el arquitecto italiano Francesco Borromini, de noche iluminada junto al resto de los edificios resulta espectacular. De ella dijo alejo Carpentier que era como música grabada en piedra. Los jesuitas iniciaron la construcción de la iglesia en 1748.

En una pequeña calle junto a la catedral se encuentra la Bodeguita del Medio, famoso local de visita obligada en la que los visitantes firman en la paredes, incluso de la propia calle. Los mojitos tienen un precio de 5 cucs (el equivalente a 5 euros) y el establecimiento vive más de su fama que de otra cosa, pues es fácil encontrar mcuho mejores mojitos, además de más económicos, en cualquier otro establecimiento de la zona. No obstante, hay muy buen ambiente y siempre música, en ocasiones en vivo.

La Plaza de Armas, con la estatua de Carlos Manuel de Céspedes, es la plaza más antigua de La Habana y fue trazada a principios de la década de 1520, poco después de la fundación de la ciudad, siendo conocida como la plaza de la iglesia, por la iglesia La Parroquial Mayor, que estaba en el lugar del palacio de los Capitanes Generales. Su nombre se adoptó en el siglo XVI cuando el gobernador colonial, ubicado en el castillo de la Real Fuerza, utilizaba el sitio para ejercicios militares. La plaza actual, a la vez que la mayoría de los edificios que la rodean, datan de 1700.

El Capitolio de La HabanaEl Capitolio de La Habana

Otro lugar imprescindible es el Capitolio Nacional, curiosamente similar al Capitolio de Washington, pero más alto y rico en los detalles. Sus obras comenzaron en 1926 por iniciativa de Gerardo Machado, dictador cubano respaldado por Estados Unidos. En la actualidad lo están remodelando y antiguamente era sede del Congreso cubano pero, desde 1959 ha albergado la Academia de Ciencias y la Biblioteca Nacional de Ciencia y Tecnologia. Cualquier lugar del país se mide teniendo como centro el Capitolio.

Café en La HabanaCafé en La Habana

Muy cerca del Capitolio se encuentra la tienda de la Real Fábrica de Tabacos Partagás, donde antes estaba la fábrica fundada 1845 por el español Jaime Partagás, centro de fabricación los puros Montecristo y Cohiba. Las entradas para visitarla se pueden comprar en el vestíbulo del Hotel Saratoga, aunque las visitas han pasado a realizarse en una nueva ubicación cercana a la Plaza de la Revolución.

El Gran Teatro de la Habana está también muy cerca del Capitolio y del tradicional hotel Inglaterra, donde se encuentran deliciosos cafés, entre ellos el Louvre, el bar del propio hotel y una pastelería con terrazas. El conjunto mira al Parque Central. Detrás se encuentra la calle San Rafael, con muchos puestos de comida rápida.

Vista panorámica del MalecónVista panorámica del Malecón

El Malecón tiene un paseo imprescindible, incluyendo los parques, comenzando por el de Luz Caballero, donde se encuentra el Castillo de la Real Fuerza, el Parque Luz Caballero, el de Maestranza, Anfiteatro, hasta el Castillo de San Salvador de la Punta la zona más esquinada. A partir de allí toda la parte izquierda es un paseo bellísimo, que se considera el gran sofá de la Habana, ya que allí se sientan parejas para declararse su amor, pasan el rato jóvenes para tomar algo e incluso familias. Tiene 8 km. de largo y resulta espectacular cuando las olas saltan por encima y puedes pasear, además de mojarte con el fondo del mar y el bullicio, no sólo de la gente, sino también del incesante tráfico de la avenida.

Calle Mercaderes, una calle muy concurrida ampliamente restaurada, cuenta con tiendas, museos, restaurantes. Al igual que la calle Obispo que, aunque estrecha, cuenta con galerías de arte, tiendas, bares musicales y muchísimo movimiento con cantantes y mujeres cubanas vestidas con traje típico y puro que a cambio de un peso se hacen una foto contigo y te dan un «beso colonial».

Como todo en la ciudad, la Habana tiene el único barrio chino del mundo donde no hay chinos, y que se ha convertido, por tanto, en una suerte de parque temático.

Hotel Tryp Habana LibreHotel Tryp Habana Libre

En El Vedado se encuentra el Hotel Nacional, donde se ubica una de las salas de fiesta más emblemáticas de la ciudad: El Floridita, muy cerca el Hotel Tryp Habana Libre, nacionalizado por Castro en 1959. Durante los primeros meses de la Revolución, Fidel gobernó el país desde una lujosa suite de la planta 24. En la fachada del edificio hay un mural de cerámica de 670 metros obra de Amelia Peláez, en el hall hay una galería fotográfica y en su planta 25 un club de música muy acreditado, al que los huéspedes pueden acceder de forma gratuita. También cuenta con varios restaurantes y una cafetería donde sirven bocadillos calientes exquisitos. Junto al hotel Habana Libre esta la famosa Heladería Coppelia, imprescindible ver los horarios porque son diferentes para cubanos y turistas, que evitan colas perom sólo pueden adquirir los populares helados durante 3 ó 4 horas al día.

Plaza de la RevoluciónPlaza de la Revolución

La Plaza de la Revolución, creada por el urbanista francés Jean Claude Forestier en la década de 1920, es el lugar de las grandes concentraciones y manifestaciones. En la plaza se encuentra el famoso mural del Che Guevara, una copia de la famosa fotografía de Alberto Korda tomada en 1960 con las palabras «Hasta la Victoria siempre». En 2009 se añadió una imagen similar de otro guerrillero, Camilo Cienfuegos, en el edificio de telecomunicaciones colindante y que muchos identifican erróneamente como Fidel Castro. Le acompaña el lema «Vas bien, Fidel«. En el centro de la plaza se encuentra el monumento que, con 138,5 m. de altura, es la estructura más alta de La Habana. Delante hay una estatua de mármol de 17 m. que representa a Martí sentado en pose pensativa. Es en la actualidad, además de punto de encuentro de los turistas, es el lugar donde aparcan muchos de los conductores de coches clásicos para intentar obtener clientes, lo que confiere a la plaza de un encanto añadido. Por pocos cucs puedes hecerte una foto con los coches, montar en ellos e incluso concertar con sus conductores un paseo y trasladarte a los años 40 por obra y gracia de esos hermosos coches de época.

¿Qué se puede comer en La Habana?

Antonio Pérez, propietario del Paladar La Moneda CubanaAntonio Pérez, propietario del Paladar La Moneda Cubana

Al margen de las restricciones de alimentos que sufren los cubanos, en La Habana se puede comer en diferentes establecimientos, desde los cafés, bares, restaurantes de los hoteles a los Paladares (casas de cubanos que ofrecen un menú a precio económico). Paladares como La Moneda Cubana en San Ignacio, 77, muy cerca de la Catedral, y donde su dueño, Antonio Pérez, ofrece un menú por 10 cucs con ensalada, arroz, frijoles, cerdo en chuleta o cinta, yuca, boniato y plátano, además de guayaba con queso, incluyendo uno de los mejores mojitos de la Habana. Como éste hay muchos sitios donde experimentar la cocina casera cubana.

Las carnes habituales son las de cerdo y pollo, así como frutas y verduras tropicales. Exquisito el tomate, aunque caro y escaso. Destaca la cocina por su condimentación, desde el ají, el ajo o la bija, también llamado Achiote, además del cilantro o el orégano. Se utiliza la cebolla en la mayoría de las preparaciones. El adobo criollo tiene 2 g de laurel, 2 g de orégano, 20 g de ajo, 250 g de jugo de naranja agria y 15 de sal.

Acompañamiento tradicional cubanoAcompañamiento tradicional cubano

El arroz blanco es un alimento habitual, que se acompaña con todo, desde carne de cerdo (una especie de boloñesa) a chicharrones o pollo tipo paella. Uno de los platos más famosos son los Moros y cristianos, un plato que contiene frijoles negros y arroz y que se acompaña con alguna verdura y especias. Los frijoles también se hacen guisados con tocino, chorizo y huesos de jamón. La carne de cerdo se suele macerar y rellenar, aunque también se sirve en chuleta y guisado. Los chicharrones o cortezas de cerdo son otro de los platos habituales de los restaurantes.

La Ropa vieja es otro de los grandes platos cubanos, que no son las sobras del cocido, como entendemos en España, sino un guiso de carne de res deshilachada que se cocina con ajíes (pimientos verdes), ajo, cebolla, pimienta, ajo y vino.

Algunos establecimientos tienen una especie de albóndigas de masa de maíz. Con las hojas de maíz también se hacen los tamales. El plátano grande se cocina habitualmente como guarnición con el arroz y los Duelos y Quebrantos, normalmente fritos en rodajas y aplastados.

Guayaba con quesoGuayaba con queso

También sirven como verduras de guarnición el boniato y la yuca, cuyo sabor es excelente. En el terreno dulce, poca sofisticación, lo mejor: fruta, desde guayaba a mango o coco, el verde se toma como jugo refrescante directamente en su cascara, el blanco se utiliza para multitud de postres y bebidas, desde la Piña Colada, excelente en los bares a los coquitos, pudines o en almibar.

No perderse tampoco el café cubano, algo más fuerte que el colombiano, pero con mucho sabor. En las casas se hace estilo de puchero con azúcar y colado. En algunas zonas se conoce por recuelo a la borra de café, que se vuelve a colar y se endulza (una especie de café americano a la cubana). Esta infusión tradicionalmente se les da a los niños. En La Habana hay numerosos cafés, en la zona de la catedral hay uno donde por 3 cuc te dan un café y un puro, un sitio verdaderamente auténtico.

En todas las zonas hay paladares: casas particulares donde te ofrecen buena cocina criolla a precios ajustados, y restaurantes, especialmente en los hoteles, donde también se come correctamente, aunque son más caros.

El FloriditaEl Floridita

Además de El Floridita, la cuna del daiquirí y uno de los locales favoritos de los turistas el precio del daiquiri son 6 cucs, está El Tropicana, un cabaret que ofrece sus espectáculos al aire libre. Música en directo hay en multitud de lugares, casi en cada esquina, posiblemente el mejor Jazz Club sea La Zorra y el Cuervo, en la calle 23 en el Vedado, un club casi secreto, ya que sólo lo identifica una cabina inglesa roja y las largas colas para acceder los fines de semana.

En el terreno de las compras resulta muy aconsejable el Centro Cultural Antiguos Almacenes de Deposito San José, en la avenida de los desamparados, donde se pueden adquirir pinturas, guayaberas, objetos de madera y marroquinería. También hay una oficina de cambio dentro del propio Centro, con muchas menos colas que otras tantas en la capital cubana.

Viajar para entender

Venta de cocos en el Mercado de ArtesaníaVenta de cocos en el Mercado de Artesanía

El viaje a Cuba es un viaje a otra realidad, incluso a otro tiempo. Cuba vive una dictadura comunista, y entender lo que significa nos ha costado alguna conversación con los cubanos que hemos ido conociendo. En Cuba hay dos monedas: una la de los cubanos (CUP) y otra la de los turistas (CUC), esta última denominada peso convertible, que equivale en valor tanto al dólar como al euro, ya que actualmente están casi a la par en el cambio, aunque conviene tener en cuenta que el dólar tiene una tasa de cambio del 10%, por lo que conviene viajar directamente con euros.

Todos los cubanos reciben un suelo de 25 euros al mes (en su propia moneda) y una cartilla de racionamiento para adquirir baratos productos básicos como la leche (hasta los 7 años) o las compresas (10 al mes por mujer). En esta cartilla no entra la carne de vaca, que cuesta en las carnicerías (escasas y mal surtidas) 20 euros (en cucs). Un kilo de frijoles cuesta 9 euros (en cucs). Sólo los médicos ganan 60 cucs. La gente no tiene acceso a medicamentos, productos de limpieza o aseo personal, porque son un artículo de lujo, y por eso es frecuente que los turistas los dejen en los hoteles cuando se marchen para que puedan usarlos los trabajadores.

Carnicería en La HabanaCarnicería en La Habana

Por ejemplo, para que se pueda entender el sistema,un hotel de Varadero paga al gobierno 600 euros por empleado, mientras que el citado empleado sólo cobra del Estado 25. En ese hotel, el último día que estuvimos echaron a una camarera por encontrarla robando jamón y queso para su familia. Los cubanos tienen la Educación y la Sanidad gratis. Sin embargo, tras terminar la universidad, están obligados a trabajar dos años gratis para el Estado. Como ellos mismos nos han dicho: «Todos trabajamos para los Castro«. Además, muchos cubanos reciben una vivienda del Estado que se convierte en una deuda que pagan en forma de crédito hipotecario, a menudo sin poder elegir su ubicación y viéndose obligados, en muchas ocasiones, a compartirla con otras familias. Por ello es común observar multitudes de gente andando por las autopistas y haciendo auto-stop para acercarse a la capital.

A pesar de esa cruda realidad, cuando un cubano se te acerca no te pide, sino que te ofrece, ya sea informarte de algo, ayudarte en algo… y después tú le das una propina. Por ello, para poder sobrevivir en Cuba hay que trabajar cerca de los turistas: ellos son en la actualidad la mayor fuente de ingresos de los cubanos, lo que les permite vivir. El pasado año 4 millones de turistas visitaron Cuba, el equivalente la mitad de su población. Ahora también se permite a los cubanos abrir pequeños negocios: tiendas o restaurantes, un hecho que esta empezando a impulsar a pequeños emprendedores, además de poder adecuar sus viviendas para alojar huéspedes, una opción muy interesante a tener en cuenta para vivir la auténtica Cuba a un precio inigualable, fuera del circuito de hoteles y resorts donde, por otra parte, los propios cubanos no pueden acceder más allá del hall de entrada.

Seguridad, movilidad y accesibilidad

Vendedor de cocos caramelizadosVendedor de cocos caramelizados

Lo cierto es que no se percibe ningún tipo de inseguridad en La Habana, de hecho la sensación es mejor que en muchas ciudades de Europa y América. La policía pasea continuamente pero, además, no hay sensación alguna de ladrones o gente violenta («pillos» como ellos les llaman), y es raro ver algún mendigo, especialmente en las zonas más turísticas. Muy por el contrario, las personas suelen ser educadas, amables y dignas. Otra cosa es la accesibilidad: quien vaya en silla de ruedas a La Habana lo tiene difícil, ya que los bordillos no están rebajados y La Habana Vieja está llena de adoquines, además de que las aceras son estrechas. En ese caso sólo se podrá transitar bien por el Malecón y habrá que recurrir a alternativas para recorrer la ciudad, como los populares Coco-Taxis, unas divertidas motocicletas con carrocería y tres plazas para pasajeros.

Para moverse de un lugar a otro hay diferentes opciones, desde taxis con coches clásicos o modernos, los citados coco-taxis, lss bici-taxi, coches de caballos… hay que fijar el precio siempre antes, como en tantos otros servicios en La Habana, donde casi siempre hay que regatear.

Al dejar La Habana uno tiene un sentimiento difícil de explicar, muy bien definido en palabras de Brendan Sainsbury, autor de Cuba, la guía de Lonely Planet más leída del mundo: «Cuba es una fruta prohibida, un país de contradicciones que, por más que se visite, nunca responderá adecuadamente a todas tus preguntas. Lo que más me gusta es su musicalidad, su arraigada cultura, su historia perfectamente preservada y el hecho de que pueda ser fuente de frustración en un momento y de inesperada inspiración al minuto siguiente«.