En Mértola, en Alentejo (Portugal), se puede conocer la larga historia de un puerto fluvial. Ya los fenicios anclaban sus naves allí y las cargaban de buenos alimentos y minerales de mucho valor. Además podemos disfrutar de uno de sus productos gastronómicos estrella, la lamprea. Tomada con vino y pan del lugar puede ser un plato exquisito.
Un pez diferente
La lamprea es un pez muy antiguo y raro. No tiene escamas ni aletas, tiene una boca en forma de ventosa y no tiene espinas. Su carne es muy sabrosa y de sabor intenso, pero así como muchos la consideran una joya gastronómica otros no quieren ni verla. La lamprea vuelve en los primeros tres meses del año a desovar al río en el que nació y es entonces cuando se pesca. El río Guadiana también es remontado por este auténtico superviviente de los tiempos pues sus orígenes están antes que los famosos dinosaurios del Cretácico, hace unos 400 millones de años.
El pasado, el protagonista
Mértola está en un lugar elevado, en la unión de dos ríos que hacen de foso natural: el Guadiana, navegable hasta el océano, y su afluente la Ribeira de Oeiras. Es un sitio estratégico que ya estuvo ocupado en la Edad del Hierro y también ha sido un bastión fundamental para romanos y árabes, por eso quedan numerosos restos de estas épocas: restos de un criptopórtico y un baptisterio romano junto a la ciudad musulmana en la parte alta de la ciudad. Está muy cerca de la Iglesia Matriz, en la que se aprecia perfectamente que fue una mezquita simplemente con mirar la estructura del edificio, sus naves y columnas o el mihrab existente orientado a La Meca.
También hay un museo Romano en el sótano de la sede del ayuntamiento; allí apareció una casa romana y multitud de restos del pasado, porque es una ciudad muy antigua. En una basílica paleocristiana del S.VI en las afueras está el museo Paleocristiano. Intramuros, en la iglesia de la Misericordia, está el museo de Mértola y también es una visita imprescindible el museo Islámico, repleto de piezas de gran valor, pero hay más museos, por eso es llamada Villa Museo.
Un río singular
El tramo del Guadiana (70 Km) que remontan las lampreas hasta llegar a Mértola, en el Alentejo, es el mismo que navegaban los fenicios y romanos para llegar al puerto fluvial de Myrtilis, su nombre romano, para cargar sus naves con el vino y el aceite de los campos de Beja y los minerales (plata, oro y cobre) que extraían de las minas de Aljustrel y Sâo Domingos. Estos productos llegaban por vías terrestres hasta el puerto y allí se embarcaban.
Aguas arriba de este puerto el río ya no es navegable pues el Pulo do Lobo, un salto de unos 15 m de altura, hace inviable continuar avanzando por el cauce. El Guadiana es uno de los ríos más singulares de Europa pues su nacimiento en la unión entre el Záncara y el Cigüela es curioso, además en ese curso alto están los Ojos del Guadiana y Las Tablas de Daimiel. Pero no quedan ahí sus anécdotas, en Alqueva se embalsa y el resultado es el embalse más grande de Europa Occidental creando un ‘mar interior’ que produce una línea de costa de 1.160 Km más que toda la costa portuguesa continental. La singularidad de estas aguas fluviales también llega a su fauna, ¡las aguas del Guadiana albergan lampreas!
Lamprea con arroz y vino alentejano
El restaurante O Brasileiro en Mértola la prepara con vino, su propia sangre y vinagre, de guarnición le añaden arroz blanco y consiguen un plato exquisito, tomado con el pan local y el vino alentejano Herdade da Bombeira el maridaje es perfecto. Se llega cruzando el puente sobre el gran río, allí el municipio queda a la izquierda y el restaurante está a la derecha en lo alto, desde la misma mesa se divisa el río y casi las redes que sirven para pescar el manjar. Es un momento gastronómico inolvidable.
Dormir en un antiguo palacio
El lugar más atractivo para alojarse en la zona es el hotel Sâo Domingos. Está ubicado en el antiguo palacio que perteneció a los dueños de la explotación minera y era la sede administrativa de la mina. Fue conocido como el Palacio Mason, por el nombre del director e ingeniero de la explotación entre 1858-1873, y tras varios cambios en su estructura quedó abandonado en 1966 y en 2006 se inauguró el hotel actual. Tiene encanto y está en una zona ideal para el verano, pues junto a él hay un embalse que es apto para el baño y los deportes náuticos.
No te puedes perder:
- Una vuelta en barco por el río que surcaron los romanos y fenicios y, aguas arriba, visitar Pulo do Lobo, la curiosa cascada del Guadiana.
- Tomar lamprea con arroz con el buen pan y vino alentejanos.
- Recorrer Mértola visitando sus museos.
- Visitar Minas de Sâo Domingos, a solamente 15 Km.