Las historias más conocidas al respecto coinciden en que el café comenzó a consumirse en altiplanicies de Abisinia (Etiopía), por sus bondades estimulantes y medicinales. Una de las leyendas más conocidas es la de un jeque árabe exiliado, quien se salvó del hambre en el desierto haciendo sopa con los frutos de la planta de café.
Otra leyenda más extendida sobre el origen del consumo del café es la del pastor Kaldi, quien vivió en Etiopía hace mas de 1000 años. Kaldi se dio cuenta de que sus cabras se comportaban de forma muy extraña después de que comían los frutos rojos de un arbusto. Incluso las cabras viejas podían saltar como las jóvenes después de ingerir dichos frutos. Kaldi contó su historia al abad de un monasterio cercano, quién decidió probarlas él mismo. Hizo una infusión con agua hirviendo y algunas bayas y notó que le ayudaba a mantenerse despierto. Él y otros monjes empezaron a tomar esta infusión cada noche, y así no se dormían durante sus largas noches de oración. La leyenda nos cuenta que las noticias del descubrimiento se propagaron rápidamente, creando una demanda para la bebida.
Como bebida, su descubrimiento pudo tener lugar en los monasterios islámicos del Yemen, donde fue cultivado en los jardines hace aproximadamente unos 1000 años. Luego su fama se extendería por Arabia e Indonesia.
El descubrimiento del café como bebida supuso que se cultivara con fines comerciales.
Los Árabes se encargaron de que los granos de café no saliesen de sus tierras hacia otros países, por eso no permitían que saliese al exterior ningún grano sin que antes hubiese pasado por un proceso de secado al sol o cocido en agua para evitar su posterior germinación. No obstante, no pudieron evitar el contrabando por parte de los peregrinos que visitaban anualmente la Meca. A mediados del siglo XVI, al café se le conocía como el «vino de Arabia», puesto que los musulmanes tenían prohibido el consumo de vino y consumían café por sus «poderes especiales» de estimulación como sustituto.
Pronto el café se convertiría en un modo de socializar a la gente y se empezó a consumir en casas públicas de café, que se abrieron a lo largo de todo el cercano oriente. Las casas de café en Turquía eran conocidas como las «Escuelas del conocimiento», porque se podía aprender mucho allí, ya que el consumo de café se asociaba con las actividades culturales e intelectuales. Los viajeros europeos que visitaron los países del Medio Oriente en aquella época, probablemente visitaron las casas de café, donde se realizaban los negocios o, simplemente, vieron los carros por las calles donde se vendía el café en tazas. Cuando estos viajeros regresaron, sus reportes acerca del café despertaron el interés europeo por esta bebida.
Quizás estos viajeros trajeron consigo pequeñas muestras de granos de café, aunque fueron los venecianos los primeros en traer grandes cantidades a Europa. El primer embarque llegó a Venecia en 1615 desde Turquía y el primer Café se abrió 30 años después.
El café también llegó a Viena en 1683, justo después de que la ciudad hubiera sido sitiada. El café fue retenido por un oficial del ejército quien, siendo la única persona allí que conocía como se usaba, pidió que los turcos dejaran sus existencias antes de la huida como pago a sus actividades de espionaje. Posteriormente, abrió una casa de café en Viena y se hizo rico.
El consumo del café se hizo popular, y al final del siglo XVII había cafés en otras naciones europeas incluyendo Austria, Francia, Holanda e Inglaterra. En el siglo XVII los holandeses comenzaron a cultivar café en sus colonias y Ámsterdam se convirtió en un centro de comercio del café, el cual era transportado desde Java y las Indias Holandesas Orientales.
El café se fue convirtiendo en un producto muy apreciado como regalo para reyes. En 1714 el alcalde de Ámsterdam regaló un árbol joven de café al rey Luis XIV, quien lo mandó plantar en el Jardín Botánico de París. El rey había estado intentando fomentar el cultivo en las colonias francesas, así que cuando De Clieu, un joven oficial naval, fue a visitar el Caribe, tomó unos esquejes de este árbol. Fue un milagro que el esqueje llegara vivo, ya que durante el viaje tuvo que escapar al ataque de los piratas y sufrió violentas tormentas. Cuando llegó al Caribe trasplantó el árbol en la Martinica. En 1777 había cerca de 18 millones de árboles de café en la isla, y es probable que todos descendieran de aquel primer árbol. El café fue llevado a Centroamérica y América del Sur por misioneros, comerciantes y colonos que viajaron allí.
El cultivo del café se extendió rápidamente convirtiéndose, a finales del siglo XVIII, en uno de los principales productos de exportación en muchas áreas tropicales y sub-tropicales. El cultivo del café se ha extendido posteriormente al Este y Oeste en su viaje alrededor del mundo.
Supracafé produce su café en Colombia y además importa las mejores variedades desde los principales orígenes cafeteros de todo el mundo, estando considerado en su sector como una de las empresas con mejor y mas variado producto de toda Europa.