Lleno hasta la bandera cada día de la semana, el nuev0 proyecto de Paco Quirós en Velázquez, 54 (Madrid), La Maruca, ofrece diferentes espacios, desde sofás junto a una chimenea a mesas altas para un picoteo rápido, bancos compartidos y una terraza semicubierta, donde los fumadores podrán estar tranquilos, además de un privado y un comedor luminoso y acogedor en el piso de abajo. Se puede comer por unos 25-30 euros por persona excelentemente, desde anchoas que están perfectas, las famosas rabas que saben a vacaciones en el norte, perfectamente fritas con su justo punto de grasa que permite hasta el bocadillo, hasta las alcachofas sencillamente a la plancha o el huevo con puré trufado y setas, o unas sencillas alitas de pollo glaseadas, que están impresionantes.
Todo cocina de producto, bien elaborada y con dos joyas que merece la pena probar especialmente: la sopa de pescado (12,75 euros), posiblemente la mejor que he tomado en toda mi vida (incluida la de mi madre, y éso duele), con un sabor intenso pero elegante, casi crema pero sin la densidad de crema, con moluscos salteados que le dan textura y hasta con costrones de pan como los de antes: espectacular, servida en dos vuelcos… Y la tarta de limón: una tarta clásica (que no me hace olvidar la de queso de Cañadío, que conste), pero con todos los ingredientes de un dulce exquisito: poco azucarado, suave sabor a limón, ligero; crujiente en la base… muy, pero que muy rico. Los amantes de la cocina dulce también tienen en la Maruca el flan de queso.
En definitiva, uno de esos sitios a los que seguro que vuelves…