Choco-Krispies de Kellogg’s ha realizado el estudio «Hábitos de Merienda de los niños españoles», analizando a mil madres con hijos de seis a once años. Las conclusiones han sido diversas, entre las que se destaca que el 60% de las madres opina que la merienda actual es muy diferente a la que tomaban ellas, pero sólo el 8% opina que es más sana. La obesidad infantil también ha sido tratada, de hecho el 90% de las madres están preocupadas por el peso que puedan llegar a tener sus hijos, aunque el 50% de los niños pueden elegir su merienda, a pesar de que las mamás piensen que es una parte fundamental para los hijos.
La vida está cambiando y eso se nota en los niños: el juego físico ha disminuido claramente, en contraposición con los videojuegos. Este hecho produce que el sedentarismo sea mayor y, por ello, aparezca el grave riesgo que supone la obesidad infantil. Además, los padres cada vez tienen menos tiempo para comer en familia, y ésto tiene como consecuencia una menor colaboración a la hora de cocinar los alimentos. Según el Doctor Dalmau,: «la obesidad infantil es ya una enfermedad frecuente en nuestro país y ésta, no sólo ocasiona problemas inmediatos (problemas psicológicos, dislipemias, etc.), sino también otros que se manifiestan más tardíamente (hipertensión, dislipemias graves, síndrome metabólico, etc.)”
Los zumos y la fruta se están viendo relegados a un segundo puesto, ya que solo el 6% los elige como favoritos, a pesar de que la merienda debería de constar de un alimento lácteo, cereales y fruta de temporada. El estudio pone de manifiesto la necesidad de una mayor información sobre los hábitos nutricionales de nuestros niños y también de los no ya tan niños.
Hay que enseñarles a comer adecuadamente desde pequeños para que sea una costumbre, además, por supuesto, de predicar con el ejemplo. Para conseguirlo, a continuación indicamos una serie de recomendaciones:
- Llevar una alimentación equilibrada y variada: cuanta mayor variedad de alimentos exista en la dieta, mayor garantía de que la alimentación es equilibrada y de que contiene todos los nutrientes necesarios.
- Involucrar a todos los miembros de la familia en las actividades relacionadas con la alimentación: hacer la compra, decidir el menú semanal, preparar y cocinar los alimentos…
- Hacer ejercicio físico: promocionar la actividad física habitual (ir andando al colegio, subir escaleras, etc.) y el ejercicio físico, tanto en familia como con compañeros de la misma edad. Reducir el tiempo dedicado a TV y consolas. Involucrar a los niños en las tareas domésticas.
- Los cereales, las patatas y las legumbres deben constituir la base de la alimentación, de manera que los hidratos de carbono representen entre el 50% y el 60% de las calorías de la dieta.
- Se recomienda que las grasas no superen el 35% de la ingesta diaria, debiendo reducirse el consumo de grasas saturadas y ácidos grasos trans
- Las proteínas deben aportar entre el 10% y el 15% de las calorías totales.
- Realizar 5 comidas al día: tener un horario fijo para cada una de las comidas, intentando comer en familia y con sosiego y evitando ver la TV mientras se come.
- Nunca prescindir de un desayuno completo compuesto por lácteos, cereales y frutas, al que debería dedicarse entre 15 y 20 minutos de tiempo. De esta manera se evita o reduce la necesidad de consumir alimentos menos nutritivos a media mañana y se mejora el rendimiento.
- Realizar una merienda equilibrada que aporte unas 200-250 calorías, y aporte alimentos ricos en calcio y pobres en grasa total y saturada. Para ello se deben consumir cereales, lácteos (aporte de calcio) y frutas (aporte de vitaminas y de fibra). En caso de administrar un alimento proteico en el bocadillo usar siempre embutidos magros, pescado tipo sardinas, etc.
- Realizar un consumo ocasional de productos no saludables, como son los ricos en azúcares simples (golosinas, dulces etc.).