Aunque en España atribuyamos este dulce a una festividad tan señalada como la Semana Santa, no es para nada un invento 100% español. En muchos lugares encontramos elaboraciones que consisten en un pedazo de pan bañado en leche, rebozado en huevo y frito. Concretamente, en nuestro país hay una gran variedad de lo que comúnmente conocemos como torrijas desde las tostadas cántabras, a las torrades de Santa Teresa catalanas a las torrijas castellanas. Cruzando las fronteras también hay postres similares como el pain perdu de los franceses, los Arme Ritter de Alemania o las fatias douradas de Portugal.

¿Desde cuándo?
El origen de esta receta se remonta al siglo V, siendo Apicio quien la incluyó en su recetario de elaboraciones latinas. En los siglos posteriores se empezó a conocer por toda la Europa Medieval con diferentes nombres y matices. En España, fue Juan del Encina en encargado de documentar dicho dulce con el nombre “torreja” en un villancico de su Cancionero. Este intento de postre era indicado como un aporte de energía para que las mujeres que recién habían dado a luz se recuperasen y produjeran más leche para alimentar a sus hijos.
El paso de torreja a torrija se debe a Francisco Martínez Montiño, que en 1591 incluyó este término asociado a la receta tradicional de la torrija en el libro Arte de cozina. El nombre proviene del latín torrere que significa tostado.
¿Por qué en Semana Santa?

La vinculación del postre con la festividad religiosa no se debe a otra cosa que a la mera coincidencia. Con el paso de los años los productos con los que se elaboraban las torrijas eran accesibles para todos los bolsillos y como consecuencia ya no resultaba un bocado tan excepcional como para llevar a las mujeres o para inaugurar un convite.
Existen muchas explicaciones sobre por qué las comemos en estas fechas, la más extendida es que era una manera de aprovechar la excedencia de pan causada por la prohibición de la carne durante la cuaresma y al mismo tiempo, se quería encontrar un un alimento dulce cuyos ingredientes sí estuvieran permitidos por las leyes eclesiásticas de la abstinencia.
Salto a la actualidad
Aunque debido a su sencillez, parezca un plato que no acepta demasiadas variantes, muchos chefs y maestros pasteleros han innovado sobre esta receta utilizando las técnicas más avanzadas de la alta cocina.
En este sentido, el pastelero José Fernández-Ramos, desde la pastelería Nunos, ha ido de nuevo más allá en el terreno de este postre y este año ha elaborado una colección de torrijas cuyo elemento diferenciador es el uso de distintos tipos de “leche” como la bebida de soja, de avena, de arroz, de almendras o de coco.

Así ha nacido la Colección de Torrijas 2021 “Torrijas de distintas leches”, que consta de siete torrijas diferentes, elaboradas de forma totalmente artesanal. Fernández-Ramos afirma que “Utilizando estos tipos de leche conseguimos torrijas exentas de lactosa y con más fibra, ya que se trata de leches de cereales”, asegura el pastelero.
Respetando siempre a tradición de la elaboración y el sabor característico, la colección da como resultado siete bocados que, en palabras del creador “resucitarán los paladares antes del tercer día”. Entre estas destacan:
- La Torrija de leche de Soja consiste en pan bañado en bebida de soja, aromatizado con limón y hierba buena, y rematado con crujiente de sésamo.
- Bañando pan de centeno en bebida de avena y acompañado la con unos toques de muesli y miel el chef obtiene su Torrija de leche de avena.
- Esta elaboración no puede ser más valenciana, la Torrija de leche de chufa consiste en un fartons sumergido en horchata o leche de chufa.
- ¿Imaginas el exquisito sabor del arroz con leche en una torrija? Puedes comprobar cómo está con la Torrija de leche de arroz que ofrece Nunos.
- El pastelero también ha pensado en los más golosos con su Torrija de leche de coco. Consiste en un pan de coco bañado en la misma leche y en zumo de piña. Se sirve acompañado de gianduja de chocolate blanco y coco con piña semiconfinada.