Este 2019 ha sido mi segunda visita a Burdeos en la semana des primeurs (de las primicias, si nos ponemos puristas del español). Con esta propuesta, las bodegas bordelesas ofrecen un maratón de catas de la añada 2018, aún en barrica, a profesionales del vino de todo el mundo. Objetivo para las bodegas: tener vendidos sus vinos muchos meses antes del embotellado. Objetivo para el comprador: conseguir uno o varios vinazos a un excepcional precio. ¿Tiene sus riesgos para el comprador? ¡Claro! Pero ahí entra en juego el olfato -nunca mejor dicho- del catador.

Las primeurs no son otra cosa que una compra en avanzada. Este 2019, durante la primera semana de abril, se pudo comprar en Burdeos vinos aún en barrica, de la añada 2018, vinos que no se embotellarán ni entregarán hasta dentro de dos años. ¿Un riesgo? Sí. ¿Una oportunidad? ¡También! Es una semana, cada año, en la que Burdeos recibe en torno a 6000 compradores, entre distribuidores y restauradores galos y foráneos, además de un buen puñado de periodistas de todo el mundo. Muchos opinan que las primeurs bordelesas son uno de los encuentros vinícolas más importantes y se reciben cada año con gran expectación. Es un momento excepcional para visitar las grandes bodegas de Burdeos, así como para descubrir châteaux menos conocidos. Este sistema de comercialización, único en el mundo, permite a 200 bodegas bordelesas participantes en las primeurs disponer de mayor liquidez y conseguir así una óptima gestión de su tesorería, y al comprador, adquirir vinos por debajo del precio que tendrán una vez embotellados y puestos en el mercado. Otras bodegas no participantes aprovechan el tirón de las primeurs: aunque no hacen venta en avanzada, organizan catas exclusivas para los miles de visitantes que recibe Burdeos.

Los vinos que se prueban en avanzada son vinos que no están al alcance de la gente, vinos que llevan 4 ó 5 meses en barrica y a los que les faltan casi dos años de barrica, lo que significa que voy a comprar a Burdeos vinos que no están terminados. Para ello, no hay otra que catar, vino a vino, para intuir sus características futuras. Se prueban alrededor de 50 vinos al día, con lo cuál hay que afinar mucho: ¡corres el riesgo de perder mucho dinero! Pero donde hay un riesgo, hay una oportunidad, ergo, la posibilidad de ganar también se amplifica. Por ello, la pericia, el paladar y el olfato del catador es piedra angular para saber comprar en avanzada. Respecto a la añada 2018, que es la que he catado hasta la extenuación en Burdeos, os puedo decir que, en mi opinión, esta añada será excelente. Lo percibo por su acidez, por su frescura… y, a día de hoy, creo que este 2018 en Burdeos, tanto en el lado izquierdo como en el derecho, será una de las grandes añadas de la zona. ¿Qué significa esto? Que los vinos de Burdeos 2018 serán caros, ¡no lo dudéis! Probablemente, los vinos del lado izquierdo (ribera izquierda del río Garonne) serán más bebibles, más amables que los del lado derecho, con sus cabernet, petit verdot… muy bien conformadas. El lado derecho (ribera derecha del río Dordogne) dará vinos más estructurados y potentes, con mayor poder de envejecimiento. En mi opinión, ¡una de las grandes añadas de este siglo! Eso sí, a costa de menor producción debido al mildiu, una enfermedad de la vid producida por un hongo y que aparece durante periodos lluviosos con una temperatura elevada. Os diré que hacía muchos años que no probaba Burdeos con esos matices aromáticos tan frescos, por lo tanto, auguro un envejecimiento espectacular. Es una cosecha pequeña, sí, lo que se traducirá en un encarecimiento del 20 ó 30 por ciento del precio, pero es una añada en la que los vinos del lado derecho serán para guardar y los del lado izquierdo serán mucho más elegantes, más suaves, más profundos y minerales.

¿Cómo es el proceso de cata en primeur?
Es imposible ir a Burdeos en la semana de venta en avanzada sin una agenda ya conformada. No hay cabida a la improvisación: el catador debe ir con citas programadas, si no es imposible el acceso a las bodegas. Con en torno a media docena diaria de vinos a catar, cada chateau ofrece probar todos aquellos vinos los vinos que le interesa vender en avanzada. Para entender esto hay que tener en cuenta que, tanto en Burdeos como en el resto de Francia, los vinos de mayor producción son los vinos más caros y reputados; los vinos más asequibles suelen tener una producción limitada.
El ritual de la cata es similar al de cualquier bodega, aunque para las primeurs los chateaux embotellan los vinos sin terminar -con etiquetas especiales- y recién sacados de la barrica, para su posterior degustación en las salas de catas, sirviéndose en copas Burdeos. Como dato curioso de la producción francesa, comentar que las viñas se arrancan con un máximo de 40 años lo que quiere decir que, al contrario que en España, no rinden culto a los viñedos viejos.