El tiempo se detiene cuando se entra en el pueblo y se llega al complejo de Las Caldas tras la última curva. Desde ese mismo instante se hace un silencio que no es incómodo, como si montañas y casas, así como los propios edificios, fueran un decorado, el decorado que protege el agua. Un secreto exclusivo hasta 1773 cuando Ventura Rodríguez ideó el proyecto del Real Balneario. Era el siglo XVIII, reinaba Carlos III, y Las Caldas de Oviedo era de los pocos balnearios edificados. Hoy en día Las Caldas Villa Termal siendo igualmente exclusivo, no por sus visitantes sino por su oferta termal, sus instalaciones y su entorno intacto.
Las aguas minero-medicinales del Balneario de Las Caldas, declaradas de utilidad pública en 1817, están indicadas para diferentes patologias: desde estrés hasta las de tipo articular y pulmonar.
Dos hoteles en un espectacular complejo
En el complejo hay dos hoteles, el Gran Hotel Las Caldas, de cinco estrellas y prototipo de la arquitectura balnearia del siglo XIX, con actividades termales en su planta baja desde 1776 y perfectamente adaptada al siglo XXI con circuitos relajantes y estimulantes; ingravidez en la Sala de Columnas, un espacio privado en el que se puede disfrutar en pareja mientras se escucha música, también subacuática; masajes en zona de tratamientos con 25 cabinas… Y un hotel más urbano, pero perfectamente integrado: el Hotel Enclave, ambos unidos por una pasarela acristalada.
El paso de unos edificios a otros, de un balneario a otro en albornoz, es algo habitual, que forma parte del paisaje, asi como la música clásica en todas las instalaciones, los periódicos del día en diferentes lugares, o el excelente diseño de los espacios comunes.
Aquaxana, la joya de la corona
La joya de la corona, inaugurada en junio de 2010 es Aquaxana, donde se encuenra el Instituto Vida Sana, en el que hay una Unidad de Nutrición y Alimentación, otra de Prevención de Patologías Crónicas, una Antiestrés y la de Hidroterapia, en la que se orienta a los clientes sobre cómo utilizar el agua para mejorar su salud.
Los datos, por mucho que los contemos, no llegan a reflejar la realidad del lugar ni de lo que en él se siente: es una experiencia única pasear por sus 4.000 metros cuadrados de jardín rodeados de montañas, entrar en una de sus piscinas y llegar a la cúpula con una impresionante luz cenital que recuerda a las catedrales romanas y observar, mientras disfrutas del suave masaje de un chorro en la espalda, el espectaculo de luz y sonido que se ofrece durante todo el día, o seguir nadando hasta llegar a la piscina semi-cubierta a la que se accede directamente a través de una puerta en el agua. Es como volar, cambiar de paisaje mientras se nada, mientras se deja uno llevar como si fuera corriente de la propia agua…
Una carta termal sin límites
Los tratamientos van desde una hora, con aceso al Centro Termal El Manantial a otros mucho más extensos. Se pueden hacer también privados, por ejemplo el circuito de una hora y media de duración en la Sala de Columnas, donde se puede disfrutar de la ducha de contrastes, jacuzzi caliente, salón de relajación y oxigenoterapia, además de la propia piscina, donde dormir diez minutos flotando es posible y tan reparador como una noche de sueño.
También en pareja se puede disfrutar de un programa de tres horas de duración que incluye bañera hidromasaje con cromoterapia, baño con cacao anticerulítico y masaje integral.Es imposible no ser feliz, y de hecho, la imagen de la gente en la cena, tras una jornada de tratamientos, descanso, ejercicio y relajación, es una postal de felicidad.
Comer en el Balneario
Desayunos de otro tiempo
En el Salón de los Espejos se puede disfrutar cada mañana de un desayuno excelente con verdadero zumo de naranja recien exprimido, fruta troceada, pan recién horneado, embutidos de primera calidad, quesos y un largo etcétera.
No falta una zona para celiacos y otra de cocina ligera; un poco más floja está la cocina caliente, con pocas opciones además de huevos y bacon.
Cabe destacar la bollería, con bizcochos de almendra, chocolate, palmeras, tarta de queso… y mis preferidos: los financieros, impresionantes… Todo es casero.
Restaurante Viator
El restaurante Viator ofrece una carta cerrada con diferentes platos a elegir entre primeros, segundos y postres a un precio de 38 euros, que además se adapta en precio y forma a los comensales que prefieran un sólo plato.
Una oferta gastronómica diseñada por Luis Alberto Martínez, de Casa Fermín, donde no falta la cocina actual asturiana actualizada, tanto en carnes, caza, pescados o huerta, con especial cuidado a que la citada cocina sea saludable: las salsas desgrasadas, productos limpios sin piel, una cocina muy agradable.
Excelente la Fabada, el Milhojas de chocolate blanco o las croquetas, así como las ensaladas. El establecimiento tiene el acierto de combinar esta carta, que va cambiando, con la del restaurante más informal Scanda, ubicado junto al Viator y cuya oferta se puede degustar también en la terraza cafeteria del hotel.