Que la crisis ha afectado duramente a todos los sectores de la economía no es ningún secreto. Aún así, el sector de la alimentación no ha sido uno de los más perjudicados y se ha resentido menos que otros dedicados a bienes que no son de primera necesidad. Este sector ha conseguido sortear los efectos de la crisis y, pese a haberse visto minado por la popularidad de las marcas blancas, ha conseguido que las 30 principales marcas de consumo sigan situándose entre los líderes de mercado.
De hecho, según el estudio elaborado por Kantar Wordpanel «Las Top 30 Marcas del Gran Consumo 2010«, marcas como Danone, Casa Tarradellas, Bimbo o ColaCao han crecido en valor una media del 2,1% entre agosto de 2009 y julio de 2010, incluso 18 de ellas lograron un crecimiento superior al 8%. Mientras que el sector del gran consumo caía un 2,6% y el conjunto de marcas de fabricante perdía un 3,7% en valor, estas «Marcas Top» acapararon un 7% del negocio total del gran consumo.
Parece que el secreto ha sido haber conseguido fidelizar a sus clientes, aún teniendo un precio mayor que el resto. El estudio de Kantar Wordpanel revela que los consumidores las compran por costumbre un 15% más que otras marcas, a pesar de ser hasta un 90% más caras que la marca blanca del mismo producto.
Otro factor que señala el informe para este aumento de ventas es la capacidad de diferenciación que están desarrollando estas empresas. Ésta puede venir dada por la calidad, la innovación y la originalidad frente a sus competidores, entre otros factores.
Las marcas de distribuidor o marcas blancas tampoco se han quedado atrás y han conseguido incluso batir récords, superando el 40% de todos los productos vendidos en cinco países de Europa (entre los que se encuentra España), según el Anuario Internacional de la Marca de Distribuidor de la PLMA (Asociación Europea de Fabricantes de Marcas de Distribuidor) de 2010.
En 14 de los 20 países estudiados por la consultora Nielsen para este anuario, las marcas blancas aumentaron su cuota de mercado el pasado año 2010. Los aumentos más significativos se han registrado en mercados de países europeos emergentes como Hungría y Turquía.
Según Brian Sharoff , presidente de la PLMA, estos incrementos no serían temporales y causados exclusivamente por la situación económica, sino que estarían motivados por un cambio de actitud del consumido,r y son de carácter más permanente que el contexto económico.
Todo esto parece apuntar a una gran polarización del mercado en la que los grandes perdedores han sido las «marcas medias», que no gozan de tanta reputación y diferenciación en cuanto a calidad, y cuyos precios no son lo suficientemente bajos como para atraer al consumidor.