«Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas», es una frase que hemos oído con frecuencia en las películas sobre esta ciudad americana, la mayoría de ellas estridentes y llenas de excesos que no son tópicos sino realidades de un lugar por el que pasan cada día cientos de miles de personas como el que va a un parque temático, que en parte lo es. Los visitantes caminan admirados entre fascinantes luces de neón que crean una realidad virtual que reproduce la torre Eiffel parisina, el Empire State neoyorquino o las mismísimas pirámides. Cada hotel es un reclamo turístico y cada uno, la mayoría están en el llamado Strip, acoge centros comerciales repletos de tiendas de lujo. Los casinos, que lo abarcan todo desde la mismísima puerta de los hoteles, son de entrada libre, sin el menor control para menores, que pululan entre las máquinas tragaperras, las mesas de las ruletas o las puertas de los teatros, donde actúan figuras internacionales, como Mariah Carey, David Copperfield o Elton John, además de centenares de otros espectáculos, cinco de ellos del Circo del Sol. Así que no te olvides de solicitar un ESTA para USA y disfruta de la visita!
En este maremagnum, miles de personas deben comer y cenar cada día. Hay multitud de restaurantes a precios astronómicos y casi todos los hoteles tienen un cocinero estrella, con un resultado más aparente que gastronómico. Como falta cocina local, estos establecimientos se decantan por la cocina internacional, entre la que la mexicana y las asiáticas suelen tener gran predicamento… Y fuera de esto cientos y cientos de restaurantes de cocina rápida, tampoco baratos, donde se come fatal con productos de baja calidad y sin ningún fundamento. Todo vale en Las Vegas, porque por muy mal que esté un restaurante se llena, hay público para todo. Las colas son habituales en todas partes, desde los baños a la entrada de los espectáculos a 85 dólares la entrada más barata, discotecas de lujo de los hoteles-casino con los mejores pinchadiscos del momento o marcas de lujo en centros comerciales, algunos de los cuáles también tienen sus propias performances.
Comer bien a un precio razonable no es nada fácil para los europeos, acostumbrados a otro tipo de alimentos, raciones y técnicas de cocina. Para el desayuno la mayoría de los hoteles ofrecen un servicio tipo «American dinner», con el típico desayuno americano. Algunos incluso tienen desayuno continental, aunque no terminan de tener claro en qué consiste, y conseguir una tostada de pan puede ser una misión imposible. De los zumos de fruta realmente recién hechos, ni hablamos. Algunos hoteles tienen pastelerías que resultan tan exclusivas, la mayoría son francesas, que se confunden con joyerías y son realmente caras.
En los meses de primavera y verano suele hacer mucho calor, por lo cuál las terrazas sólo pueden utilizarse por la noche, que es precisamente cuando más atractiva es el área de casinos, con luces, neones, pantallas LED gigantes anunciando los espectáculos… En definitiva, la imagen que todos tenemos de este lugar del mundo.
Para cualquier español y europeo, proponemos dos o tres locales que nos pueden ayudar a comer bien en nuestro viaje a Las Vegas, fuera de la cocina rápida habitual.
Dos versiones bistró de lo mejor de la cocina europea: Jaleo de José Andres y L’Atelier de Robuchon
Jaleo, el restaurante de José Andrés es, posiblemente, el mejor en relación calidad-precio de la ciudad. Está situado en el hotel The Cosmopolitán (3708 Las Vegas Blvd, South). El local se encuentra en el centro comercial del hotel donde, en un sólo espacio diáfano, la sala resulta muy acogedora. Hay también un reservado. La cocina es vista y en varios fuegos, bastante impresionantes dentro de ella, cocinan las paellas de cada día. El chef decide cuáles se servirán en cada jornada, de setas y rabo de toro, de mariscos… están realmente buenas. Parece cocina informal porque las presentaciones lo son, pero en realidad es una cocina muy bien hecha y en ocasiones también muy técnica, con sabores muy españoles, se nota que los productos le llegan de origen. José Andrés está en constante contacto con el restaurante, pero él no cocina allí, está en Washington. Comenzamos con el Pan cristal con tomate fresco, no puedes parar de comerlo, lo acompañamos con Salchichón ibérico de bellota Fermín. El queso es Flor de Esqueva (Burgos), seguimos con unos Conos de atún y torta de La Serena, probamos el Gazpacho, continuamos con Pimientos del piquillo fritos, que son algo más grandes que los gallegos, pero están buenísimos, al igual que las Croquetas de pollo, que se sirven en una zapatilla de deporte ante el asombro de los comensales de la mesa de al lado.
Seguidamente llega un plato fantástico: la Ensalada de sandía y tomate con pistachos y queso de cabra. Es fresca, sabrosa, llena de matices… Después probamos la versión del Bikini de José Andrés: jamón ibérico con queso manchego y trufas, el jamón de bellota y todos los embutidos son de Fermín, la primera marca que ha exportado jamones a Estados Unidos.
Otra exquisitez de las que parecen fáciles es la Coliflor con olivas y frutos secos, lleva pimentón y es una delicia, como también la Butifarra. Con cada plato sientes que estás en un buen restaurante español. Es una maravilla, como lo es el flan al estilo tradicional de mamá Marisa, en las antípodas de otro postre más que conocido del asturiano más universal, el «Gin & Tonic» un postre cóctel con espuma de limón. Jaleo cuenta con una buena carta de vinos, a precios muy ajustados para el país. El servicio es estupendo y su director, John Peiser, está siempre pendiente de todo. Se puede comer extraordinariamente por 40-45 dólares.
L’Atelier de Joel Robuchon es otro de los restaurantes donde se puede comer bien en Las Vegas. Tiene una estrella de la Guía Michelin y está situado en el hotel MGM (3799 Las Vegas Blvd. South. Las Vegas. NV 89109). Se trata de un coqueto local muy moderno y aislado del centro comercial de tiendas del hotel, con muy pocas mesas y una barra donde los comensales pueden cenar igualmente, tanto a la carta o con menús degustación desde 81 dólares. El menú incluye aperitivo, dos entrantes, un plato principal y un postre.
El pan es excelente, al igual que el Ceviche de dorada; el Huevo mollet sobre salmón ahumado; la Langosta sobre tagliattele… y, sobre todo, el Pato braseado, con el famoso puré amantequillado de Robuchon. El Gazpacho y la Crema de cebolla resultan menos interesantes. El postre, Le café, es una delicia, como La Carotte, una versión de la Carrot cake muy técnica y con bastante sabor.
El servicio es eficiente y no demasiado informal. La carta de vinos, no excesivamente desbocada en precio, cuenta con algún vino español y muchos franceses. En definitiva, una cocina francesa bien elaborada sin sobresaltos y con muy buena técnica, como corresponde a este genio de la cocina internacional, que cuenta con otro establecimiento en el mismo hotel de Las Vegas con tres estrellas de la Guia Michelin y un menú por 445 euros, sin bebidas. Claro que si se quiere una boda de lujo, también te la organizan con flores, limusina, oficiante y comida para 6 al precio de 6.000 dólares…
Para una cerveza… lo mejor un bar British
Si lo que nos apetece es tomar una buena cerveza y comer más informalmente, un establecimiento que no podemos perdernos es Todd English P.U.B. con una buena carta de cervezas locales e internacionales: la jarra de litro de cerveza Triple Karmelite tiene un precio de 44 euros y la ensalada de langosta es espectacular, al igual que la hamburguesa, una de las mejores de Las Vegas. Además, el restaurante tiene muy buena música y una terraza exterior.
Todd English P.U.B. está situado en uno de los centros comerciales más exclusivos: The Shops at Cristals, que merece la pena visitar por su decoración interior. Es un lugar muy agradable donde refugiarse del ir y venir de las mareas humanas de un hotel-casino a otro.
Otras recomendaciones
- Perritos, pizzas, hamburguesas, fish and chips… Hay prácticamente en cada esquina, con muy poca fruta y verduras, salvo ensaladas y éstas suelen estar llenas de proteínas. Las cantidades son gigantes para los estándares europeos, por lo cuál es conveniente compartir raciones.
- Si se quiere divisar toda ciudad, el hotel Stratosphere tiene una torre de más de 106 pisos, en cuya cima hay un mini parque de atracciones y un restaurante gastronómico, además de una cafetería donde elaboran sándwiches de calidad, que se pueden degustar mientras se contemplan excelentes vistas.
- Muchos restaurantes tienen su hora feliz de 3 a 5, y si tenemos que hacer una comida tardía podemos aprovechar esa circunstancia. El Circus Circus, además de contar dentro del hotel con un auténtico circo con atracciones, tiene un coqueto restaurante, con hora feliz» incluída, de cocina americana, donde se pueden tomar cocina tex-mex que no esta mal, desde fajitas a burritos, además de hamburguesas. El precio por persona no excederá los 30 dólares, incluyendo la bebida.