El grupo de Sushita abrió hace poco (en Noviembre de 2019) su último restaurante: “Le Club Sushita”. Con el nombre de “sushita” por bandera, una ubicación espectacular entre la Puerta de Alcalá y Cibeles y un local grande, elegante, con una decoración muy cuidada que se inspira en el París de los años 70, más concretamente en el apartamento de Karl Lagerfield, este nuevo restaurante lo tiene todo para triunfar. De hecho, cuando entramos (es cierto que es viernes por la noche pero el local es realmente grande) está lleno hasta la bandera. Su clientela, en su mayor parte, vienen atraídos por el nombre “Sushita” y por la oferta de ocio que ofrece la zona por la noche. “Le club” empieza bien.

Luego llega su oferta gastronómica, que a mí personalmente me confunde. No pretendo colocar la palabra “confunde” en su aspecto más negativo, pero tampoco me atrevo a hacerlo en el extremo positivo, simplemente su propuesta me deja digamos que aturdido. Es cierto que en algunos de los otros restaurantes del grupo su carta está abierta a pequeñas y concretas propuestas más internacionales conservando ese toque especial de la característica cocina japonesa , pero la carta de “Le club” está repleta de estas referencias: ceviches, tiraditos, pescados en papillote, poke bowls, samosas, brioche.. hasta croquetas y ensaladilla rusa. Conseguir mantener el carácter propio que ha llevado al éxito a estos restaurantes con una carta tan extensa y variada en un local que bien pueden servir 200 servicios es complicado.

Comenzamos con unos entrantes: las “bravas de yuca” (6,90€) que son el ejemplo perfecto de lo que queremos decir: la yuca latina, acompañada con una mahonesa japonesa todo dentro de un plato típico de tasca española como son las bravas. El resultado: un plato en el que los tres conceptos se ensucian unos a otros y no dejan que ninguno destaque. Seguimos con las “Croquetas de atún katsuobushi” (6 unidades 7,90€), de las que podríamos decir algo muy similar a las bravas. Continuamos con la “Ensaladilla rusa de tartar de atún rojo”(11,90€) y aquí empezamos a notar algo de la propuesta del restaurante, al menos a intuirla. La textura del tartar acompañando a una muy buena ensaladilla consigue que entremos un poco en lo que nos quieren contar, en esa mezcla de cultura y sabores.
Los niguiris que nos sirven, al igual que la ensaladilla, tienen también toques del concepto fusión que pretende “Le club”: destacamos el Nigiri de mojito (2,50€) y el falso nigiri de atún toro con salmorejo (2,75€) este último un bocado especial, fresco y sabroso.
Como plato fuerte la “Costilla de ternera al Josper” (29,90€) que se sirve acompañada de salsa yakiniku, ají amarillo y barbacoa picante. Sin duda el mejor plato del menú. La costilla perfectamente cocinada, se deshace en la boca y con un excelente sabor. Todo con una gran presentación. El toque japonés lo pone la salsa, que prácticamente ni probamos ya que la costilla está realmente bien ejecutada y no necesita de ningún condimento extra.

Para finalizar, la Tarta de trufa negra con helado de frambuesa (11,50€). Muy buena presentación y buena elaboración. El punto japonés: inexistente.
En definitiva, “Le club sushita” es un restaurante que lo tiene todo para triunfar y que sin duda sus probabilidades de éxito son muy altas, pero que en su apuesta gastro, ambiciosa sin duda, no han conseguido cohesionar los conceptos de su carta y a día de hoy existe una evidente desconexión entre su propuesta y sus elaboraciones. Debemos darles el valor de quién arriesga pero solo el tiempo dirá si poco a poco consiguen encontrar esta integración.
Calle de Alcalá, 63, 28014 Madrid