En 1578, el Rey Enrique III de Francia crea la Orden del Espíritu Santo, cuyos caballeros se identificaban por llevar una cruz con un cordón azul. Este grupo de élite estableció importantes estándares culinarios, y en su recuerdo la periodista francesa Marthe Distel crea en 1895 la revista gastronómica «La Cuisinière Cordon Bleu», siendo en 1896 cuando se imparte la primera clase en la escuela Le Cordon Bleu, un 14 de enero.
Más de cien años después, esta prestigiosa escuela cuenta con 35 centros en 15 países a los que asisten más de 23.000 alumnos de más de 70 nacionalidades. En un siglo los chefs que han conseguido el Gran Diploma Cordon Blue han llevado la cocina francesa a todo el mundo, en algo muy parecido a una colonización cultural gastronómica.
La inauguración de una nueva escuela en la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid de Le Cordon Bleu, a la que ha asistido André Cointreau, Presidente de Le Cordon Bleu Internacional, ha constituido el evento del año en la capital.

A la misma asistieron, además del Embajador de Francia en España, Bruno Delaye, un nutrido grupo de periodistas gastronómicos y los catorce alumnos que ya forman parte de la primera promoción, y que abonarán 35.000 euros por un curso de nueve meses. Y, por supuesto, allí estuvo también Con Mucha Gula para informaros de lo acontecido.
Las instalaciones, como cabe esperar, resultan absolutamente excelentes: cocina dulce, cocina sucia, cocina salada, zona de recepción, aula de demostraciones; tienda boutique donde se pueden adquirir los libros que edita la marca, así como otros recuerdos.
Cada alumno tiene su propio puesto de trabajo, y a comienzo del curso se hace entrega de dos uniformes, un maletín de cuchillos Wüsthof y utensilios, junto a una carpeta con todas las técnicas y recetas a elaborar durante el curso.
El equipo docente de la Escuela se compone de tres chefs, dos de cocina y uno de pastelería: Arnaud Guerpillon es el director técnico, Yann Barraud el profesor de cocina y Nicolás Serrano el de pastelería.
Los primeros alumnos, algunos futuros chefs otros sólo grandes aficionados, ya han aprendido las técnicas de cortes, el orden en la cocina, algunas bases.
El rigor y el prestigio viene con el nombre, al igual que el precio del curso. Madrid ha sido la ciudad elegida por la conocida escuela, según su director, «porque hemos detectado que es una capital cultural a la que muchos alumnos europeos quieren venir a estudiar, una ciudad que interesa en Europa y puede convertirse, en relación con nuestros alumnos potenciales, en el epicentro de la Europa meridional«.