En pleno centro de la capital, en la plaza de Matute, se encuentra Le Petit Bistrot, un delicioso restaurante francés dirigido por Carlos Campillo, nacido en Zaragoza y criado y formado en París, hijo de español y francesa y, sobre todo, con un gusto exquisito.
En España hemos creado los gastrobares, pero los bistrot son un invento absolutamente francés, que el cocinero sabe reproducir perfectamente en el local, tanto en la decoración y el servicio como a nivel gastronómico.
Hoy nos detendremos en el brunch que, por 20 euros, ofrece productos deliciosos. Hay dos opciones: París, que incluye bebidas calientes, pan, mantequilla, croasanes y mermeladas, además de fiambre de pollo y salmón; y Madrid, con copa de vino y cerveza, tostadas, embutidos ibéricos.
En ambos casos se sirven unas ríquisimas croquetitas de brie, huevos al gusto que pueden ser o bien revueltos a la francesa con nata, fritos con bacón o a la florentina: excelentes. También fruta del tiempo. No hay que perderse los deliciosos cruasanes, elaborados en el propio establecimiento y que también se pueden llevar a casa.
Desde las 11,30h hasta las cuatro de la tarde se puede disfrutar de este desayuno-comida que inventaron los granjeros norteamericanos.