Los caminos de lo cool son inescrutables. Del éxito demostrado en Londres o Nueva York, ciudades mesiánicas de lo trendy, se ha ido extendiendo la apertura de locales clandestinos, bares o restaurantes que buscan imitar a los «speakeasies», locales que se resistieron a la ley seca impuesta hace ahora casi un siglo en los Estados Unidos.
La trastienda de una barbería o el sótano de una sastrería, cualquier lugar es bueno para convertir en tendencia lo que hace un siglo fue una tajante prohibición. Si quieres sentirte como en un episodio de Boardwalk Empire, te confesamos 10 lugares donde podrás hacerlo. Pero rogamos discreción: la primera regla de los bares clandestinos es que NO SE HABLA de los bares clandestinos.
1. ¡Camarero, hay un pelo en mi Gin Tonic!
En pleno auge de las barbas, la recuperación de los locales de belleza masculina es ya un hecho. Allí, en las barberías, se juntaba el vecindario pre-internet a chatear off line y, de paso, salir con un buen corte de pelo. Con una sede en Nueva York y otra en Los Ángeles, The Blind Barber ha aprovechado el tirón para abrir sus puertas y, de paso, albergar una puerta que da paso a un maravilloso mundo de cócteles y gente guapa. Lo que viene siendo aprovechar bien el cuartito de la limpieza.
2. Una puerta (de nevera) a otro mundo
Típico. Vas a desayunar, te lías y acabas de copas en un bar de luz tenue y música chill out. Más fácil será que te ocurra si visitas The Breakfast Club, una cafetería que alberga una de las entradas más originales que verás hoy.
Sólo tienes que encontrar el frigorífico SMEG, abrir su puerta y zambullirte en uno de los lugares más underground del East London: El Mayor of Scaredy Cat Town. El alcalde de la ciudad de los miedicas, la traducción literal de su nombre, te gana de un primer vistazo y te acaba de conquistar con su ambiente socarrón y su variedad etílica.
3. Una cena entre antigüedades
En la Travesía madrileña de San Mateo, nº 4 se encuentra, desde finales de 2004, el Restaurante Asiana, que durante el día funciona como una tienda de decoración de antigüedades. Por la noche, solo con bajar unas escaleras, se puede disfrutar de una cena inolvidable, únicamente con reserva, en 7 mesas, para un total de 25 comensales como máximo. En este ambiente tan romántico, lleno de muebles, cuadros y obras de arte orientales, se sirve una delicada alta cocina. Os recomendamos reservar la mesa número 1, ¡es la que mayor exclusividad y secretos esconde!
4. Los intocables de Frank
Palermo, Buenos Aires. Un portón metálico en una vieja casona. Se abre un ventanuco desde el que una voz pregunta por la contraseña, la cual únicamente se obtiene a través de Facebook y cambia semanalmente. Tras pasar la prueba, una recepcionista te da una combinación numérica que deberás introducir en la cabina que encontrarás a continuación. Si lo haces correctamente, una puerta se abrirá automáticamente para dejarte entrar en el Frank’s Bar, uno de los mejores bares de la ciudad. Te aseguramos que tanta molestia habrá valido la pena.
5. ¡Un jarabe de cebada, por favor!
Restaurante chino por fuera, farmacia por dentro, bar súper cool más adentro aún. Pocas cosas más discretas debe haber que la fachada de un cutre garito chino, el Gold Flower, en pleno Chinatown neoyorquino. Esa es la fachada de Apothéke, que esconde en su interior una coctelería inspirada en la más pura decoración farmacéutica.
No le falta parafernalia, desde los barman enfundados en batas blancas hasta los tubos de ensayo. Según dicen, destaca por la creatividad de sus brebajes y, paradójicamente, su bullicio en fines de semana.
6. Un despacho de detectives como tapadera
He aquí un bar completamente metido en su papel. Disfrazado de agencia de detectives privados, Evans & Peel ofrece a su clientela una experiencia única. Al atravesar su puerta te sumergirás en los años 20, empezando por la mesa del detective que te pregunta por tu caso (es decir, tu reserva), pasando por la entrada secreta al bar, camuflada tras una estantería.
Una vez dentro, su luz tenue e intención discreta te harán sentir en plena época de la ley seca. No escatiman en detalles, incluido un radiador que esconde un surtidor de cerveza, dignísimo del Barón de la Birra.
7. Entra en la yakuza
Si eres amante del sushi y te encuentras en Nueva York, seguro que tendrás un amplio número de restaurantes donde elegir. Si, además, te gusta la clandestinidad, no puedes dejar de visitar el Village Yokocho, un japonés que alberga un gran secreto en su interior.
Una vez dentro, deberás buscar las escaleras que conducen a la segunda planta, dar con la puerta de madera e introducirte en un ambiente completamente antagónico. Silencioso, romántico y preciosamente decorado, el Angel’s Share te dejará embelesado, tanto por sus brebajes como por su majestuosidad.
8. Nunca los libros habían dado tanta sed
Una polvorienta tienda de libros esconde en su interior uno de los secretos mejor guardados de Denver.
William & Graham, galardonado como uno de los 50 mejores bares del mundo según Drinks International, se atrinchera tras una estantería que debes atravesar para llegar al maná que son sus bebidas. Una vez superado el pasadizo secreto, te toparás con un sencillo pero elegante local, que se ha ganado completamente un público, fiel gracias a su carta de cócteles.
9. Sigue a la salchicha gigante
Típico. Te entra gusa, paras a comer un perrito caliente, de paso llamas a casa para decir que no te esperen para comer y, casi sin darte cuenta, apareces en una coctelería que haría palidecer de envidia a James Bond.
Así funcionan las cosas en Please Don’t Tell, el lugar del que paradójicamente todo el mundo habla. Radicado en el East Village neoyorquino, el PDT (sus siglas y como es más conocido) disfruta de una de las cartas de cócteles más innovadoras de la ciudad.
10. Contraseña: póngame un Capuccino
«Hola, póngame un capuccino (guiño, guiño)». Pocas contraseñas más necesitarás para que el personal del Stone Street entienda que no es cafeína precisamente lo que buscas. Con una ambientación al más puro estilo AlCaponesco, el Bathtub Gin se encuentra tras una puerta camuflada en una pared del local.
Como bien indica su nombre, rinde pleitesía a la ginebra y a una bañera situada en el centro mismo de la sala. Como guinda, una vez a la semana cobija un espectáculo burlesque y el excusado dispone de servicio de colonias, cremas y secado de manos.
Galería fotográfica:
Fuente: http://www.habitissimo.es/