La crisis del Coronavirus está cambiando de forma brusca y radical la forma que teníamos de ver el mundo y por consiguiente nuestros hábitos de consumo. Superada ya aquella preocupación que se dio al principio del confinamiento sobre el abastecimiento de alimentos, ahora la tendencia vuelve a centrarse en consumir productos sanos, sostenibles, que cumplan las exigencias de las cadenas de distribución con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y que nos sirvan de protección natural del sistema inmunológico. No solo debemos protegernos con las medidas de seguridad y distanciamiento, sino también haciendo un uso inteligente de nuestra alimentación y consumiendo productos que nos fortalezcan y nos aporten nutrientes y vitaminas.
En este marco, los invernaderos del Sur de Europa, principalmente los situados en el sur de España, entran en acción debido a su modelo de producción que garantiza un producto de máxima calidad durante todo el año. Frutas y hortalizas que se cultivan siguiendo estrictos controles alimentarios y cuyo control biológico de plagas reduce al mínimo el uso de pesticidas y otros productos químicos. Al utilizar como fuente de energía el sol, prescinden de energía fósil reduciendo el uso de fitosanitarios y absorbiendo C02.
El consorcio internacional del que forma parte APROA (Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Andalucía) y que coordina Fruit Vegetables EUROPE (EUCOFEL) trabajan para aumentar la información al ciudadano sobre los parámetros de calidad y modelos de producción así como sobre la trazabilidad, seguridad alimentaria y sostenibilidad medioambiental de este tipo de producciones.
Como ejemplo de una gestión sostenible podemos citar los invernaderos que se encuentran en las regiones de Granada y Almería, que solo ocupan el 3,4% del territorio de la provincia mientras que un 50% son espacios naturales protegidos. Estos invernaderos producen 4,5 millones de toneladas de hortalizas y abastecen aproximadamente al 47% del mercado interno y al 50% de los mercados europeos, llegando a superar el 60% durante los meses de invierno, cuando la producción continental no es viable debido a las bajas temperaturas.
*FUENTE: CuTe.