El actual año hidrológico, que empezó el 1 de octubre de 2012, está siendo muy húmedo en lluvias y nieves. En algunas zonas de España está lloviendo el doble que en la pasada temporada y los embalses están por encima de la media en casi todas las cuencas hidrográficas. Las lluvias aumentan el caudal más rápidamente, pero las nieves se derriten lentamente y garantizan el suministro líquido para varios meses. Esto significa que los ríos bajan y bajarán durante unos meses con un caudal más alto de lo habitual y sus aguas también irán más limpias. Por tanto, es el momento adecuado para salir a pasear por sus riberas o incluso para hacer una ruta visitando sus puentes.
El Guadarrama es un río que a pesar de su corto recorrido, solamente 132 km, está cargado de historia y detalles interesantes, como sus puentes de piedra. Ya en tiempos de los romanos esta zona servía de vía de comunicación entre el sur y el norte, y aún quedan los restos de la calzada romana que cruza el puerto de la Fuenfría. Durante la ocupación árabe también se usaba como camino de conexión entre Toledo y la frontera con el mundo cristiano, que estaba en el Duero. Aparte de ésto, la importancia de este río reside en su nombre pues, aunque la etimología no está clara, parece ser que procede del árabe y significaría río del arenal; este río da su nombre también a la sierra en la que nace, a un pueblo que cruza e, incluso, a un mineral llamado guadarramita. Pero el principal atractivo para hacer esta salida es que en unos meses se concretará la declaración del 15º Parque Nacional de España y será aquí en las cumbres de la sierra del Guadarrama, donde nace nuestro protagonista.
En su curso medio-alto y dentro de la Comunidad Autónoma de Madrid tiene cinco puentes de piedra que son una maravilla. El primero está en el propio pueblo de Guadarrama y sobre él pasa la carretera de Los Molinos con todo el tráfico rodado actual, así que su estado es perfecto a pesar de ser del S.XVIII. Lo construyó Carlos III para ir de La Granja de San Ildefonso a El Escorial. Es una joya desconocida. Siguiendo esta ruta geomonumental llegaremos hasta otro puente del S.XVIII el puente del Herreño. Está en buen estado y da gusto observar sus elementos, como los tajamares. Aguas abajo, ya en Galapagar, hay dos puentes muy cercanos: el de Alcanzorla, el más antiguo de esta ruta, es de origen árabe y posiblemente está construído entre los siglos IX-XI. Allí cerca está también el puente de la Herrera, del S.XVI y mandado construir por Felipe II para llegar hasta el Monasterio de El Escorial
Así, como jugando a la oca, de puente a puente, llegaríamos hasta el de Retamar, que es el más grande y espectacular, también es el más fácil de visitar y ya está muy cerca de Majadahonda, el lugar perfecto para reponer fuerzas con los buenos alimentos en un buen restaurante con una buena relación calidad-precio.
Restaurante Goa
El restaurante Goa, en la avenida de España, 14 de Majadahonda, es un lugar ideal para comer después de esta excursión. Tiene ambiente de invierno con chimenea, sofá cómodo y troncos cortados en la pared, o de verano con fresca terracita de moda. Además, tiene un comedor con una decoración muy agradable y moderna. Aunque lo más importante siempre es la cocina, y la de Goa es muy buena porque las materias primas que utilizan son de calidad. Tiene dos menús, uno de 12 euros y el ejecutivo de 20, y en la carta los platos son buenos al mirarlos, al olerlos y al comerlos, desde los más sencillos a los más elaborados está garantizada la calidad, son riquísimos. Algunos de sus mejores platos son:
La Ensalada de bogavante es riquísima, sus ingredientes principales son: mezclum de lechugas de temporada, frutos secos, tomate y cebolla salteados al ajillo y salsa tártara de queso mascarpone cubierta con pasta brick.
- Changurro preparado al estilo cántabro.
- La Merluza de pincho, a la plancha, cocida o a la gallega.
- La Piña colada desestructurada con ron Barceló Platinum
Además para charlar en la sobremesa podemos tomarnos un gin-tonic Goa refrescante, suave y digestivo.