
La Navidad se vive en torno a una buena mesa. En estos días se multiplican las salidas y las reuniones sociales. Cada español tiene una media de entre 8 y 10 comidas y cenas de trabajo, con amigos o con familiares. Es época de comidas copiosas, abuso de salsas y alimentos grasos y consumo de alcohol. En general, se abandonan los hábitos saludables. Por eso durante las navidades aumentan en un 20% las urgencias hospitalarias relacionadas con estos excesos. También se produce un mayor número de accidentes de tráfico, muchos de ellos provocados por el consumo de alcohol.
Pero la Navidad también es un momento en el que se rompe la monotonía y estamos más dispuestos que nunca a probar nuevos platos y propuestas, tanto en las reuniones familiares en casa como en las celebraciones en bares y restaurantes, con compañeros de trabajo o con amigos. Por eso, también puede ser la ocasión perfecta para disfrutar de los refrescos de una forma diferente y especialmente adaptada a estas celebraciones, complementando así el resto de bebidas y comidas de los que disfrutemos estos días.
La gran variedad de refrescos que existe actualmente -con o sin gas, con azúcar o light, de distintos sabores como cola, naranja, limón, bitter, gaseosa, etc.- ofrece múltiples posibilidades. Lo importante es conocer cómo combinar cada refresco con cada alimento, y cómo servirlos y presentarlos.
Un servicio perfecto
La presentación es fundamental en las celebraciones navideñas. En el caso de los refrescos, la elección del vaso o copa hará la bebida más vistosa y permitirá percibir sus aromas; añadir hierbas aromáticas y rodajas de fruta que contrasten o potencien su sabor puede hacer disfrutar mucho más de cada bebida.
Es recomendable utilizar un recipiente abierto -un vaso o una copa- ya que favorece la percepción visual subjetiva del refresco y potencia todos sus aromas. La temperatura ideal para servir una bebida refrescante está entre los 4 y los 8 grados. También es recomendable utilizar cubitos de hielo gruesos, ya que tardan más en derretirse y por ello mantienen durante más tiempo la temperatura y alteran menos los sabores de la bebida.
El maridaje con la comida
El acompañamiento de productos gastronómicos con bebidas refrescantes es un hecho desde el mismo nacimiento y popularización de estas bebidas. Pero, al igual que los gustos, las asociaciones entre los distintos platos y los refrescos también evolucionan con el tiempo y gracias a las múltiples posibilidades que ofrece la diversidad que hay hoy en día, tanto en los refrescos como en la propia cocina.
La clave para combinar alimentos y bebidas es el equilibrio. Cada refresco tiene unas características de sabor, aroma, intensidad, amargor o dulzor que potencian y resaltan las cualidades de los platos con los que se acompañen, ya sea por afinidad o por contraste. En un aperitivo, la comida o la cena, se puede optar por un refresco u otro, que hará que tanto el plato como la bebida sean más apetecibles.
Así, el refresco de cola es ideal para acompañar carnes y patés, o como ingrediente en salsas y reducciones. La naranja marida con postres y turrones y el refresco de limón es ideal entre plato y plato o para acompañar pescados, mientras que la tónica y el bitter combinan con tapas y aperitivos.
Para acabar, un cóctel de refresco
Los cócteles son otra forma sofisticada y glamurosa de disfrutar de las bebidas refrescantes en Navidad. Estas mezclas están muy vinculadas a las relaciones sociales y se han ido adaptando a lo largo de la historia a los gustos y modas del momento.
La gran variedad de refrescos permite elaborar distintos cócteles para acompañar cada comida o cena especial. Sus propiedades organolépticas son muy valoradas por los maestros cocteleros para potenciar, resaltar o disimular los matices amargos o dulces de las mezclas.
En Navidad, para darle un toque especial al cóctel se pueden añadir ingredientes típicos de esta época como el turrón o las peladillas. Igualmente, se puede combinar con productos de temporada como frutas del bosque, como moras, grosellas y frambuesas, o jarabes con esencia de especias cálidas como vainilla o canela.
También son muy recomendables en estos días los cócteles de refrescos light, casi sin calorías, para compensar las abundantes comidas y el consumo de alcohol.
Quitan la sed, no los puntos
La Navidad es, además, una de las épocas del año en que se produce un mayor número de desplazamientos por carretera y de accidentes de tráfico. A la climatología adversa hay que añadir que estas múltiples celebraciones navideñas propician el consumo de alcohol lo que, además de restar puntos del carné, disminuye la capacidad de reacción al volante. Es por eso que Tráfico intensifica durante estos días los controles de alcoholemia.
Para evitar percances y sanciones, cuando se tiene que conducir conviene optar por bebidas que garanticen una conducción segura, como los refrescos, que quitan la sed pero no los puntos.
En definitiva, son muchas y variadas las posibilidades que ofrecen los refrescos para ayudarnos a disfrutar de la Navidad de una forma original.