¿Por qué en el supermercado compramos cosas que no pensábamos comprar?

La leche al fondo, las salsas junto a la pasta, caramelos en las cajas... Nada es casual en un supermercado. Los expertos en marketing depuran sus técnicas para engordar nuestra lista de la compra.

Jesús Sánchez Celada14/03/2016

Que tire la primera piedra quien no vaya al supermercado y rellene su carro de la compra con productos que no pensaba adquirir. Los supermercados tienen estudiadísimas estrategias de marketing que nos hacen gastar y comprar productos, a priori prescindibles para nosotros, pero que a la larga suponen un gasto extra que pueden suponer un desembolso económico mucho mayor de lo que pensamos: grandes ofertas en mitad de los pasillos, letreros de colores vistosos que anuncian productos nuevos y atractivos, los dos por uno, tres por dos, cinco por cuatro… Intentemos saber cuáles son sus estrategias y así, si caemos en su tentación, por lo menos lo habremos hecho de una forma consciente.

1.- Productos de primera necesidad

Si os dais cuenta, al entrar en un supermercado los productos que jamás faltan en vuestra lista no están a primera vista: debéis buscarlos. La leche, el papel higiénico, los productos de limpieza están en unas zonas «escondidas«, también denominadas zonas frías, y al colocar allí los alimentos que vamos a comprar con toda seguridad, los supermercados se aseguran que vas a realizar un recorrido completo por todo el local hasta llegar a ellos, y así aumentan las posibilidades de que durante el trayecto te seduzca algún producto que no pensabas inicialmente adquirir.

2.- Productos de consumo diario

Los supermercados intentan cada vez más derrotar al comerciante de barrio «de toda la vida«, por lo tanto procuran aumentar la visibilidad de los productos que compras de forma diaria: el pan, fruta o verdura, etc. Si estos productos estuvieran escondidos no entraríamos a comprarlos por la pereza de recorrer el establecimiento en su busca, por lo tanto suelen estar situados a primera vista, para que los visualices según entres. Claro está, esto sigue una táctica: primero que hacen que fidelices con esa compra y vayas siempre allí a por ese producto diario, y segundo que al lado del pan o de las verduras siempre verás ofertas relacionadas que hacen que acabes comprando también esos bollos por un euro o aquella vinagreta para aliñar la ensalada con tan buena pinta…

Los productos se colocan también pensando en la propia receta que vas a elaborarLos productos se colocan también pensando en la propia receta que vas a elaborar

3.- La organización de las estanterías

Quiero comprar, por ejemplo, unos macarrones. Voy al pasillo donde está situada la pasta y elijo la marca que me gusta. Casualmente, al lado me encuentro con toda una amalgama de salsas para la pasta y claro, pienso: si compro una de estas salsas me evito tener que prepararla yo… Picaste de nuevo. Si os dais cuenta, los productos se colocan también pensando en la propia receta que vas a elaborar, y si quieres comprar arroz para hacer paella tendrás cerca el caldo para prepararla, o si quieres unas tortitas mexicanas no tardarás en encontrarte con unos nachos, y guacamole, y salsa de queso… Así que si no tenías pensado el menú, tranquilidad, ellos lo piensan por ti.

4.- Ofertas y promociones

Suelen situarse en zonas de mucha visibilidad y de mucho tránsito, de forma que casi literalmente te tropiezas con ellas. En muchas ocasiones los descuentos son tan insignificantes que ni se notan, pero claro, ese papel amarillo gigante no te dice lo mismo…

5.- Las rotaciones

Una de las tácticas que usan los supermercados es cambiar la ubicación de los productos, así consiguen que cuando vayas a comprar no tengas una ruta establecida y tengas que modificar tu recorrido, y encontrarte así con nuevas y seductoras ofertas.

Una de las tácticas que usan los supermercados es cambiar la ubicación de los productosUna de las tácticas que usan los supermercados es cambiar la ubicación de los productos

6.- La cajas

Allí se sitúan los productos que se compran por puro impulso, esos que dices: venga va, un día es un día. Y te compras esa caja de chicles o esa bolsa de caramelos. También son un cebo para los niños, ya que a la hora de esperar la cola, y para evitar posibles berrinches, es muy habitual comprarles alguno de esos productos y evitar así males mayores.

En definitiva, existe toda una estrategia milimétricamente cuidada para que tu visita al supermercado se convierta en una serie de sucesivas pruebas consumistas y que tu idea inicial de «comprar sólo lo imprescindible» se vea truncada por tentaciones difíciles de superar. Puedes cerrar los ojos todo lo posible, centrar tu vista en tu lista de la compra y mantener la respiración, o hacer la compra por internet, lo que evitará que termines en tu carro con un porcentaje alto de productos prescindibles.