Al tomar un vino de Oporto tenemos que saber que es la D.O. más antigua del mundo y que fue creada por el marqués de Pombal, primer ministro de Portugal, en la segunda mitad del siglo XVIII; después de suceder el terremoto de Lisboa, en 1755, el país sufrió un enorme desastre y este marqués fue el principal benefactor de Portugal. Al degustarlos, también hay que saber que incluso se elaboraban muchos años antes, que sus viñedos están plantados junto al río Duero y que conforman un paisaje abstracto, precioso y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Un gran río de vino
Tras un largo recorrido por los llanos de Castilla y León el río Duero se convierte en frontera con Portugal en Los Arribes, después su nombre cambia por Douro y, al introducirse en tierras lusas modela el paisaje, creando un valle único. Va erosionando, serpenteando entre montañas y preparando un espacio perfecto para que se desarrollen las vides sobre unas laderas con bastante inclinación; en este terreno los viñedos se alinean en bancales, asemejándose a cuadros abstractos. Las uvas proceden de la combinación de esta caprichosa geomorfología y un clima ideal para su cultivo.
Allí donde el Douro recibe las aguas del Pinhâo se sitúa el municipio del mismo nombre y también la bonita estación del tren que recorre el río y sus viñedos. Junto a ella está el Vintage House Hotel, una visita imprescindible. ¡Qué lugar! Con su terraza, repleta de palmeras, a unos metros sobre el gran río para tener una buena perspectiva de las aguas y del puente de hierro que lo cruza; desde aquí las vistas de los viñedos son ideales. Es un sitio mágico en el que se come de maravilla mientras los ojos no paran de captar imágenes inolvidables.
La madera y el vino
La relación del vino de Oporto con la madera es muy curiosa. Cuando era transportado por el mar en los barcos se introducía en barricas de madera, gracias a ello notaron que ese periodo de crianza mejoraba el vino y le aportaba nuevas y ricas características. Pero antes de ser embarcado por el mar para su comercialización ya había navegado por el propio río Douro a bordo de los rabelos, en ellos descendía el futuro vino desde los viñedos hasta las bodegas en Vila Nova de Gaia, enfrente de Oporto.
El rabelo era el barco de madera de poco calado adaptado perfectamente al recorrido fluvial. Este tipo de barco, de vela y con un largo timón, resultaba difícil de gobernar y era preciso conocer a fondo el río. Aunque hoy en día esto ha cambiado, todavía se puede rememorar esta hazaña durante las fiestas de san Juan en Oporto. El 24 de junio se organiza una regata en la que participan las principales bodegas con su propio rabelo y su tripulación. Esta actividad festiva, al igual que todas las demás, conforman un gran espectáculo que inaugura el verano en el que disfrutan cientos de miles de personas por las calles en una constante diversión compartida.
Quizás el mayor espectáculo de las fiestas de san Juan sean los globos de papel, con una vela en su interior, que se elevan por el calor de la llama y se desplazan lentamente por el cielo nocturno, creando una decoración impresionante. ¡Cómo si cientos de estrellas se fuesen de viaje por el cielo!
Oporto está de moda
Es fácil llegar a Oporto porque es el destino de muchos vuelos de bajo coste, que parten desde las principales ciudades europeas. Ésto ha contribuido a que, en plena época de crisis, la ciudad haya mejorado, algo que se nota en el ambiente colorido de sus calles, porque sus tiendas se han renovado, porque hay muchos y buenos restaurantes… Hay que caminar por sus calles y verlo. Esta ciudad se conoce y se ama cuando se pasea, y así se ven sus tiendas y comercios, las casas y sus pequeños detalles… Es necesario cruzar el puente de Luis I y, desde lo alto, divisar el río y sus orillas, ¡son tan diferentes y tan atractivas! Pero también se aprecia su encanto montando en el tranvía que llega hasta el océano Atlántico.
Si se desea conocerla en profundidad hay que visitar sus edificios… Por ejemplo, el Palacio de la Bolsa y admirar su grandeza y elegancia. En su precioso interior destacan su escalera, el patio y las salas, que son auténticas maravillas, con una decoración muy cuidada. Es un edificio bonito, sobrio y delicado a la vez.
También se debe conocer el museo de Arte Contemporáneo de Serralves y, sobre todo, la Casa de Serralves y sus jardines, que fue edificada en los años 30 en estilo Art Decó. Es un palacio repleto de sutiles detalles de elegancia. Da gusto pasear por sus jardines y relajarse, es muy placentero disfrutarlos. Este museo, bastante desconocido, resulta todo un descubrimiento porque es un lugar con mucho encanto.
También en el siglo XXI Oporto sigue ofreciendo edificios originales y de gran importancia arquitectónica, como la Casa de la Música. El auditorio fue construido en 2001, cuando fue Capital Cultural Europea. Este «diamante clavado en el suelo» (idea que quiso reflejar el autor) es una construcción que sorprende según se la va conociendo. Los espacios, la sonoridad y la decoración son muy originales y muy adaptados al motivo del edificio: la música.
Además no te puedes perder:
- La Quinta do Panascal, para conocer bien los viñedos hay que pasear entre las vides con una audioguía y catar sus vinos.
- Cenar en el Restaurante 17 (el nombre procede de la planta) en el hotel D. Henrique Downtown de Oporto. Tiene la mejor panorámica de la ciudad. Es recomendable al atardecer.
- Navegar en yate por la desembocadura y hacia el interior, recorriendo el Douro y los seis puentes que lo cruzan.
- Visitar el Espacio Porto Cruz para conocer el vino de Oporto de una manera moderna y con unas vistas privilegiadas desde su terraza.