Vicent Martínez entiende la gastronomía como una experiencia completa y tan directa que atiende a sus clientes personalmente, normalmente a una sola mesa y siempre bajo reserva. Lo que permite disfrutar de cocinero y restaurante en exclusiva. El que lea estas líneas quizá piense que algo tan privado será carísimo: el precio es más que asequible, pero lo mejor es la cocina, la presentación y la calidad de los alimentos.
El chef es muy conocido en la zona, y un purista que no se deja llevar por las modas: «Mi formación se ha desarrollado prácticamente en Cataluña, cuando acabe gastronomía y turismo trabajé en varios restaurantes, alguno como el de Ramón Freixá al que admiro muchísimo» -nos dice el cocinero- También ha viajado a diferentes países y se considera un cocinero de vocación como puede desprenderse de sus palabras: «A lo único que aspiro es a seguir intentando estar en este mundo tan amplio de la gastronomía, admirando esos maravillosos genios de la cocina que nos rodean, de ellos viene mi fuente de inspiración y mi deseo de que con esfuerzo se puede llegar a conseguir maravillas»
Comenzando por el principio es obligado decir que el propio Vicente te abre la puerta de su restaurante con una sonrisa (bajo su mascarilla), está sólo porque en tiempos del Covid no se arriesga, una circunstancia que mejora la experiencia ya que hace la relación con el cocinero más intensa.

Nos prepara un cóctel, tiene un amplio surtido de bebidas y le encanta la coctelería. Previamente por teléfono, cuando hemos hecho la reserva le hemos dado toda la información para la elaboración del menú. Un comensal es alérgico a los bivalvos, hay dos niñas que no tomarán el menú degustación, las prepara un pollo asado desmigado con patatas fritas metido en una bolsa de crujiente de pan: una delicia. Los demás nos dejamos llevar.

Comenzamos con una bella flor de crema de queso al curry y frutos secos, se toma con cuchara. Muchos de sus platos se toman así. Esta cremosa, suave y resulta muy vistosa.

Continuamos con unos rollitos de pollo y guiozas de calabaza, crujientes con mucho sabor colocadas sobre un recipiente de cerámica, creación del propio chef, al igual que el resto de la bella vajilla. estos bocaditos se salsea en una crema de deliciosa.

El huevo en tres texturas es el siguiente plato que ya merece la visita, le falta algo de temperatura pero resulta delicioso.
El siguiente plato son unos sushis de carpaccio de ternera acompañados con un mar y montaña de panceta cocida a baja temperatura con langostino. La panceta es algo gruesa, el conjunto una mezcla interesante.
Muy vistosa la presentación del siguiente pase, con unos cuencos bajo la llama que contienen una crema de marisco que acompaña a unas gambas rojas de tamaño pequeño pero muy sabrosas.

Termina el menú salado con una excelente carne de vaca gallega madurada durante diez días, espectacular.
De postre una variedad de dulces, desde bizcocho a un coulant de chocolate o galleta con salsa de calabaza.
Además de los cócteles del principio, agua y refrescos, tomamos un vino blanco Chivite. El precio por persona del menú degustación es de 42 euros, incluyendo IVA y con bebida aparte.
También cuenta con menú vegetariano
Restaurante L’ullal. Teléfono 962 877 382
Calle Benicanena, 12 Gandía.