Los mismos cocineros de siempre, sobreexpuestos en diferentes ponencias y hablando de lo mismo que el año pasado, nos hacen añorar desde el minuto cero otras ediciones de Madrid Fusión en las que los titulares se producían a borbotones con unos chefs rebosante de ideas, entusiasmo e imaginación. Si el mundo gastronómico, a causa de la crisis o el cierre de elBulli ha perdido brillo, es un análisis que se debiera plantear en otra ocasión, pero lo cierto es que da la sensación de movernos por la inercia de lo hecho hasta el momento, incluso en el propio certamen.
Tras la seriedad en el trabajo bien hecho, reflejado en ponencias como la de Pérez Arellano o Fernando del Cerro, o incluso las de Ángel León, los hermanos Torres o Josean Alija, nos encontramos con un «evento» (no sé bien como calificarlo) surrealista en el que cocineros, famosos y otros hacen un concurso presentado por Boris Izaguirre. La cara de los asistentes era un poema...
Asistimos también a los Premios al Diseño y la Innovación tecnológica, entre los que nos gustaron especialmente la cocina show-cooking portátil con ruedas y OliveTolive, la dispensadora de aceite pensada para restaurantes y tiendas gourmet. Los stands mantenían una distribución muy similar a las de otros años y fué gratificante disfrutar del espacio de Negrini, con sus espectaculares productos y máquinas cortadoras y charlar en el stand de Everest, un año más.
Aburrido el dialogo de los Troisgros, tres generaciones en las que faltaba una, quizá la más interesante. Deslucido también el homenaje de Martín Berasategui por el discurso de la alcaldesa Ana Botella, más soso imposible, sin permitir hablar a quienes supuestamente homenajeaban, por ser sus alumnos, al chef vasco, que no pudieron hablar, salvo en el caso de Andoni Luis Aduriz, que quizá por razones obvias no era el más indicado para ser el portavoz. Las razones del homenaje, de sobra merecido, no fueron adecuadamente explicadas por José Carlos Capel, contagiado de la atonía general.
Continuamos la jornada con otra ponencia poco original, la que nos ofrecen sobre liofilizados, el gastrovac, el rotovapor y el nitrógeno líquido, los cocineros Elena Arzak, los hermanos Torres, Joan Roca y Dani Garcia.
Lo intentamos, ya durante la tarde, en el espacio polivalente con una entregada Susi Díaz hablando de los helados en la mesa, patrocinada por Costa Blanca, y Sergio Sierra, ofreciendo platos bien estructurados. A continuación me rindo con los peces planos, Ángel León vuelve ahora con un lenguado con una salsa de crema colorá, también regresa Dani García con una pringá de mar original… y de nuevo los hermanos Torres.
¿Lo mejor de la jornada? Las ponencias de la tarde de los chefs asiáticos, la comida ofrecda por Salamanca, hacer pasillos, charlar con Monserrat, la madre de los Roca, una delicia; conversar con Susi Díaz sobre sales y aceites, hablar con David de Jorge, uno de los mejores cocineros de España, o con Sergi Arola y Juan Mari Arzak sobre el agua. El chef catalán, fundamentalista al respecto, dice que hasta las sardinas habría que lavarlas con agua mineral. Añadimos a la lista también charlar con Quique Dacosta sobre su primer desastre culinario: una pasta carbonara ultra-picante, o saber que Arola inagura un restaurante en Paris el 15 de Febrero y otro en Bombay próximamente. Saber porqué ha escrito su último libro Xavier Gutierrez: por fastidiar, o saber qué ha sentido Martín Berasategui en su «homenaje light«: «Estoy muy agradecido, lo que siento es que no haya habido más alumnos, sólo dejaban diez«. Pasillos donde, sin duda, todavía hay ilusión, esperanza e incluso energía e ideas. Menos mal…
No incluímos en el saco a Enofusión, que parece que no sólo se mantiene sino que además se consolida con novedades, ideas frescas y catas de gran interés, pero ese es otro tema que merece uno (o varios) artículos que pronto os ofreceremos. Mañana, más crónicas desde el décimo aniversario de Madrid Fusión.