Eva Celada
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Publicado el
17/12/2013
Las Navidades se celebran alrededor de la mesa. No se entiende una reunión familiar sin un plato de comida, preferentemente uno que nos recuerde a la infancia, donde habita nuestra memoria gastronómica. Algunos alimentos son típicamente navideños, como la lombarda, el cardo, las manzanas reinetas, los piñones, el capón, el pavo, el bacalao o el lechazo, alimentos que, preparados de forma diferentes, pueden ser una delicia que aconsejamos. Posiblemente el mejor libro sobre cocina navideña ha sido escrito por el cocinero leonés Carlos Cidón, tristemente desaparecido, un libro de Everest cuyo título es “Festeja la Navidad”.
Es costumbre en Navidad empezar los menús con un plato de cuchara caliente, desde una sopa de marisco o ave a una crema de castañas, pero si la acompañamos con una tempura, por ejemplo de piña y la servimos en copa, puede resultar todo un acontecimiento. Y si la típica sopa de marisco la cambiamos por una crema de marisco, a la que añadiremos, en el momento de servir, moluscos como berberechos, mejillones o vieiras salteadas, lo mismo parecerá otra cosa.
La lombarda es otra de las verduras fetiche de esta época, rehogada resulta muy rica, pero estamos en Navidad y habría que presentarla de otra forma. ¿Qué les parece si la servimos en pastel individual por capas, con compota de manzana reineta y marisco encebollado, para el que utilizaremos un centollo o carne del mismo?
Los carpaccios son otra buena opción en navidad, el de gambas con mayonesa de centollo sobre pan tostado puede ser un buen entrante para los más modernos; como el buey de mar en gelatina de perejil, un flan muy vistoso que nos ofrece el sabor a marisco sin gastar tanto. Utilizar cava en la cocina es también muy navideño, proponemos la Vieira gratinada con finas hierbas y salsa de cava al estragón o cualquier pescado con una menier a la que se le añade como elemento ácido el cava, en tal caso habrá que utilizar un Brut.
Los asados son un clásico de la Navidad, pero obligan a la cocinera a estar con el delantal casi hasta la hora de ponerse a cenar. Mejor sería preparar, por ejemplo, un Cochinillo confitado de naranja y servirlo con hamburguesa de verduras, que sólo tendremos que montar en el último momento. La caza es una carne excepcional para la Navidad, podemos añadir a una pintada al horno frutas y frutos secos, a un lomo de venado una salsa de calabaza, o a un magret de pato con salsa de vinagre una crema de castañas e higos rellenos.
Quienes no quieran perder de vista la cocina saludable en navidad lo tienen fácil con las ensaladas y cócteles. Una ensalada de moluscos en escabeche agridulce sobre puré de ciruelas pasas es un plato que no dejará indiferente a nadie, como tampoco lo hará un cóctel de marisco servido con una suave salsa rosa y adornado con quisquillas horneadas, que le darán un toque chic, o un chicharro acompañado de un salteado de verduras con frutos secos.
De postre son perfectos los sorbetes, helados y dulces con sabor navideño: una manzana reineta asada envuelta en mazapán con helado de turrón lo tendría todo. Las cremas y sopas dulces son también una buena alternativa, como la de caramelos con crema de avellanas, la de chocolate con calabaza crujiente o la de chocolate y castañas con jengibre.
La mesa en sí es también importante. Se debe poner un mantel bonito con las copas adecuadas, adornado someramente con una vela o un centro, e intentar colocar una mesa auxiliar para ir quitando y poniendo platos sin necesidad de levantase, y también para poner las botellas de vino y/o agua. Algo de música si se prefiere, y nada de televisión.
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