Diferentes en muchos aspectos de las bodas de la mayor parte de los países europeos, la celebración del matrimonio sigue siendo una de las tradiciones más importantes de la sociedad griega. Realizada según las tradiciones ortodoxas, una boda griega no sólo celebra la unión de los novios, sino también la de sus familias.

A pesar de que en las grandes ciudades muchas de las costumbres se han ido perdiendo en favor de las occidentales, en muchos puntos de la geografía helena aún se mantienen las costumbres propias, como en Creta, una de las regiones que ha logrado mantener con mayor éxito sus propias costumbres en este tipo de festejos.
Rica en simbolismos, la ceremonia religiosa ortodoxa es sobria y dura alrededor de una hora y media. En ella se llevará a cabo el rito de la coronación, durante el que dos coronas se intercambiarán tres veces y finalmente se colocarán sobre la cabeza de los contrayentes unidas entre sí por un cordel.

Los novios también darán tres vueltas al altar acompañados por el sacerdote, un rito que simboliza la eternidad del matrimonio y se intercambiarán los anillos.
Los festejos
En Creta las bodas se celebran por todo lo alto. Tradiciones como la de romper platos para ahuyentar la mala suerte y los malos espíritus o los «balothies», disparos de escopeta al aire para celebrar el matrimonio de un ser querido, se mantienen y se siguen realizando en la mayor parte de sus pueblos y aldeas.
Para los cretenses la ceremonia del matrimonio no sólo mantiene un lugar especial para sus habitantes, sino que es considerada como uno de los eventos más importantes de la vida, cuyo fin es el de asegurar la continuidad de la familia.
La celebración de una boda cretense puede llegar a convertirse en un mega evento para las familias de los contrayentes, en la que pueden llegarse a concentrar entre mil y tres mil invitados.
El Pan del Matrimonio

Además de las almedras recubiertas de azúcar que se suelen repartir en todas las bodas griegas, en Creta al salir de la iglesia las familias de los contrayentes repartirán el «Psomí tou gamou» o pan del matrimonio. Este pan, de sabor dulce y decorado con piezas de masa formando hojas, flores o estrellas, está elaborado en muchas ocasiones con frutos secos y especias como la canela, el cilantro, la nuez moscada, el jengibre o incluso cáscaras de naranja y de limón. Es un regalo que recibirán los invitados y simboliza la dulzura del matrimonio y el amor entre los recién casados.
El convite contará con música y bailes típicos de la isla, con buena y abundante comida tradicional y, por lo general, las mesas estarán dispuestas en filas largas.
Los entrantes
Inicialmente y dependiendo de los gustos de la pareja, suele comenzarse con aperitivos fríos como el tzatziki, ensalada joriátiki o diversos tipos de empanadas rellenas como las sfakiakópitas (con mizithra, un queso dulce cretense y miel), tirópitas (empanadas rellenas con queso feta) o las kalitsounia, una especie de pastelillos rellenos también con mizithra y que se han convertido en uno de los dulces más populares de la isla.
Tampoco podrá faltar entre los entrantes el tradicional graviera con miel (u otro tipo de queso de la zona). El graviera cretense es un queso elaborado tradicionalmente con leche de oveja que, en la actualidad puede también estar mezclado con leche de cabra. Debido a su sabor, textura dura y color amarillo, podríamos ubicarlo dentro de la familia de los gruyeres. La miel simboliza el comienzo de la pareja, que está en un momento dulce.

La tradición de servir este tipo de queso es muy común en toda la isla y suele ir acompañada de otra: el rakí o tsikoudiá, destilado tradicional de Creta elaborado a partir de uvas de aroma y sabor intensos.
Gamopílafo
El plato emblemático que ha de estar presente en toda boda cretense es el gamopílafo, que consiste en pilafi, una especie de arroz muy consumido en Grecia y carne, por lo general cordero. El pilafi es cocinado con el caldo del cordero cocido y se sirve junto con la carne. Este plato, cuya preparación requiere alrededor de tres horas, es simple y fácil, pero a la vez delicioso. Evitando el uso de ingredientes demasiado complicados, la base de su sabor está en la alta calidad de la carne.

Junto con la carne de cordero hervida y el pilafi del gamopílafo, suele ofrecerse en cada celebración matrimonial cordero asado para cubrir los gustos de todos los invitados.
Otro plato tradicional que suele servirse después del gamopílafo es carne de cerdo asada al horno con patatas.
Xerotígana
Además del pastel nupcial, en una boda cretense no pueden faltar las xerotígana, unos dulces fritos y elaborados a base de harina, azúcar, aceite de oliva, tsikoudiá, limón, miel de tomillo, canela y nuez moscada.
Tradicionalmente, para la elaboración de estos dulces en forma de flor cubiertos con semillas de sésamo tostadas se reunían todas las mujeres de la familia de la novia. Debido a su elaboración complicada, en la que son necesarias al menos dos personas para darle la forma de flor durante el proceso, este dulce se hace cada vez menos en los hogares cretenses y se encarga cada vez más a las pastelerías.
Espaguetis Sizuma
Hervidos también en el caldo del cordero, al igual que el gamopílafo, estos espaguetis se sirven con el caldo con el que han sido cocinados y con Anthotiro rallado por encima, otro queso típico cretense con olor y sabor a hierbas aromáticas, elaborado con suero de leche de oveja y de cabra.

Este plato suele servirse al amanecer, cuando el convite de bodas está llegando a su fin, para que aquellos que han estado brindando en honor a la pareja durante la fiesta recuperen fuerzas.
Como dato curioso, merece la pena mencionar que en el pasado el gamopílafo solía ser una tradición del oeste de Creta, mientras que la pasta sizuma era una costumbre del este de la isla. Con el tiempo ambas tradiciones se unieron y ahora ambas forman parte del suntuoso banquete de bodas cretense.