Fresas pesadas y envasadas con materiales plásticos

Microplásticos: la amenaza global que ya está en nuestro organismo

Urge un cambio en nuestros hábitos para intentar frenar este drama medioambiental que nos afecta a todos.

Yolanda Cardo27/02/2019

Aceite envasado en plástico2018 nos dejó con dos inquietantes noticias. En el mes de octubre, un estudio piloto, realizado por la Universidad Médica de Viena y la Agencia de Medio Ambiente de Austria, confirmaba la presencia de microplásticos en las heces de la totalidad de los voluntarios de distintos países que habían participado en él. La otra, que la Fundéu la elegía como palabra del año.

Pero, ¿qué son los microplásticos ?¿Afectan a nuestra salud? ¿Qué podemos hacer para solucionarlo?

Según la Fundéu, «microplástico es un sustantivo que designa los fragmentos de plástico de menos de 5mm». Estos pequeños trozos están por todas partes. Son fruto de la degradación de este material y engrosan el ADN de prácticamente todo lo que rodea nuestro día a día y que, finalmente, acaba en nuestro organismo.

Si echan un vistazo a su alrededor, verán que este ingrediente, en cuya fabricación se utilizan algunos componentes claramente nocivos, está por todas partes: agua y bebida embotellada, ropa, cosméticos, muebles, utensilios cotidianos, vehículos, calzado, móviles, ordenadores, vajillas, cubiertos, juguetes… y también, de manera muy preocupante, en los alimentos.

La solución es el problema

Panecillos en bolsas

Tiendas y grandes superficies comercializan sus productos, ya pesados y embalados, en envases de plástico, con el fin de facilitar y agilizar el proceso de compra. Esta supuesta comodidad para el consumidor, termina generando millones de toneladas de este dañino elemento, que acaban en nuestros mares y océanos, envenenando de manera dramática el frágil ecosistema y pasando a formar parte de la cadena trófica de nuestra alimentación. Por otro lado, muchas sustancias químicas pasan directamente del envase a los alimentos. El despropósito es tal que hasta en los establecimientos de productos ecológicos el panorama es similar.

La normativa actual en materia de envasado y la falta de concienciación por parte del consumidor final contribuyen a que este desastre medioambiental, de dimensiones catastróficas y de consecuencias aún imprevisibles para nuestra salud, se nos esté escapando de las manos. Al final, nuestros hábitos pasan a formar parte de este círculo vicioso, en el que somos parte activa del problema y a la vez víctimas de él.

Cierto es que actualmente no hay estudios concluyentes que pongan foco y datos sobre esta amenaza, pero la OMS ya ha dado la voz de alarma y en sus planes entra estudiar de manera rigurosa el impacto de los microplásticos en nuestra salud. Mientras tanto, aquí en nuestro país, el Congreso aprobó el pasado año la prohibición de utensilios de plástico de un solo uso a partir del 1 de enero de 2020.

Granitos de arena

Las soluciones a grandes problemas nunca son sencillas, pero hay gestos que podemos aplicar en nuestro día a día con los que aportar nuestro pequeño grano de arena en esta batalla.

Comprar frutas y verduras al peso es una estupenda opción

Como parte activa de nuestra sociedad, deberíamos exigir tanto a las grandes empresas como a las autoridades una urgente y mayor inversión en I+D que logre materiales similares al plástico, pero que sean biodegradables e inocuos, tanto para el medio ambiente como para nuestro organismo.

Como individuos, muchas veces olvidamos la fuerza que tenemos como colectivo informado, responsable y organizado. Evitemos, en la medida de lo posible, el consumo de productos envasados, de manera que no sea una fórmula rentable.

Alternativas al plástico

El jabón en pastilla de nuestras abuelas vuelve con fuerza

Te proponemos pequeños cambios que te ayudarán a disminuir el impacto de este material en nuestras vidas y en nuestro planeta: se trata de recuperar antiguos hábitos para un consumo más sostenible: Dejen de beber agua embotellada. Usen bolsas y recipientes reutilizables. Olvídense de las innecesarias pajitas. Si son adictos al chicle, deben saber que los hay naturales y ecológicos. Sustituyan los tuppers por recipientes de cristal. Vuelvan a usar la cafetera de toda la vida, ya que las cápsulas acaban en nuestros mares. Y si son del café para llevar, utilicen su propio termo o taza reutilizable, además de tener en cuenta que algunos establecimientos hacen descuento si el cliente aporta su propio recipiente. Recuperen la pastilla de jabón, y elijan una elaborada con elementos naturales que no resequen la piel. Si se animan, hagan sus propios cosméticos y productos de limpieza, todo es ponerse y hay muchos tutoriales que le ayudarán. Dediquen un tiempo a elaborar una lista con todos los objetos de plástico susceptibles de sustituir por otros menos o nada contaminantes. Compre a granel, cada día hay más establecimientos de este tipo. Utilicen prendas de tejidos naturales en la medida de lo posible. Hay mucho por hacer.

En definitiva, una vuelta a lo natural y a lo tradicional merece la pena, si no queremos acabar viviendo en un planeta plastificado…