La mayoría de la gente asocia los viajes a la República Checa con visitar Praga. Es cierto: Praga es su capital y tiene un conocido interés turístico, pero también es cierto que la República Checa tiene mucho por descubrir, muchos lugares preciosos que nos sorprenderán. Las zonas rurales de Moravia son encantadoras, allí podemos encontrar desde museos de queso o de carruajes hasta excursiones en barco o rafting por una preciosa ciudad como Olomouc, además podemos disfrutar de una magnífica gastronomía y excelentes vinos y licores.
Moravia es problamente una de las regiones centroeuropeas más rurales y con más encanto. Éste, sobre todo, reside en el carácter sencillo y tradicional de sus gentes, pero también en todos los atractivos que uno encuentra allí: castillos, monumentos, gastronomía, paisajes, etc. La ciudad más bonita de la zona es Olomouc, ciudad algo desconocida en España y que apenas les suena a los aficionados al fútbol por el Sigma, equipo que alguna vez ha jugado con los españoles. Sin embargo, deberíamos conocerla por sus monumentos, sobre todo por sus fuentes y sus columnas: el Pilar de la Santísima Trinidad, la más espectacular de sus columnas, es Patrimonio de la Humanidad desde 2001.
Olomouc es una ciudad con las calles empedradas y con un plano curvo debido a que esta abrazada por los meandros del Morava, río que da nombre a la región. El río Morava, aparte de ser el eje sobre el que se genera Moravia, es una vía de transporte. El río puede servirnos de calle o avenida para visitar la ciudad de un modo muy original, haciendo rafting. Se zarpa aguas arriba de la ciudad en barcas neumáticas y se llega de una forma muy original hasta Olomouc. Es muy posible que olvides alguno de sus rincones, pero nunca olvidarás que llegaste hasta la ciudad haciendo rafting. Además, en el propio río Morava, aunque varias decenas de kilómetros aguas abajo, existe el Canal de Bat’a, un magnífico canal que sirvió para transportar mercancías hace un siglo y que hoy sirve para recorrerlo en barco pasando incluso por esclusas. ¡Qué bonito es ver los árboles en otoño navegando por este canal!
En Olomouc es muy fácil encontrar lugares en los que tomar una buena cerveza, que muchas veces es más barata que el agua mineral. La cervecería Moritz fabrica su propia cerveza y allí nos preparan deliciosas comidas de la región de Haná como el Beso de Moritz, una rica mezcla del queso Tvaruzky y miel con nata casera: una delicia.
Olomouc en otoño es aún más encantadora, y le sientan muy bien los colores ocres, amarillos y rojizos de las hojas porque sus jardines están repletos de árboles. Pasear por ellos es un deleite. Sus parques rodean la ciudad y en ellos están el recinto ferial de la exposición Flora, el jardín botánico y una rosaleda. El encanto de Moravia está también en su naturaleza. Los bosques están perfectamente conservados, y en ellos la naturaleza te desborda con sus aromas. Las imágenes de sus arboledas son mágicas, nos recuerdan los cuentos porque los árboles tienen un tamaño tan desmesurado que uno entre ellos parece uno de esos enanitos del bosque.
Uno de los lugares más atractivos de su naturaleza es la cueva de Javoricske, que cuenta con multitud de estalactitas y estalagmitas, aunque su principal joya es una formación cárstica a modo de bandera que pasa por ser una de las mejores del mundo. Para llegar hasta su entrada hay que atravesar la espesura de uno de estos montes y sentir su grandeza. Después de haber caminado y haber practicado la espeleología es necesario reponer fuerzas. Lostice cuenta con el Museo del Queso Tvaruzky. En la población hay varios restaurantes en los que degustar este sabroso manjar en tostas, ensaladas o formando parte de platos en los que combina de maravilla.
Moravia se caracteriza por conservar alguno de los castillos más bonitos del centro de Europa. Muy cerca de Lostice está Bouzov y allí encontramos uno de los más atractivos. Al llegar al municipio resalta, entre árboles, la mágica silueta del castillo. Está en perfecto estado y los torreones nos recuerdan los castillos de hadas, pero si por fuera es bonito, por dentro es aún mejor. Cuando uno entra viaja en el tiempo y le atrapa el pasado. Las dependencias o el patio son rincones en los que podríamos quedarnos horas disfrutando imaginando lo que se pudo vivir allí.
Las tradiciones en Moravia datan de antaño, el museo de Arqueología de Modrá da fé de ello. Allí encontramos un poblado tal y como era hace doce siglos con sus casas tradicionales semienterradas para soportar las nevadas y las bajísimas temperaturas del invierno moravo. Al llegar se ve la empalizada que les servía de defensa. Las casas están llenas de todos los aperos e, incluso, las especies animales que ellos pastoreaban.
Muy cerca de allí encontraremos la capital del vino: Uherske Hradiste. Las cenas en sus bodegas son los mejores recuerdos que uno se puede traer de aquellas tierras. Las carnes son muy sabrosas y están regadas con sus magníficos caldos, sobre todo los blancos. El restaurante de la bodega está ambientado con un grupo musical tocando en directo durante la cena.
Este fue quizás el momento cumbre de un viaje que te hace desconectar. Durante la degustación de aquellos manjares los recuerdos vividos en el viaje por un lugar de la República Checa llamado Moravia llegaban a la memoria. Es un destino en el que la calidad de su producto y la seguridad del turista priman ante todo.