Con dos meses de vida, el restaurante Palob, hermano pequeño de Balzac ya que es del mismo dueño, nace con vocación de servicio: desayunos, salones privados, WiFi gratuita, menús de grupos… Todo un abanico de opciones para hacer posible atender a las necesidades de todos los clientes.
Nombre: Palob
Dirección: General Gallegos nº 1 Madrid
Teléfono: 913 454 318
Página Web: www.restaurantepalob.com
Tipo de cocina: Cocina de producto creativa
Entorno: Diferentes ambientes con buena iluminación, que dan un aspecto acogedor al comedor
Servicio: Muy correcto, atendido por Zahara Jiménez, sumiller de sala
Accesibilidad: Buena para el comedor, pero hay escaleras para ir al baño
Ambiente: Según horarios: ejecutivos, parejas…
Aparcacoches: Sí
Precio: 40-45 euros promedio, según bebidas
Fecha visita: Martes, 11 de enero de 2010, cena
Cocina:
Nos ofrecen el servicio de pan, con tres tipos: blanco, de espinacas y de aceite, con un aceite de Madrid de entre las diferentes variedades de las que disponen. Por cortesía de la casa recibimos un aperitivo: un Buñuelo de tomate. Después llega una Ensalada mediterránea de tomates, hecha con tomates Kumato, Ralf y Cherry, olivas negras, buñuelo Romesco y helado de anchoas de Santoña (11 euros). La ensalada está bien aderezada, aunque en nuestra opinión le sobraba el parmesano, y los buñuelos estaban algo faltos de jugosidad.
Llegan después las Croquetas de bacalao con ali-oli espumoso de pimentón de la vera 1(0 euros), típico plato para compartir. Los buñuelos tienen una buena textura y sabor, aunque el ali-oli queda algo líquido. A continuación recibimos el Rapito rebozado de almendras con salsa de limón y raíz de perejil y cogollito braseado (20 euros), bastante original este plato; el punto del pescado delicioso, el rebozado queda algo grueso, pero resulta jugoso y nada graso, también muy original la raíz del perejil con un sabor levemente amargo muy interesante, aunque se tomaría mejor partida.
Finalmente recibimos de plato salado el Rabo de toro con sabayón de garbanzos trufado y verduritas (18 euros), en el que la carne va completamente limpia en un canelon: muy aromática y jugosa, una preparación muy conseguida.
Los postres los realiza una repostera en la cocina y, por tanto, todos son caseros. Probamos el Trío de cocolates: cremoso, sorbete y pastelito (8 euros), un plato muy visual y un acierto para quien ame el chocolate, aunque en mi opinión un poco monótono: consigue el cambio de texturas, pero no tanto el contraste de sabores. El último postre es Pera, vino y regaliz (8 euros), un acierto total esta versión de las peras al vino, muy bueno el contraste del helado de regaliz y la pera, ésta con un punto de cocción terso pero a la vez delicioso.
Nos aconsejan un vino tinto para el menú, y tomamos Valdubón Roble 2009 D.O. Ribera del Duero (15 euros botella).
Observaciones:
La carta de vinos esta muy ajustada en precios, con caldos principalmente nacionales. También cuenta el restaurante con una carta de 6 aceites entre los que se encuentra Castillo de Canena (Jaén) o el Vega Carabaña (Madrid). También hay carta de tés de la marca Revolution: de naranja, ciruela, pera, así como otras infusiones.
Calificación:
El chef Álvaro Santiago ha diseñado una carta con mucho sentido común, donde se puede comer desde 30 euros perfectamente, incluso con vinos, pidiendo un segundo y compartiendo un entrante y postre. El horario es amplio y el ambiente agradable, incluso para reuniones de trabajo. Los platos estan bien, pero aún falta ese tiempo de rodaje que precisa cualquier restaurante, ese tiempo de acople para que se produzca ese triángulo mágico entre el chef, la receta y el cliente, en el que todo resulte perfecto. De momento comer bien está garantizado, y en el futuro cercano posiblemente se comerá de forma excelente.