Muchas veces lo que queremos los comensales (profesionales del periodismo gastronómico o amantes de la buena cocina, para este caso es indiferente) es salir de un restaurante y quedarnos a gusto diciendo esa frase tan sencilla pero que dice tanto: “Qué bien he comido”. Y sucede que en ocasiones, comiendo en restaurantes de alta cocina plagados de estrellas, se sale con una excelente sensación, con grandes momentos vividos, con la certeza de haber experimentado una cocina de alto voltaje pero de tu estómago no sale esa frase con sinceridad. Quizás otras no menos meritorias, pero no esa. En A Mundiña, sin embargo, el “que bien he comido” es un clásico que escucharás en todas las bocas.

A Mundiña, es una casa con tradición. Todo empezó con la taberna del mismo nombre que se ubica en la cercana calle de la Estrella, concretamente en el número 10. El concepto funcionó y se expandieron al elegante y hogareño local que acoge el restaurante (la taberna de la Calle Estrella sigue a pleno rendimiento), entre la Avenida de la Marina y la Calle Real, un emplazamiento privilegiado.

¿Y la propuesta? Muy clara. Aquí manda el producto. Los fuegos artificiales se dejan para otras casas. Aquí el protagonista no viene maquillado, trae la cara limpia. Y es un espectáculo. Comenzamos con una declaración de intenciones en forma de crema de calabaza, sencilla y ligera, que nos prepara el estómago para lo que viene después. A unas exquisitas volandeiras, perfectas de cocción, le sigue un Centollo de los que hacen época. Grande y ostentoso, como debe ser. Pornografía gastronómica (perdón por el término pero la ocasión lo exige). Poco se puede decir ante un despliegue similar.

Sigue el festival con un salpicón de bogavante que, sorprendentemente, tiene bogavante. Muy mal acostumbrados nos tienen con los salpicones para que nos sorprenda este acontecimiento. Pero quedémonos con que el salpicón de A Mundiña es de los buenos, de esos que el nombre del plato tiene que ver con sus ingredientes.

Y para acabar con la parte salada, un clásico: la calderaida de pescados, que en esta ocasión la componen Raya y San Martiño. Es complicado plasmar el sabor y la untuosidad de este plato, elaborado con grasa de cerdo siguiendo la receta tradicional de Costa da Morte. Un plato para repetir una y otra vez y que nos sorprende con recuerdos a un ibérico.
Finalizamos la comida con unos postres de altura. Altamente recomendable su tabla de quesos (entre ellos el queso azul premiado en el Cheese Awards y uno no premiado, pero a nuestro humilde juicio muy superior, el queso del país que se sirve en la tabla) y sus Cañitas de Carballiño, crujientes y sabrosas.

En definitiva, a este restaurante de A Coruña no se va a fardar, a pavonearse ni a probar la mejor esferificación. Tampoco pretendas encontrar aquí técnicas vanguardistas de cocinado al vacío ni deconstrucciones ni espumas ni nitrógeno líquido… En A Mundiña se viene a comer bien. Y punto.
Dirección: Rúa Real 77, A Coruña
Teléfono: 881 89 93 27
Precio Medio: 40€