Las mañanas de colegio son horas críticas en las familias con hijos (o por lo menos, en una gran mayoría de ellas). Al sabido madrugón hemos de unir otros elementos imprevisibles, como son el buen o el mal humor de los pequeños ese día, la absolutamente imposible pero recurrente frase de: «no me ha sonado el despertador, llegamos MUY tarde», los interminables atascos en los días de lluvia y en los días de sol, el descubrimiento del baby manchado o del polo mojado tendido en el tendedero… Y claro, el desayuno tiene que estar mezclado entre todos estos y otros muchos más factores, por lo tanto, es complicado darle importancia. Pero lo cierto es que la tiene, y mucha. El desayuno es la comida más importante del día para un adulto, pues multiplicadlo por diez para un niño: supone el primer aporte energético del día. Muchos estudios demuestran que un niño que come un desayuno completo obtiene mejores resultados escolares que un niño que no lo hace, así que sacrifiquemos nuestro desayuno tomando un café rápido y corriendo pero, en lo referente a los niños, debemos planificarnos y conseguir que desayunen en condiciones.
El desayuno equilibrado
La teoría dice que un desayuno ideal debe tener tres tipos de alimentos: fruta, cereales y lácteos. La práctica en ocasiones, y teniendo en cuenta algo tan importante como es el gusto de cada niño, no es tan sencilla. Pero no entremos en pánico, existen mucha formas de tomar fruta, otras muchas de tomar cereales y también muchas de tomar lácteos. Nadie mejor que vosotros para conocer aquello que le gustará a vuestros hijos, pero os damos unas cuantas ideas:
- Fruta: dentro de lo posible, debemos evitar los zumos. Es mucho más nutritiva una pieza de fruta, ya que conserva más vitaminas y nutrientes que si se exprime. Son excelentes elecciones el kiwi, una naranja en gajos o una macedonia de varias frutas. Ahora bien, si «al niño no le gusta la fruta y no tengo dos horas para conseguir que se la coma», puedes probar con un batido con leche y fresas, añadirle miel a los gajos de naranja, probar con frutas diferentes (incluso el aguacate) o hacer una mermelada casera de pera, manzana o melocotón y untarla en una tostada.
- Cereales: cuando decimos cereales no hablamos de las cajas de colores con regalo dentro. Esos cereales no nos valen, pues están repletos de todo lo que no deben comer nuestros hijos. Así que huid de ellos. Un aporte perfecto de cereales para el desayuno es una tostada de pan integral por ejemplo que, con un chorrito de aceite o un tomate untado, suelen gustar mucho a los niños. También podemos variar estas tostadas con tortitas de trigo o arroz o unas magdalenas caseras, en las que introduzcas algunos de vuestros cereales favoritos.
- Lácteos: que un niño tome lácteos es algo, en principio, bastante sencillo. Desde un vaso de leche con cacao, pasando por un yogur natural con un poquito de miel o un poco de queso fresco. El resto es ponerle un poco de imaginación y de cariño: adereza el yogur con algo que le guste, dale una forma divertida al queso fresco o haz un batido con la leche y el cacao y triunfarás. Y como excepción, de vez en cuando, un vaso de leche con un poquito de café descafeinado puede ayudar como recompensa a que se sientan un poco más mayores.
El desayuno «no perfecto»
Ya hemos dicho alguna que otra cosa a evitar en los desayunos, pero lo vamos a ampliar con la idea de que quede claro para todos y podamos escapar del marketing de las grandes marcas, a favor de la salud de nuestros hijos. En ocasiones da la sensación de que la publicidad es cruel y egoista, ya que venden a los propios niños productos que ellos mismos saben que no les hacen bien, pero aquí entra nuestra tarea de desviar esas acciones y darles otros alimentos que les gusten y les alimenten. Y a las malas, siempre podemos comprar nosotros un muñequito de diez céntimos y meterno dentro de nuestra caja artesanal de galletas caseras. Ellos estarán encantados.
- Fruta: los zumos de naranja de brick que venden en los supermercados no son sustitutos de una pieza de fruta. Fijaros en la composición y veréis que el porcentaje de fruta que contienen es mínimo y su cantidad de azúcar, máxima. Los preparados de fruta para beber tampoco son una buen alternativa.
- Cereales: ya hemos comentado la importancia de escapar de los cereales comerciales, que lucen sus colores y muñecos en las grandes superficies, pero también debemos desechar, como con toda seguridad ya sabemos, la bollería industrial. ¿Y si un bollo industrial dice que contiene semillas de centeno? También. De todos modos, fijaros bien en los ingredientes de los productos que compréis. Entendemos que no siempre se puede hacer repostería casera, pero sí que podemos saber qué comprar y qué no.
- Lácteos: Nada de batidos preparados de cacao. Procurad que los lácteos sean lo menos procesados posibles y lo más naturales que encontréis.
5 desayunos diferentes para la semana
Sí, es complicado, pero se puede hacer. Con planificación, podemos darles a nuestros hijos variedad y calidad. Os presentamos un menú de desayunos que, aunque decidáis no cumplir, al menos quizás os puede dar alguna idea:
Lunes, el clásico
Un desayuno que no tiene demasiada innovación, pero resulta muy eficaz, rico y realmente fácil de preparar para las difíciles mañanas de los lunes:
- Kiwi en trozos, tostada de pan integral con pan tumaca y un chorrito de aceite virgen extra, y un vaso de leche con dos cucharadas de cacao natural.
Martes, el inglés
Pero sin pasarnos, estamos hablando de darles a los niños cosas sanas, así que no pensemos meter en este desayuno beicon o judías para desayunar. Pero sí podemos usar algo del famoso «english breakfast»:
- Plato combinado con un huevo revuelto con pavo natural, un tomate crudo cortadito en trozos con un chorro de aceite de oliva y un vaso de leche fría (o caliente, según el tiempo)
Miércoles, el internacional
Os sorprenderéis de la capacidad y las ganas que tienen los niños de probar nuevos sabores e introducid la variedad en su dieta diaria. No pretendemos hacer algo demasiado diferente, pero seguro que les puede sacar de su rutina:
- Macedonia de piña y mango, crepe de mermelada y yogur natural.
Jueves, proteínas para el penúltimo día de la semana
Cuando se está acabando la semana todos estamos cansados, por éso os proponemos un desayuno fácil de elaborar, rápido de comer y altamente nutritivo.
- Tostada de pan integral con aguacate untado y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Lo podemos acompañar de un vaso de leche con caco o de un yogur.
Viernes, una pequeña excepción
No podemos olvidarnos que a los niños les gusta mucho el chocolate, por ello el viernes y, sin que sirva de precedente, proponemos algo que les alegrará el último día de cole de la semana:
- Batido de chocolate, acompañado de unas galletas caseras (Eso sí, en la merienda tiene que haber fruta sí ó sí)