El reflujo gastroesofágico es una enfermedad que afecta a la mayoría de las personas, incluso a los bebés, producida por el fallo del cardias: la válvula que hay entre el esófago y el estómago, cuya función es permitir el paso de lo que comemos hacia el estómago y cerrarse después para evitar que los alimentos viajen de vuelta al esófago, pero si el cardias se abre de forma espontánea, el contenido ácido pasa del estómago al esófago de nuevo, dando lugar a diversos síntomas.
¿Por qué se produce?
El reflujo gastroesofágico tiene lugar habitualmente tras las comidas, sobre todo si estas han sido abundantes o han consistido, en su mayoría en alimentos que favorecen el reflujo, como chocolate, grasas, café, té o alcohol y, aunque no es una enfermedad grave, puede derivar en problemas más serios.
Ardor, molestias en la boca del estómago, quemazón… son los síntomas más frecuentes, a los que pueden acompañar la dificultad para tragar, el dolor en el pecho o la sensación de globo en la garganta. Si sufre estos síntomas, usted padece reflujo gastroesofágico.
¿Qué hacer para tratar la enfermedad?
La mejor solución para aliviar los síntomas del reflujo gastroesofágico es modificar el estilo de vida. Hay una serie de recomendaciones a seguir que mejorarán mucho su estado de salud y también de ánimo:
- No automedicarse.
- Mantener un peso saludable. Una persona obesa hace más presión sobre el estómago al inclinarse que una que no lo está.
- Evitar las comidas generosas o muy condimentadas, ya que favorecen la aparición del reflujo.
- Limitar el consumo de alimentos grasos: menta, chocolates, café, té, bebidas alcohólicas y con gas.
- Evitar utilizar cinturones o ropa muy ajustada, ya que oprimen el abdomen y favorecen que se produzcan los síntomas.
- No fumar.
- Cenar dos o tres horas antes de acostarse, y no tumbarse tras las comidas.
- Levantar la cabecera de la cama 15 ó 20 centímetros, para que el contenido del estómago se mantenga en su interior.
Hay casos específicos en los que el paciente necesita cirugía y esta puede ser eficaz, sobre todo a corto y medio plazo, pero no implica la desaparición del tratamiento médico para siempre, sino un alivio de muchos de los síntomas, llegando alguno de ellos a desaparecer en ciertas situaciones.
La cirugía resulta muy útil cuando el paciente tiene recurrencias frecuentes de la esofagitis, no tolera el tratamiento médico establecido y tiene complicaciones graves para su estado de salud o molestias muy elevadas. Se realiza para reforzar la labor del cardias, pero siempre deben evaluarse de antemano los riesgos que corre el paciente y los beneficios que la operación le podría aportar.
Ante todo: No automedicarse
La venta de inhibidores de la bomba de protones, como es el caso de Omeprazol u otros, se ha visto disparada en los últimos años, a pesar de que su uso no siempre está justificado. En caso de sufrir alguno de los síntomas explicados anteriormente, debe consultar con su médico y no automedicarse, para evitar los posibles efectos secundarios que deteriorarán su organismo, afectando negativamente a su estado de salud.
Algunos de los inconvenientes de tomar estos inhibidores sin justificación, muchas de las veces utilizados para tratar síntomas digestivos que no guardan relación alguna con el reflujo gastroesofágico, son su interacción con otros medicamentos, además de que incrementan el riesgo de deficiencia de magnesio a largo plazo y la aparición de infecciones.