En una ubicación privilegiada, junto a la Plaza de España y el Parque del Oeste, Quintana 30 ofrece una buena y sabrosa cocina con un servicio amable y ágil.
Nombre: Quintana 30
Dirección: Calle Quintana nº 30, Madrid
Teléfono: 915 426 520
Página Web: www.restaurantequintana30.com
Tipo de cocina: Cocina de mercado con influencias vascas
Entorno: Comedor en dos ambientes muy agradable con una zona privada.
Servicio: Agustín Domínguez en la sala y Mercedes Ávila, coopropietaría, ofrecen un servicio amable y atento, siempre pendiente de los detalles
Accesibilidad: Buena
Ambiente: Familias y gente de la zona
Aparcacoches: Sí
Precio: 35-45 euros
Fecha visita: Sábado, 6 de abril de 2013
Cocina:
Comenzamos con dos aperitivos, uno de Chopitos y alcachofas y otro una pequeña Tosta de foie, ambos resultan de calidad, frescos y además se sirven bien presentados.
Seguidamente nos llega una Ensalada de tomate raf con bonito, aguacate y anchoas (12 euros) excelente sabor natural de todos los productos, muy bien aliñada dando lugar a un conjunto muy apetecible.
A continuación probamos las Alubias de Tolosa con timbal de repollo y morcilla (12,50 euros) bien hechas, las alubias mantecosas, el caldo cremoso con mucho sabor sin grasa, una delicia. Probamos también las Croquetas de espinacas y uvas pasas (10 euros) muy finas, la bechamel suave, diferentes y a la vez exquisitas. Terminamos los primeros con un Txangurro al horno al estilo de Bilbao (14 euros) servido en plato hondo, tiene sabor a mar pero resulta algo soso, tanto en la presentación como en el propio contenido.
Compartimos tres segundos: Merluza frita con espuma de pimiento rojo asado (21 euros), la merluza excelente de cocción y la espuma es una mayonesa ligera rosada, deliciosa. Al igual que el Lomito de rape confitado con aceitunas negras y almejas (20 euros), que está hecho en su propio jugo, buena calidad del pescado, muy armonioso el conjunto. Un original plato de carne es la Lasaña crujiente de Zancarrón con arroz cremoso de setas (18 euros), un plato muy abundante y contundente donde se nota la destreza técnica del chef, sabores profundos y en su conjunto bien realizado.
Terminamos con un postre: Espumoso de natillas y crema de galleta María (5,50 euros), un clásico reinventado con todo su sabor e infinita ligereza, todo un acierto.
Durante toda la comida tomamos un tinto Pago de los Capellanes 2009, D.O. Ribera del Duero, elaborado con las variedades Tempranillo y Cabernet Souvignon (27,50 euros)
Observaciones:
El restaurante cuenta con dos menús de platos de la carta por 30 euros (sin bebida), que se ofrecen en mesas no superiores a 10 personas.
Calificación:
En relación calidad-precio, este restaurante debiera tener un 10, en cuanto a los platos, su cocinero Miguel Ángel Muñano, curtido en los fogones de Akelarre, ofrece una carta escueta pero bien pensada con una cocina excelente, elaborada con productos de primera calidad y preparaciones que, aunque puedan parecer tradicionales, tienen algo más. Quizá ahí radica su éxito, y por ello el día de nuestra visita estaba lleno.
Técnicamente, los puntos de cocción de los alimentos son impecables, las combinaciones elegantes y las presentaciones imaginativas. Quizá no hay un plato que sorprenda por su creatividad, pero todo el conjunto es, además de admirable, excepcionalmente sabroso y sienta bien. Buena carta de vinos a precios moderados, con algunas referencias internacionales y preferencia de vinos de las Denominaciones más demandadas. El pan mejorable, la confortabilidad excelente. Un restaurante para volver .