No nació con vocación de arrocería pero lo cierto es que en el poco tiempo que lleva abierto (desde enero) este restaurante se ha convertido en uno de los imprescindibles para tomar un buen arroz en Madrid. Y la fama es merecida. Sus arroces son diferentes, algunos arriesgados y poco usuales, como el de conejo y caracoles o el de pato y salsifíes; otros más tradicionales, como el Brut (arroz negro con sepia, rape y almeja) o el de bacalao. Y otros que son, sencillamente, una apuesta segura, como el de bogavante. Elijas el que elijas, el sabor genuino está garantizado. En ellos no influye solo la materia prima, también la técnica y es que todos están cocinados al fuego con madera de naranjo, lo que les confiere un aroma único que se goza con los cinco sentidos.

La magia ocurre en su espectacular cocina vista donde los comensales pueden admirar (sin riesgo de incomodar) el ritmo acompasado y ágil de los cocineros que obran sus creaciones con el protagonismo de los fuegos. Cada uno para su producto. Así, los pescados y la carne se hacen al carbón, los arroces a la leña y las costillas de cordero se cocinan con sarmiento. Todo un ritual digno de presenciar.
Aunque este restaurante es un recién llegado, el dominio de la parrilla le viene de lejos. Concretamente desde hace más de 25 años, los mismos que el Grupo Sagardi, propietario de Cadaqués, lleva reivindicando y exportando el noble oficio de los parrilleros vascos a través de la maestría de los hermanos Iñaki y Mikel López de Viñaspre.
Pero Cadaqués no solo destaca por sus arroces, lo hace por mucho más. Aquí huyen de las estridencias, lo que importa es el producto. El de calidad. Sin aderezos. El natural. El Grupo Sagardi se define como la gastronomía de los orígenes y es precisamente esos orígenes lo que da rienda suelta a una carta que se impregna de los sabores mediterráneos y de platos milenarios que cautivan más por el fondo que por la forma.

La esencia del mar se siente y degusta, en toda su plenitud, en una selección de mariscos nobles de proximidad: navajas del Delta del Ebro, cigalitas Cadaqués, gamba roja del Puerto de Roses, ostras, mejillones picantitos, coquinas o almejas de cuchillo. Un paraíso para los amantes de estas joyas del mar. Continúa con una selección de platos y raciones entre los que figuran algunas especialidades propias de la gastronomía catalana como la “coca de recapte”, elaborada con sardinas anchoadas, la esqueixada “empedrada o una elaboración de mar y montaña que se ha convertido en el santo y seña de la casa: ventresca de cerdo ibérico con panceta de bonito de Ondarroa (hazme caso, pídela para compartir). Como platos principales, además de la selección de arroces, encontrarás exquisitos pescados, carnes a la brasa y una selección de platos de cuchara elaborados con mucho mimo. En el capítulo dulce, la carta es corta pero incluye algunos postres primorosos como la crema catalana o la tarta de chocolate, mucho más ligera de lo que imaginas.

Un restaurante con alma marinera
El magnetismo de este restaurante no solo se refleja en su comida, también en su decoración, obra del diseñador Txema Retana. En el interior de local, dispuesto en dos plantas que ocupan la anterior tienda-taller del diseñador Hannibal Laguna, se han conservado los espectaculares ventanales que dejan pasar abundante luz natural. El comedor principal, ubicado en la planta de arriba, es un acogedor espacio decorado con motivos marineros, ladrillo visto, lámparas de rafia y espejos dorados que, en su conjunto, provoca una mezcla armoniosa y elegante que caracteriza a la bahía de Cadaqués. En la planta inferior se encuentra otro comedor que ofrece la opción de emplearse como reservado para eventos de empresas o familiares.
Dirección: C/ Jorge Juan 35, Madrid
Teléfono: 913 60 90 53
Precio medio: 40 €