El comedor del restaurante gastronómico del Hotel Marqués de Riscal es espacioso, con ventanales y vistas a ElciegoSe puede vivir una experiencia inolvidable en el magnífico hotel de Marqués de Riscal, cuyos propietarios lo son también de una de las bodegas con mayor tradición pero a la vez de las más inovadoras de Rioja.
Su Spa, su sala de catas, su «sacristía», sus vistas, su arquitectura… evocan todo un mundo de sensaciones. Sin embargo, con todo, posiblemente la experiencia más interesante sea la de su restaurante, asesorado por Francis Paniego y que cuenta con una recién estrenada estrella de la Guía Michelin.
Nombre: Marqués de riscal
Dirección: Calle Torrea, 1 – 01340 Elciego (Álava)
Teléfono: 945 180 880
Página Web: www.hotel-marquesderiscal.com
Tipo de cocina: Creativa con especial foco en el producto de temporada
Entorno: Comedor espacioso con ventanales altos, obras de arte y ventanas con vistas a Elciego.
Servicio: Excelente servicio, muy profesional, ágil y amable.
Accesibilidad: Buena
Ambiente: Parejas y familias en general, alojadas en el hotel
Aparcacoches: No, pero dispone de un amplio aparcamiento
Precio: medio-alto, con buena relación calidad-precio por materia prima y servicio
Fecha visita: Almuerzo, sábado 26 de noviembre de 2011
Cocina:
Carpaccio de gamba roja sobre tartar de tomate y ajoblancoComenzamos el menú degustación en 6 actos con un Aperitivo de Teja de pipas y Pan de aceitunas negras que nos llevan al sabor de esas pipas peladas de la infancia. Después tomamos un Corte de queso y miel excesivamente acidulado, para terminar los aperitivos con un incontestable: las Croquetas del Echaurren: sencillamente excelentes.
Comenzamos los «platos fuertes» del menú con un Carpaccio de gamba roja sobre tartar de tomate y ajoblanco: muy buena interrelación y equilibrio (en carta este plato cuesta 15 euros). Seguimos con la Cuajada de foie gras con velo, caviar de vino tinto y pan de semillas. Al caviar le falta un poco de sabor, aunque el plato resulta elegante en su conjunto (en carta cuesta 15 euros).
Presa de cerdo ibérico con un toque de jengibre, remolacha, yuca y queso frescoContinuamos con un Arroz muy cremoso de pulpo, verduras y pimentón de la vera (18 euros en carta): más que cremoso es caldoso, da la impresión de que el arroz no se haya cocido en el caldo, y a toda la composición le falta «conexión entre sus elementos«. En el menú degustación se elige entre la Merluza y la Presa de cerdo, sin embargo nos dan a probar media ración de ambos: excelente la Merluza a la romana confitada a 45 grados sobre pimientos asados y sopa de arroz: muy buen punto de cocción, muy sutil.Excelente también el sabor y punto de la Presa de cerdo ibérico con un toque de jengibre, remolacha, yuca y queso fresco (en carta 25 euros), todos los sabores del plato están muy bien integrados.
Torrija tostada con helado de quesoDegustamos finalmente dos postres: la Torrija tostada con helado de queso, buena mezcla, buen punto y muy esponjosa (en carta 12 euros) y un Pastel caliente y fluído de chocolate con helado de vainilla: el helado muy natural, el conjunto discreto. No nos resistimos a probar la Tabla de quesos, servida y cortada excelentemente, donde hay quesos locales e internacionales: Reblochon, Comté Morvie, Molet, Idiazabal, San Simón, Moncayo… (20 euros en carta).
El carro de quesos ofrece especialidades tanto nacionales como de otros paísesSe marida el menú una selección de Marqués de Riscal, opción que próximamente se ampliará a caldos de otras bodegas y denomimaciones. En nuestro caso probamos los siguientes vinos: Marques de Riscal Cabernet 2010, Limousin 2008 y Gran Reserva 2001, 150º aniversario (espectacular). Los postres estuvieron acompañados por un Pedro Ximénez viejo Noe excelente.
Observaciones:
Hay un menú degustación en 6 actos por 70 euros más IVA y bebida, y otro en 8 actos por 85 euros. Carro de quesos y hierbas frescas para infusiones. El pan local candeal es excelente.
Calificación:
El chef Eduardo Lumbreras, en la cocina del restaurante junto a su equipoEl chef Eduardo Lumbreras, bajo la dirección de Francis Paniego, realiza una cocina muy similar a la de Echaurren pero atrasada en el tiempo: algunos platos con matices, sin duda… y una diferenciación claramente marcada por el entorno y el servicio, posibilidades que da un restaurante con «otra» envergadura.
Al margen de las comparaciones (que con frecuencia son odiosas), si el visitante prueba la cocina «gastronómica» del Hotel Marqués de Riscal quedará gratamente sorprendido. Es un restaurante que merece entrada independiente porque brilla con luz propia, la misma de esa estrella recién estrenada, e incluso visita independiente para quienes no quieran o puedan alojarse en el hotel.
No perderse la mesa del chef en la terraza, que deberá ser para grupos reducidos y por encargo. Una magnífica experiencia que excede a lo puramente gastronómico, pero que se sostiene gracias a su excelente cocina.
