Situado en el bello pueblo madrileño de Colmenar Viejo, Madrigal es un restaurante joven, seis meses de vida, pero con serias posibilidades de convertirse en uno de los más importantes de Madrid, ya que su mejor baza es un chef con inquietud, el joven Antonio Madrigal Sánchez, que además defiende el negocio familiar con el que siempre soñó. Madrigal, que no Andrés sino Antonio, se ha formado en la Escuela de Hostelería de Salvador Gallego, tiene importantes referencias del restaurante donostiarra Casa Nicolasa, donde ha realizado sus prácticas, y es un cocinero que sabe hacer bien lo de siempre, buscando además la innovación, siempre con moderación y respeto al producto,
Nombre: Madrigal
Dirección: Calle Salvadiós nº 34, 28770 Colmenar Viejo (Madrid)
Teléfono: 918 464 569
Página Web: www.restaurantemadrigal.com
Tipo de cocina: De mercado, con influencias de cocina vasca.
Entorno: Comedor muy amplio y luminoso, con un mueble botellero espectacular. Servicio correcto, aunque se nota la necesidad de un sumiller de sala.
Accesibilidad: Buena.
Ambiente: Agradable y armonioso gracias al espacio entre mesas. Hay un comedor privado para 20 personas. Clientela familiar.
Aparcacoches: No hay, pero no se precisa, dada la disponibilidad de aparcamiento en la zona residencial en la que está ubicado.
Precio: 40-50€ dependiendo de la bebida
Fecha visita: Almuerzo, Domingo 10 de Mayo de 2009.
Cocina:
La base de la cocina de Antonio Madrigal es el producto, de buena calidad, bien sea una conserva o un pescado fresco: el propio cocinero habla de ellos con veneración. Comenzamos con unas croquetas caseras de jamón (14,35€) auténticamente deliciosas, ¡no perderselas!, seguidas de un Tartar de Raf con Ventresca de Atún rojo de Almadrabar (24€) al que acompañan unas hierbas de manantial que se llaman Corujas y que el propio cocinero recolecta al amanecer: impresionantes. A continuación, las Habitas con huevo trufado con jamón sobre tosta (19,75) no resultan un plato tan redondo, ya que la trufa y el jamón serrano compiten en apoderarse del sabor y no suaviza las habitas, por el contrario, continuamos con pescados:
Txangurro al Horno (24,80€), excelentemente preparado a la vasca, delicado pero con profundo sabor: de los mejores que he tomado; Mero al Horno (29,75€) de gran calidad y perfecto de punto de cocción. Terminamos probando el Rabo de Toro a la cordobesa con Patatas Risolada (21,85€) que en realidad llevaba trompetas de la muerte, buen punto el dado a la carne, aunque más discutible resulta la presencia de este tipo de setas en un guiso tan potente. Los postres, una variedad de tartas y arroz con leche: correctos pero claramente mejorables.
Bodega:
El restaurante dispone de una bodega en evolución, localizada en un acertado estante gigante de frontal transparente. Para la ocasión, el chef arriesgó, aunque con muchísimo acierto, ofreciéndonos un delicioso Gewurztraminer Alsaciano 2007 de Albert Mann, con una deliciosa mezcla de Pinot noir, Muscat y Riesling. Estos y otros interesantes vinos formarán próximamente parte de la carta de vinos del restaurante. Completamos la mesa con una singular agua de interesante mineralización, dado su origen manantial volcánico en Nueva Zelanda: 420.
Observaciones:
Aunque la carne es bastante buena, yo optaría al menos la primera vez por un pescado, ya que vienen directamente del País Vasco y, por supuesto las croquetas. Hay carta de aguas.
Calificación:
Aún es pronto para asegurarlo, pero todo hace pensar que Antonio Madrigal pase sin dificultad de una cocina prometedora a una cocina realmente solvente. Talento y voluntad no le falta, habrá que seguir muy de cerca sus pasos.
Puntuación:
6,5/10
Galería fotográfica: