Su bisabuelo ya hacia vino para consumo familiar. Desde su infancia, Rosa Ruiz jugaba entre las viñas que ocupaban las fincas de O Rosal, donde pasaban los veranos. Poco a poco fue introduciéndose en el mundo del vino hasta que, finalmente, quedó irremediablemente «enganchada». Su historia es la de una mujer que empezó a trabajar en la bodega familiar por amor a su padre, y mantiene ese legado, contagiada por su pasión. Hoy, además de hacer uno de los mejores vinos de Rias Baixas, mantiene una bodega en la que se entra como si fuera una vivienda y que cuenta con un pequeño museo con todos los aparejos, donde hay auténticas joyas históricas del vino que puede visitarse.
Rosa nos resume la historia de su bodega, Santiago Ruiz: «Mi bisabuelo empezó haciendo vino en 1980, con las viñas que tenemos en la finca. No se vendía, pero tenía su propia etiqueta que decia ‘Recomendado por el médico para enfermos y convalecientes’. Después continuó mi abuelo y más tarde mi padre, que seguía produciendo vino, sobre todo para regalar.
Mi padre tomó entonces las riendas de la bodega. Vivíamos en Vigo, pero cuando cumplio 70 años se dedicó de lleno el resto de su vida. Le animaron, decían que hacía un vino muy bueno. Eran los años 8o y empezó a investigar para ver cómo se podría modernizar la bodega. Sin conocerles habló con los hermanos Torres y compró los primeros depositos de de acero inoxidable, que en esta zona causaron una revolución, y él sólo se iba a Madrid con sus botellas para venderlas. Empezó por los grandes restaurantes, que todavía siguen siendo clientes. En aquella época se vendía menos en Galicia que en otros sitios. En los años 90 se sintió mayor: tenía ochenta años. El vino tenía un nombre, pero él sólo o con la empresa pequeña no podía continuar y crecer, y se asoció con bodegas Lan, de la Rioja. Somos el mismo grupo«.
Cuando hay una bodega familiar, ¿existe la opción de no ser bodeguera?
Sí, yo empecé los fines de semana, ayudando un poquito con los papeles a mi padre porque no le daba tiempo. Así me enganché a la bodega, y hasta hoy.
¿Por qué engancha el vino?
Es un gusanillo que tienes dentro, se te va metiendo poco a poco. Yo hago un poco de todo; nosotros aquí hacemos el vino y lo embotellamos, y bodegas Lan distribuye y exporta en todas partes menos en Galicia, donde nosotros también distribuimos. No sabría explicar porqué la bodega se convierte en tu vida, pero el caso es que así es.
¿Cómo es vuestro vino?
Somos de la DO Rias Baixas y esta es una subzona del O Rosal. Siempre hacemos O Rosal, que es una mezcla de uvas: un 70% de Albariño y Loureiro, y el resto de varias uvas. La mezcla más o menos es siempre la misma, pero seguimos el criterio de Santiago Ruiz: siempre hacemos vinos blancos.
¿Con qué gastronomía van bien vuestros vinos?
Nuestros vnos se pueden tomar junto con mariscos, pescados, en el aperitivo… También con los quesos van estupendamente.
Además, cada vez hay gente que no cambia de vino en todo el menú: empiezan con un blanco y continúan con él incluso hasta con los platos de carne.
¿Como son los vinos de la DO Rías Baixas?
Las uvas son muy afrutadas, tienen muchos aromas florales y frutales, y es lo que hace que los vinos sean frescos y aromáticos. Los rosales tienen otros aromas: a laurel, a manzanas, a hierbas, a frutas.…
Los vinos blancos están de moda, no obstante en España cada vez se toma menos vino…
Es cierto que cada vez se venden más vinos blancos. Los de aquí son cada vez mejores, hay muchas bodegas con bastantes marcas y nosotros el descenso de consumo global lo notamos menos. No obstante, también es cierto que exportamos mucho vino a Estados Unidos, Puerto Rico, República Dominicana, e incluso a los países nórdicos.
¿Algún deseo por cumplir?
Seguir manteniendo el espíritu Santiago Ruiz, el que nos trajo aquí.