Rosi La Loca: entramos en el universo de color del chef Javier Alfaro

En pleno centro de Madrid, en la calle de Cádiz, se alza esplendorosamente Rosi La Loca. Un local que llama la atención de los viandantes con su llamativa estética que derrocha color y alegría por sus cuatro costados. El sueño hecho realidad de Rosi. Una increíble mujer con una curiosa percepción de la vida. Rosi oye colores, huele texturas, siente sonrisas y saborea la vida. Su restaurante, un maravilloso soplo de aire fresco en plena vorágine, nos tienta a adentrarnos en un seductor universo de locura haciéndonos sentir como Alicia en el país de las Maravillas.

Nada más cruzar el umbral de Rosi La Loca, nos cautiva un sorprendente interiorismo que es de lo más instagrameable. Flores, neones, preciosas lámparas parisinas y unas divertidas camareras ataviadas con vistosos tutús rosas nos reciben con una calurosa bienvenida para sumergirnos en el chalado mundo de Rosi La Loca. Magia y fantasía se fusionan en este coqueto local, dónde una agradable música de fondo nos embriaga antes de caer rendidos ante sus deliciosos bocados.

En esta ocasión, el simpatiquísimo camarero Alberto, nos descubrió acertadamente la selección de platos más emblemáticos de Rosi La Loca, contagiándonos con su desbordante entusiasmo. Una atractiva carta que resulta sumamente tentadora y que no defrauda.

Al frente de los fogones de Rosi La Loca, el increíble chef Javier Alfaro, perfila una exótica colección de bocados con espectaculares emplatados, que son una verdadera obra de arte. Mordiscos de felicidad en estado puro que seducen, convencen y conquistan a los paladares más intrépidos.

En esta ocasión, empezamos saboreando una curiosa versión de la clásica burrata. Una fantástica burrata ahumada con corujas, tomate semiseco, vinagreta de Módena, acompañada de una riquísima salsa de albahaca que inyectan con una enorme jeringuilla ante la atenta mirada del comensal. Continuamos con unas cremosísimas croquetas de jamón ibérico. Crujientes por fuera y suaves por dentro, nos condujeron al baocata de carrillera de ternera con un increíble interior de carrillera mechada, mole rojo, yogur, menta y salsa kimchee. Los tacos de aguja de cerdo bautizados como tacos no mamés wey, son una fabulosa explosión de sabor en boca que genera adicción gracias a su acertadísimo toque picante de la mayonesa de jalapeño. A continuación, probamos el tataki de atún de aleta amarilla, alga wakame, salsa teriyaki y alioli de cítricos, que llega con una misteriosa nube de humo sobre una bonita vajilla en forma de barca. No podíamos dejar de probar las zamburiñas flambeadas ni sus famosas albóndigas de pollo al curry con sus patatitas confitadas.

 Para terminar, nos decantamos por uno de los postres más icónicos de Rosi La Loca, el tiramisú, que sirven en una vistosa cafetera roja. Un dulce delicioso que hará las delicias del público más goloso.

Rosi La Loca, un restaurante diferente, sorprendente y único. Un inolvidable viaje sensorial que nos hace partícipes de la desbordante imaginación de su dueña conquistándonos de inmediato y tentándonos a volver… MUY PRONTO.