Al Sur-Oeste de la provincia de Salamanca, entre la provincia de Cáceres y la frontera portuguesa, se encuentra una de las zonas con más identidad del panorama nacional. La DOP Vinos de Calidad Sierra de Salamanca es un punto de difícil acceso y con una población que emigró, como casi toda en la provincia, al norte de Euskadi, Cataluña y Francia fundamentalmente, durante la década de los 50 y 60.
El centro de dicha comarca es el precioso pueblo de La Alberca, donde se puede acceder a la sinuosa y estrecha carretera que nos lleva, al punto más alto, el santuario de la Virgen de la Peña de Francia, patrona de provincia salmantina y donde podemos observar unas espectaculares vistas, si el tiempo lo permite.
Pero vamos a detenernos más abajo, en la inmensidad de pueblos que componen dicha sierra que da nombre a la denominación de origen protegida. Entre bosques con una alta humedad y diferentes cultivos podemos encontrarnos en pequeñas parcelas viñedos de una uva autóctona y que tiene en esta zona su mejor expresión de calidad.
Hay citas históricas en los Siglos XV y XVI donde se habla de la zona por su calidad en sus vinos y su potencial económico gracias a la uva, que tiene su mejor momento con la exportación de sus vinos a Francia, por expansión de la filoxera en el país galo a finales del siglo IXX.
La Denominación de Origen Protegida Vino de Calidad Sierra de Salamanca se reconoce oficialmente en 2010, y la componen 8 bodegas; Cámbrico, Viñedos Rochal, Tiriñuelo, La Zorra, Cuarta Generación Bodegas y Viñedos, Don Celestino, Dominio de la Sierra, Perahigos y próximamente se incorporará El Robledo.
La uva Rufete se extiende por las terrazas como si fuera una silvestre planta, como otras muchas que le rodea, sin aires de grandeza, como lo hacen las gentes de los pueblos en la que se encuentra. La producción de dicha uva en la zona es de unas 175 toneladas, la mitad de la producción de toda la Denominación de Origen Protegida.
Es una uva rustica, rural con todas la condiciones que nos ofrece, sin mentir a nadie, nos ofrece lo que es, una uva de tamaño medio, con un racimo pequeño y de piel fina. Ofrece vinos tradicionalmente jóvenes y frescos dado su terreno donde predomina la pizarra y el granito, su maduración es temprana, poco vigorosa, por lo que tenemos producciones pobres y vendimias difíciles por lo escarpado del terreno y la separación entre una y otra de las parcelas.
Los vinos con uva Rufete suelen ofrecernos toques de frambuesa, frutas silvestres con algún toque herbáceo y notable acidez.
La climatología de la zona se caracteriza por una alta pluviometría y temperaturas equilibradas en invierno. Los veranos son suaves y convierten a esta zona en un sitio con una buena predisposición para el viñedo. Uno de los problemas de la uva Rufete es la poca resistencia a las épocas de sequía, con una alta sensibilidad al oídio y a los golpes de calor.
La Rufete es una uva sensata y sin engañar a nadie, una uva rustica, una uva rural.