RUTA 35, A TRAVÉS DE ALSACIA

Ruta 35, a través de Alsacia

Unos 100 kilómetros separan Estrasburgo, capital de Europa, de Mulhouse, capital del automóvil, pasando por Colmar, la capital del vino. Pero si nos paramos a visitar sus encantos: museos, pueblos, gastronomía, etc. necesitaremos, al menos, una semana.

Joaquín del Palacio17/05/2018

La Ruta 35 comienza en la frontera con Alemania y, en unos 200 kilómetros, atraviesa de norte a sur la Alsacia, acabando en la frontera de Suiza, junto a Basilea. Una ruta longitudinal para una franja de tierras prodigiosas. En esa distancia encontraremos varias capitales y muchos pueblos encantadores; museos sorprendentes de todo tipo; bosques y paisajes salpicados de coloridos viñedos con vinos muy ricos y algunos hoteles, muy singulares, que no se pueden olvidar.

Un territorio singular

Catedral de Estrasburgo, AlsaciaCatedral de Estrasburgo, Alsacia

Alsacia es una pequeña franja de tierra, de unos 8.280 km2, que se encuentra situada entre la orilla izquierda del curso medio-alto del río Rin y la alineación de los montes Vosgos, que forman una reserva natural. Un territorio con una historia peculiar que ha cambiado varias veces de nacionalidad: unas veces de Alemania y otras de Francia, y que ya definitivamente desde 1945 es francesa. Esta alternancia ha dejado una rica herencia que se observa perfectamente en la catedral de Estrasburgo y sus detalles alemanes y franceses. Por cierto, su reloj astronómico es una joya. Incluso, la capital cuenta con dos barrios como la Pequeña Francia, con mayor tradición gala; y Neudstatd, una zona que se urbanizó en el siglo XIX y nos recuerda a Berlín o Viena. Ambas zonas son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Una dualidad habitual y sorprendente en esta región.

Capital europea… y del Vudú

Pieza del Museo del Vudú, AlsaciaPieza del Museo del Vudú, Alsacia

Sería increíble pensar que, en el lugar de residencia del Parlamento Europeo, existe el único museo del Vudú de todo el continente y uno de los mejores del mundo. Pues es cierto: Estrasburgo sorprende con esa dualidad. El museo está ubicado en un antiguo depósito de agua de 1878 para el ferrocarril y cuenta con mil piezas auténticas más un tótem que está activo, o sea, al que se le debe practicar culto regularmente para que no transmita malas influencias. Y te permiten tener esa singular experiencia tan difícil de vivir. Con respeto y siguiendo las normas, es posible participar en el rito vudú. ¡Es alucinante! Este museo posee tantas piezas reales que muchos son los que no se atreven a entrar. La sensación en su interior es indescriptible. Muchos creyentes ni siquiera se acercan por las inmediaciones…

Chateau Hochberg, AlsaciaChateau Hochberg, Alsacia

Alsacia es una tierra fértil en cultura, ya que cuenta con otro espacio que provoca sensaciones: el museo Lalique. Como es habitual en los museos de Francia, la disposición estratégica de las piezas, el ambiente y la iluminación son sensacionales. Es una exposición de obras transparentes, traslúcidas y opacas en la que se juega con la luz, las transparencias, los reflejos y los brillos. La iluminación tiene mucha importancia en este museo de joyas cristalinas. En un ambiente de penumbra, los magníficos diseños aparecen protagonizando el espacio con unas imágenes de una sensualidad difícil de alcanzar con un material tan frío como el cristal. Lalique lo consigue de sobra. El museo es precioso, una verdadera maravilla, está repleto de piezas cautivadoras y otras muy curiosas, como son los tapones de radiador para customizar automóviles, quizás de la calidad de Bugatti.

El complemento ideal para esta visita es comer enfrente, en el Chateau Hochberg, un lujo accesible. Ofrecen un excelente menú de 22 euros cuyos platos, bien presentados y muy ricos, además de muy franceses, sirven con elegancia unos camareros muy profesionales, de los que ya no se encuentran, en un ambiente con clase dentro de un palacio con unos jardines dignos de la zona del Loira. Además, es un buen hotel de 4 estrellas.

Solamente Colmar merece el viaje

Colmar, AlsaciaColmar, Alsacia

Muchas veces volvemos a un restaurante solamente por un plato, pues bien, también un solo destino justifica un viaje. Solamente Colmar justifica el viaje holgadamente, porque parece un cuadro. Hace años habría salido carísimo revelar todas las fotos que allí se hacen, hoy realizar tres o cuatro mil fotos es gratis, y quizás no sean suficientes para guardarse en el bolsillo lo que ofrece Colmar. No, porque Colmar tiene otras tres mil instantáneas a diferentes horas. La Casa de las Cabezas, con 111 testas decorando su fachada, o la Casa Pfister, que es el símbolo de la ciudad, son algunos ejemplos maravillosos. Además está la Pequeña Venecia para callejear navegando por sus canales, flotando en callejones líquidos que se internan entre casas de colores y entramados de madera a la vista, decoradas con multitud de jardineras floridas. Es una visita de cuento. Sus calles, plazas y callejuelas están repletas de coloridos edificios singulares con sus líneas de madera, sus flores, etc. Una población de película cuyas fotos recorren las redes sociales y las listas de los pueblos más bonitos del mundo.

Postre en AlsaciaPostre en Alsacia

Colmar es, además, la capital del vino de Alsacia. Así pues, es una ciudad grande con mucho que visitar y recorrer. Otra de las sorpresas que guarda es el museo Unterlinden, ubicado en un monasterio del siglo XIII; además del edificio, que es una maravilla y un ejemplo de rehabilitación, adecuación a los nuevos tiempos y ampliación, cuenta con una excelente colección permanente de arte pictórico que ostenta y muestra una obra maestra: el políptico del retablo de Isenheim. Se hizo entre 1512 y 1516 y está compuesto por una escultura de Niclaus von Hagenau y las pinturas de Maler Grünewald. Esta magnífica obra no eclipsa la colección porque, además de arte romano, tiene muchos ejemplos de diferentes épocas, cuenta con dos Picassos y un singular tapiz del Guernica que fue admitido por el propio Pablo Ruiz Picasso.

Protagonista de la Ruta 35

Renault 4CV. Museo del Automóvil en AlsaciaRenault 4CV. Museo del Automóvil en Alsacia

Toda ruta que se precie tiene que tener su homenaje a las ruedas y los motores que la recorren. La Ruta 35 tiene su templo en Mulhouse. La Ciudad del Automóvil le dedica el mayor museo del mundo al coche y el más espectacular; es el mejor homenaje que una ruta le puede dar al automóvil. ¡Más de 500 coches de casi 100 marcas! Brillan como sin estrenar. También es el mejor museo de Bugatti, tiene varias decenas del mítico automóvil, e incluso posee dos de las seis unidades que se fabricaron del Bugatti Royale, y uno del moderno y también impresionante Veyron. Verdaderas joyas rodantes que son muy difíciles de ver y aquí están todas juntas. Los amantes de los coches pueden sufrir aquí el síndrome de Stendhal.

httpv://www.youtube.com/watch?v=6ycQWpHFtoU

Museo del Automóvil de Mulhouse en AlsaciaMuseo del Automóvil de Mulhouse en Alsacia

Y, tras la visita, en su propio circuito se puede disfrutar de unas vueltas, por pocos euros, conduciendo un clásico como un Lamborghini Urraco P250S, un Ferrari Mondial Cabriolet… Los amantes del motor deben saber también que el mejor piloto de rallies de todos los tiempos es alsaciano. Sebastien Loeb nació en la bonita ciudad de Haguenau, a 35 km. al norte de Estrasburgo. Otro aliciente más para recorrer esta francesa Ruta 35.

Una de las épocas doradas del automóvil fueron los locos años veinte que, hasta llegar la crisis del 29, ofrecieron alegría y locura a nuestros bisabuelos y tatarabuelos. El diseño nos dejó el Art Decó como sello de un momento histórico. El hotel du Parc, en Mulhouse, es una viñeta sacada de un pasaje de hace un siglo. Conserva toda la decoración de entonces, incluso la que han repuesto. Despertarse a media noche y ver el mobiliario de la habitación, o entrar en un servicio cuyos sanitarios son de época, es como vivir un sueño. No es fácil de encontrar, por eso este hotel es un destino en sí mismo.

httpv://www.youtube.com/watch?v=H600dzHjqyI

No te puedes perder:

Museo del Vudú en Estrasburgo en AlsaciaMuseo del Vudú en Estrasburgo en Alsacia
  • Probar un deportivo de época, como un Jaguar E-Type, un Chevrolet Corvette o un Mercedes 190 SL, tras haber visitado el museo del Automóvil de Mulhouse. Una experiencia inolvidable para finalizar la visita.
  • Recorrer los bosques y los viñedos. Están bonitos en todas las estaciones del año, aunque en primavera y otoño están aún mejor.
  • Visitar los pequeños pueblos alsacianos que hay por la ruta y pasear por ellos. Todos son preciosos y tienen rincones de fábula, con esas casas típicas que tanto gustan.
  • Subir al monte Santa Odilia y divisar el paisaje alsaciano. Es el más famoso de los montes Vosgos.

Información práctica:

Museo Lalique, en AlsaciaMuseo Lalique, en Alsacia
  • Hotel 5 Terres, además de ser un alojamiento precioso y elegante tiene un restaurante sensacional, con una cocina exquisita y una carta de vinos excelente. Su SPA tiene un diseño muy especial y acogedor, que integra un ambiente rústico, moderno y elegante.
  • Hostellerie des Chateaux & SPA, es un hotel que nunca se olvida, con una sauna finlandesa panorámica en la habitación y dos terrazas de madera orientadas al atardecer y al amanecer. Es un alojamiento para sentirse multimillonario sin tener que serlo. Es un hotel para no salir de él.
  • Air Nostrum tiene vuelos directos de Madrid a Estrasburgo que duran 2 horas.