Para empaparte del espíritu navideño, te proponemos seguir esta ruta que recorre algunos de los belenes más entrañables, históricos y originales por La Rioja. Partimos de la capital, Logroño, para llegar a algunos pueblos pequeños y llenos de encanto donde los vecinos se vuelcan cada Navidad para participar en los belenes vivientes más emotivos. ¡Síguenos!
En Logroño, un belén monumental y ‘viviente’ por un día

A principios de diciembre se comienza a montar el gigantesco belén en la plaza del Ayuntamiento de Logroño. Un belén monumental que ocupa 2.900 m2, es uno de los más grandes de España, y en el que se recrean algunos de los monumentos y enclaves naturales más conocidos de toda La Rioja: la Muralla del Revellín, el castillo de Clavijo, la iglesia de San Bartolomé de Logroño, el Picuezo y la Picueza, de Autol, paisajes de viñas con los guardaviñas…

El último sábado del año, además, cobra vida porque un grupo de niños recrearán escenas como la Anunciación de los pastores, el nacimiento en el Portal, o las lavanderas del río. Será por la noche, entre las 22.15 y las 23.15 h.
En Logroño también hay una preciosa exposición de belenes artesanales organizada por la Asociación de Belenistas. Auténticas obras de arte que se exhiben en la sala de exposiciones de la Escuela Superior de Diseño de La Rioja, hasta el 6 de enero, con horario de tarde entre semana, y mañana y tarde los fines de semana. Y otra de las atracciones navideñas que atrapa la atención este año en Logroño es la gran bola de Navidad de luces de colores colocada en la plaza del Mercado, una bola de ¡cinco toneladas de peso y 12 metros de altura!
Y para comer…

La calle Laurel es parada obligada para probar algunos de los pinchos más típicos en los bares de la calle del tapeo: los champiñones, el ‘matrimonio’, la careta, el tío Agus, los morros, las bravas, y conocer algunos estrenos interesantes, como La Brasa de la Laurel, de Txebico, el cocinero de El Cachetero, y el nuevo local de Ramón Piñeiro, de La Cocina de Ramón (Portales, 30), que se ha instalado en la calle Laurel con La Parrilla Riojana.

Si te apetece probar alguna de las cocinas de autor de Logroño, empieza por Íkaro, que revalida su estrella Michelin un año después de conseguirla en tiempo récord desde su apertura, con las creaciones gastronómicas de fusión de Carolina Sánchez e Iñaki Murua. En el restaurante Juan Carlos Ferrando, su chef actualiza de forma muy personal la cocina riojana, de forma delicada y elegante y apostando por la alta cocina tradicional. Dispone de dos menús degustación, Un paseo por La Rioja y Hondarribia, y también puedes pedir a la carta.
Apunta también estas direcciones en tu agenda gastro: Ajonegro (Hermanos Moroy, 1), propone una cocina divertida que fusiona México y España, La Quisquillosa (Sagasta, 13), especializado en pescados salvajes a la brasa, y La Chispa Adecuada (Saturnino Ulargui, 4), un moderno gastrobar con una carta de pinchos llena de sorpresas, muy originales y ricos, como sus bravas (en la imagen),y algunos premiados como el Bernabé. Lo encuentras en una tranquila vía peatonal a un paso de la calle Laurel. Su cocina moderna cuenta con la sabiduría culinaria de uno de los grandes nombres de la gastronomía riojana: Lorenzo Cañas.
En el Muro de la Mata, bajo los soportales, está Tondeluna, el restaurante de Francis Paniego (el cocinero con 2* Michelin en El Portal de Echaurren, en Ezcaray) que trajo a la capital, hace ya más de una década, la versión más desenfadada y moderna de su cocina, pero siempre con producto y recetas riojanas en un local con mesas largas para compartir. Pidas lo que pidas, ¡que no falten las croquetas!
Wine Fandango, en el Paseo del Espolón, es otra buena dirección que apuesta por la cocina contemporánea y divertida. Ocupa un emblemático palacete del siglo XIX, el que fuera Grand Hotel, transformado por Lázaro Rosa Violán. Un lugar para ir a cualquier hora, del desayuno a los cócteles, algunos muy originales elaborados con vino como el Vintónic o el Wine Tai, animados con la música de Dj’s.
Medio siglo montando el Belén

En Alcanadre todo empezó casi por casualidad… y llevan ya 49 años montando un Belén Viviente que se ha convertido en uno de los más conocidos de España. Este pequeño pueblo de unos 800 habitantes (a 36 kilómetros de Logroño y pegado al Ebro), convoca a más de 70 vecinos cada año para recrear el nacimiento de Jesús en un monte de la localidad. Allí se instalan el portal, las granjas de los pastores, el castillo de Herodes y todo un montaje de luz y sonido que deja boquiabiertos a los visitantes que acuden a este precioso espectáculo. Las representaciones serán los días 25, 29 y 30 de diciembre y 1 y 6 de enero, a partir de las 19,30 horas de la tarde en el Monte Viso de Alcanadre. Más pequeño pero igual de emotivo es el Belén Viviente que desde hace cinco año montan en Galilea, un pequeño pueblo del valle de Ocón que se vuelca con la Navidad decorando las fachadas de las casas que entran en un concurso. Aprovecha el día de la representación será el 21 de diciembre, a partir de las 19.30 horas. Desde las 19 h, los visitantes podrán pasear por las calles de la representación y disfrutar de sus productos típicos.
En Calahorra no hay belenes vivientes, pero te gustará conocer la ciudad en las visitas guiadas que organiza el Ayuntamiento y que hacen parada en algunos de los Belenes más bonitos, como el del Mercadal, realizado por la Cofradía de la Santa Vera Cruz, el de la Asociación del Casco Antiguo o el de la Catedral, entre otros, hasta llegar a la decena. Un ruta de belenes que puede terminar con un vino y pincho en el bar El Albergue (por 3€).
Y para comer…
En Calahorra:
La Taberna de la Cuarta Esquina (calle Cuatro Esquinas, 16) es un acierto seguro, con una cocina tradicional presentada con nuevos formatos.

Chef Nino es todo un referente de la cocina de Calahorra, con el cocinero Ventura Martínez al frente de una cocina que heredó de sus padres y en la que se elevan siempre las verduras de la tierra. En su menú de temporada hay que probar los ‘Pimientos del cristal al estilo de mi padre’, la menestra con lo productos del momento y el bacalao.
Parador de Calahorra. Pso. Mercadal, s/n. Su verdadero nombre es Parador de Turismo Marco Fabio Quintiliano, cuenta con un restaurante donde se rinde homenaje a los productos de la huerta que baña el Cidacos. Tienes que probar las alcachofas, preparadas de mil maneras, y su menestra.
Casa Mateo (Pza. del Raso, 15), Hotel Restaurante Ciudad de Calahorra (Maestro Falla, 1) y El Albergue, el restaurante del Albergue de Peregrinos de San Francisco, son otras opciones muy recomendables para probar la cocina calagurritana con sus maravillosas verduras como ingrediente estrella en cualquier época del año.
¿Napolitano o de Playmobil?

En la catedral de Santo Domingo de la Calzada conviven los clásicos y los modernos. Hablamos de belenes, por supuesto. El belén Napolitano con 130 piezas que reproducen con todo lujo de detalles la vida cotidiana de Nápoles del siglo XVIII. Personajes vestidos con telas de seda, vendedores ambulantes, músicos, cortesanos, pastores, son algunos de los personajes de este Belén que reproduce diversas escenas situadas en el mercado, el molino, la gruta o las tabernas. Además de los Reyes Magos y el Portal con la Virgen, San José y el niño Jesús.
Pero el claustro de la catedral acoge otro belén que lleva camino de convertirse también en un clásico y que atrae toda la atención de los visitantes de la catedral del Camino de Santiago, además del famoso gallinero. Se trata del Belén de las figuras de Playmobil que cambian su ‘historia’ cada año, esta vez sorprende con un montaje marino: el mundo de los piratas.

Unicornios, corsarios, delfines y un original niño Jesús-sireno, metido en su concha, forman parte del belén compuesto por más de 600 figuras. Con una “Anunciación” a los pastores piratas, acompañados de una docena de barcos, algunos muy famosos como la Perla Negra de la película Piratas del Caribe, o galeones españoles que recrean los barcos de las batallas navales.
Este original belén está integrado por más de 2.500 piezas y para su montaje han trabajado 20 personas de la Asociación Española de Coleccionistas de Playmobil, Aesclick, que como cada año es la encargada de su construcción. Además de los belenes, el claustro de la catedral también acoge una bellísima exposición de miniaturas y casas de muñecas abierta también en Navidad.
Y para comer…

Los Caballeros. En la calle Mayor y con entrada a la plaza del Ayuntamiento, ocupa un edificio histórico. Aquí vas a encontrar una muy buena versión del recetario riojano, con los típicos caparrones, las alubias pintas que se sirven con todos los ‘sacramentos’, también goza de fama su cordero asado y tendrás mil y una opciones de probar la especialidad de la casa, el bacalao: a la plancha con verduras, a la riojana, al pil-pil… Y todo acompañado de buenos vinos de Rioja.
Restaurante Piedra. Mayor, 54. Para comer como en casa, no te faltarán las patatas con chorizo, el bacalao a la riojana y un buen surtido de tapas y bocadillos.