Ruta del Vino por la Costa del Sol, de la Axarquía a Ronda

Málaga es tierra de buenos vinos. Para conocerlos, y catarlos, recorremos parajes fabulosos entre viñedos, pueblos blancos, pasas secadas al sol y el mar de fondo.

Alicia Hernández23/05/2021

Los vinos dulces de Málaga han gozado de fama mundial desde hace siglos, eran requeridos en las Cortes europeas y se cotizaban más que el Jerez. Han estado presentes en el 88 cumpleaños de la Reina Isabel II de Inglaterra y con él han brindado en la ceremonia de los Premio Nobel. Su prestigio no ha hecho más que crecer mientras en el campo, muchas tareas se siguen haciendo de forma artesana, con el esfuerzo y dedicación que este vino singular precisa.

La DO Málaga es una de las más antiguas de Europa, creada en 1933 para amparar los vinos dulces y en 2001 se añadió la DO Sierras de Málaga. En la Axarquía y los Montes de Málaga nacieron los famosos vinos dulces en pueblos blancos como Cómpeta. Hay muchas variedades (dependiendo de la cantidad de azúcar, alcohol añadido, color, crianza…) con curiosos nombres, como el Málaga Dulce Color, Dorado, Lágrima, Pajarete, Trasañejo, Moscatel, Pedro Ximén, Maestro o Tierno, entre otros. El vino se elabora principalmente con uva Pedro Ximénez (Pedro Ximén) y Moscatel, y la pasa, que cuenta también con Denominación de Origen, sólo con ésta. En la actualidad, en la Costa del Sol hay hasta cinco áreas productoras de vinos, con diferencias claras por la diferencia del clima y el terreno: AxarquíaMontes de MálagaZona Norte (Vega de Antequera), Serranía de Ronda y Costa Occidental. Por la serranía de Ronda, la ciudad que deja boquiabierto a todo el que llega con la estampa de su vertiginoso Tajo, las bodegas elaboran vinos tintos, blancos, rosados y espumosos. En la actualidad, más de 40 bodegas están inscritas en la DO Málaga y Sierras de Málaga.

Lágrima, Pajarete, Moscatel, Pedro Ximénez... son solo algunos de los vinos de la DO Málaga que se despachan en las tabernas malagueñas.

PUEBLOS BLANCOS ENTRE VIÑEDOS Y UVAS AL SOL

Desde la capital ponemos rumbo al este para descubrir la cara menos conocida de la Costa del Sol, alejada del mar y metida entre montañas y fértiles valles con viñedos y cortijos donde se elaboran los vinos y también se lleva a cabo el secado de la pasa. Más de una veintena de pueblos de inmaculada blancura con geranios que adornan las rejas de las ventanas, calles estrechas y empinadas, iglesias monumentales y restos de su pasado árabe, componen una de las comarcas más hermosas de Málaga, la Axarquía. Vélez-Málaga es la capital y la puerta que separa la costa de Málaga de estos paisajes con un clima privilegiado subtropical en el que los cultivos de aguacates y mangos conviven con los olivos y viñedos.

Más de veinte pueblos blancos forman la Axarquía.

Comares es nuestra primera parada. Aparece encumbrado sobre una peña y es una delicia pasearlo sin prisas y buscando la sombra para llegar hasta el castillo. Pero también hay otra forma más excitante de disfrutar de las vistas, si somos capaces de abrir los ojos: colgados de la tirolina más larga de España con anclajes naturales a más de 115 m de altura. Con los pies en la tierra, desde el mirador de la fortaleza la vista se ensancha ante el panorama de la Axarquía, la sierra de Tejeda al norte, el valle del Benamargosa al este y el Mediterráneo al sur.

Benamargosa, con sus calles empinadas y fachadas como recién pintadas.

La frondosidad de los parajes naturales se debe a la cantidad de arroyuelos que discurren y riegan los campos de cultivo. Rodeado de naranjos y limoneros y también de hermosos árboles de aguacate nos encontramos con Benamargosa, de origen morisco. Sus calles forman casi un laberinto a veces con escaleras que llevan a rincones escondidos, restos de arcos, fuentes, originales chimeneas y murales que hablan de la historia del pueblo. La siguiente parada será en Cútar, con la torre de la iglesia protegiendo el caserío blanco, reluciente, que contrasta con el verde intenso de los olivos y la vid que lo rodean. 

LA RUTA DE LA PASA

La producción de la uva pasa sigue haciéndose de la forma más artesana y tradicional, en la Axarquía.

Moclinejo es la ‘puerta’ de entrada de la Ruta de la Pasa. En este precioso pueblo se produce además aceite de oliva y buenos vinos que cada mes de septiembre celebran la nueva cosecha en la Fiesta de Viñeros. En la frontera entre los Montes de Málaga y la Axarquía y rodeado de viñedos aparece El Borge, la Villa de la Pasa. Aquí veremos la fuente de la Vendimia decorada con la estatua de un vendimiador y la imponente Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, declarada Monumento del Patrimonio Histórico Andaluz. Y escucharemos las historias y leyendas del bandolero más célebre de la región, El Bizco de Málaga, recopiladas en el Museo del Bandolero que ocupa su casa natal que además es posada y mesón donde sirven carne de chivo al ajillo y migas. Continuamos con la ruta de la Pasa en el pueblo de Almáchar, que cuenta con un museo propio donde se explica todo el proceso: desde la recolección de la uva moscatel, traslado, tendido y secado en los paseros, hasta el picado de las pasas, criba y pisa de la uva moscatel. Pero Almáchar tiene fama también por ser la cuna del ajoblanco, una sopa fría de almendra y uvas que es una bendición en verano. Cada primer sábado de septiembre se le rinde homenaje con degustaciones gratuitas, concursos y actuaciones de flamenco, coros rocieros y grupos de verdiales, un original baile y cante flamenco. Podemos enlazar la ruta del Vino y la Pasa de Uva Moscatel con la Mudéjar, por localidades como Arenas, Árchez, Salares y Sedella. No hay pueblo que no guarde alguna curiosidad. Como Sayalonga, donde pasarás con muchas apreturas por el callejón más estrecho de toda la Axarquía, el de La Alcuza, con una anchura de 56 cm en uno de sus extremos. Y te sorprederás viendo el único cementerio redondo que se conoce en España “para que los muertos no se pudieran dar la espalda”, explican.

CÓMPETA, LA CAPITAL DEL VINO

Cómpeta, en el corazón de la Axarquía, con su caserío blanco.

Llegamos a la capital del vino Málaga, Cómpeta, uno de los enclaves urbanos más espectaculares de la provincia. Su casco urbano, sinuoso y empinado, se remata con casas colgantes colocadas mágicamente sobre la piedra. Por encima del blanco caserío destaca el color rojizo de la torre neomudéjar (de 30 m de altura) de la iglesia de Nta. Sra. de la Asunción, conocida como la «catedral de la Axarquía». En las tiendas se encuentran productos artesanos, buenas mieles y las bodegas abren sus puertas para mostrar cómo elaboran sus vinos y terminar catándolos.

Cómpeta es conocida como la Capital del Vino.

La Noche del Vino, cada 15 de agosto, es una gran fiesta en la que los vecinos pisan las uvas acompañados de un pisador de honor y se reparte entre los visitantes el vino de uva moscatel y unas riquísimas migas que se sirven con bacalao, una ensalada y uvas. 

PASEOS POR FRIGILIANA

Frigiliana es uno de los pueblos más bonitos de la Costa del Sol... y de España.

Ante nuestros ojos está Frigiliana. Los encantos de este pueblo le han valido ser nombrado en varias ocasiones el más bonito de Andalucía. La fama es merecida. El sol hace brillar sus fachadas mientras el aroma de las plantas que engalanan los balcones nos envuelve. Luz, color y alegría ponen el broche a este encantador paseo por el corazón de la Costa del Sol.

ACANTILADOS, BALCONES Y BICICLETAS

Nerja, con su costa salpicada de calas y gigantes acantilados.

Ponemos rumbo al mar para asomarnos a uno de los ‘balcones’ más famosos de la Costa del Sol, el de Europa en Nerja. Hay que reservar tiempo para entrar en las famosas Cuevas para admirar las pinturas rupestres y las curiosas figuras que forman sus estalactitas y estalagmitas. Muy cerca se levantan los Acantilados de Maro, un paraje natural de ensueño. Y si te entra la nostalgia y quieres recordar la entrañable serie de Verano Azul, puedes alquilar unas bicicletas y sentirte por unas horas como uno más de la pandilla de Tito, Bea, Pancho y el Piraña.

POR LOS MONTES DE MÁLAGA

El Lagar de Torrijos muestra la historia del vino de los Montes de Málaga.

La ciudad de Málaga está rodeada por los Montes de Málaga, la zona de mayor altura y también la más fría y lluviosa, declarada Parque Nacional. El vino, de uva moscatel y Pedro Ximénez, está presente en la zona desde hace siglos y si recorremos el parque por alguna de las rutas como el sendero de Torrijos, descubriremos restos de cultivos y algunas construcciones tradicionales que constaban de la vivienda y el lagar donde se pisaba la uva. El Lagar de Torrijos es una buena muestra ahora convertido en ecomuseo. Es muy recomendable también la visita de pueblos como Colmenar y Casabermeja, este último con su singular cementerio, construido en el siglo XVIII y declarado de Interés Cultural. Su peculiar arquitectura y la disposición de los nichos puede hacernos pensar que los difuntos se enterraban en pie. Para rematar la jornada, nada mejor que probar el vino de los Montes en alguna bodega histórica, como la Antigua Casa de Guardia que data de 1840 o la Bodega Quitapenas, y en las ventas de la zona acompañados de la cocina típica como el arroz caldoso, puchero, callos o el contundente ‘plato de los montes’ que lleva un taco de lomo en manteca, huevos fritos, chorizos, pimientos y migas o patatas fritas.

TRAS LAS HUELLAS ROMANAS EN ANTEQUERA

Antequera, con la Alcazaba y la famosa Peña de los Enamorados al fondo.

La zona Norte de Málaga, la vega de Antequera, también tiene un pasado vinícola glorioso y su propia ruta del vino. De hecho, allí se encuentra una de las bodegas que llevó el nombre de Málaga por todo el mundo y, probablemente, la más conocida en todas partes: Bodegas Málaga Virgen, en Fuente de Piedra. Estas tierras fértiles muestran que la vid ha estado presente desde la época romana en restos como sobre los que se asienta el cortijo La Capuchina y su bodega, en los terrenos donde existió la villa romana de La Capuchina, o el Cortijo La Fuente, construido a finales de XIX en Mollina, a la sombra del Torcal de Antequera y rodeado de viñedos. El paseo por Antequera nos irá descubriendo todos sus monumentos, que no son pocos, con interesantes restos romanos como las Termas o la Villa de la Estación. Y disfrutar de las mejores vistas de la Comarca desde alguno de sus miradores, como el de Niña de Antequera, situado cerca de la Puerta de Málaga y muy próximo también a la Iglesia de San Juan, donde se encuentra la imagen del Señor de la Salud y de las Aguas, patrón de la ciudad. Desde aquí podrás ver la famosa Peña de los Enamorados que esconde la historia más romántica de Antequera.

RONDA… ¡WOW!

Ronda y sus vertiginosas vistas y rodeada de viñedos.

Es imposible acercarse a Ronda y no soltar más de una exclamación. La imagen de Ronda colgada en el borde de un acantilado excavado por el río Guadalevín es espectacular. Un paisaje vertiginoso que seguro has visto fotografiado y, aún así, resulta impresionante, casi de infarto si lo admiras cruzando el Puente Nuevo o asomado al Balcón del Tajo… con el vacío bajo tus pies. Pero las vistas no son lo único que merece la pena de esta ciudad. Su patrimonio arquitectónico también es notable, empezando por el grandioso Puente Nuevo que dentro alberga un Centro de Interpretación donde se explica esta magna obra de ingeniería iniciada en 1793 y culminada 40 años después. Una obra maestra de 98 metros de altura que unió el barrio moderno o del Mercadillo con el barrio antiguo. El segundo símbolo de Ronda es su Plaza de Toros, sede de la Real Maestranza de Caballería con la escuela de equitación más antigua de España, de 1573, y cuna del toreo a pie. Tiene el coso más grande del mundo, una hermosa arquitectura y bajo el tendido de sombra se sitúa el museo con piezas muy valiosas, como una edición de la Tauromaquia de Francisco de Goya. Ronda está muy ligada a los bandoleros y cuenta con un Museo dedicado a estos personajes que lucharon contra las tropas francesas y asaltaban los caminos armados con sus trabucos (el museo vende réplicas y también el típico traje de bandolero con el sombrero calañés). Aquí se narra la vida de los más famosos, como José María “el Tempranillo”, Tragabuches o Pasos Largos que inspiraron a los escritores y viajeros románticos de la época como Merimée, Richard Ford o Washington Irving que se enamoraron perdidamente de Ronda. 

Bodega Descalzos Viejos, en Ronda.

La belleza natural de Ronda se completa con un paisaje de viñedos que ha marcado una ruta de enoturismo que merece la pena conocer. Aquí vamos a encontrar el Centro de Interpretación del Vino que ocupa los antiguos depósitos de suministro de agua de Ronda y la mayoría de las bodegas malagueñas. Una de las más interesantes es Descalzos Viejos, que se ubica en un antiguo convento trinitario del siglo XVI rehabilitado que conserva algunos de los espacios con pinturas originales donde se pueden catar los vinos.

COSTA OCCIDENTAL, LOS VINOS DE MANILVA

Momento de vendimia, en Manilva.

El clima de la Costa Occidental es muy particular, donde soplan los vientos cálidos de poniente y los húmedos y fríos de levante. Y eso afecta de manera muy particular a los vinos que se producen en Manilva, el último municipio costero al oeste de la provincia de Málaga, que hace frontera con el Campo de Gibraltar, en Cádiz. En Manilva se puede seguir una ruta por sus diferentes bodegas y visitar el Centro de Interpretación de las Viñas de Manilva (CIVIMA) que organiza visitas guiadas para conocer con profundidad la historia y características de estos vinos de uva moscatel que nacen con las mejores vistas del mar, al oeste de La Costa del Sol.