Si las «sin alcohol» tienen un problema para los amantes de la cerveza, ése es la gran diferencia en cuanto al sabor. Por este motivo, San Miguel 0,0% ha reformulado su composición, con el objetivo de conseguir un sabor más «cervecero», a medio camino entre las cervezas sin y las light con alcohol: no sabe como una cerveza tradicional, pero cada vez se va aproximando más.
Como ya os hemos contado en nuestra sección de La Cerveteca, los ingredientes de la cerveza son agua, malta de cebada, lúpulo y levadura. En este caso, para mejorar las cualidades organolépticas del producto se ha modificado su composición, incluyendo un nuevo tipo de lúpulo: el Northern Brewer, de origen alemán, con un amargor característico y que resulta, además, más aromático que los usados hasta ahora.
Este cambio que se nota al probarla, como hemos podido comprobar en Con Mucha Gula, demostrando que cambiando únicamente uno de los ingredientes naturales de la fórmula, se puede conseguir una interesante mejora en aroma y sabor y, todo ello, por supuesto, manteniendo los 0,0 grados de alcohol, por lo que es una opción a tener en cuenta para disfrutar de una bebida lo más parecida posible a la cerveza normal, en esos momentos en los que, sin embargo, no queremos o no podemos tomar nada de alcohol.
A pesar de estos cambios, San Miguel 0,0% sigue fiel a las cualidades organolépticas que la definen: a la vista presenta un color dorado brillante, con una fina capa de espuma blanca. En nariz dominan las notas de malta, con un marcado toque afrutado de fermentación natural, y matices de la flor del lúpulo. Y en boca resulta equilibrada y con un agradable amargor final, suave pero persistente.
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